Desde enero, el Banco Central lanzará una nueva etapa de acumulación de reservas, apoyada en el crecimiento y la remonetización de la economía. Bajo este esquema, el Gobierno buscará un objetivo cambiario más realista y coherente con las expectativas del mercado, mediante bandas más flexibles indexadas a la evolución de la inflación, que evitarán un atraso del dólar que podría dañar el desempeño económico.
“Los esfuerzos de la autoridad monetaria priorizarán el objetivo de alcanzar la convergencia de la inflación doméstica al nivel de inflación internacional. El avance exitoso en la resolución de los desequilibrios macroeconómicos y la convalidación de la fortaleza del programa económico frente a la incertidumbre política originada por las elecciones de medio término amplían el horizonte de planificación, creando condiciones favorables para el crecimiento, la re-monetización de la economía y la acumulación de reservas internacionales”, precisó la entidad monetaria que preside Santiago Bausili.
A partir del 1 de enero, el techo y el piso de la banda de flotación cambiaria se ajustarán cada mes en función del último dato de inflación mensual informado por el INDEC. Por el calendario del ente estadístico, en el primer mes de 2026 las bandas se ampliarán un 1,6% debido a la inflación de noviembre que se conoció el 11 de diciembre.
El analista financiero Christian Buteler señaló que, con el nuevo régimen cambiario vinculado a la inflación, los contratos de dólar a futuro empiezan a alinearse completamente con las previsiones de ajuste del tipo de cambio. Esa coincidencia no se verificaba el mes pasado, ya que los contratos con vencimientos desde 2026 superaban el techo de las bandas, que hasta entonces crecían al 1% mensual y quedaban rezagadas respecto de la inflación.
En la misma línea, el último REM (Relevamiento de Expectativas de Mercado) del BCRA proyectó una inflación acumulada de 11,1% para el semestre diciembre-mayo. Según el esquema de bandas indexadas por inflación, para el cierre de julio de 2026 (por el rezago del IPC) el techo superior debería situarse en $1.732,49, es decir unos $44,49 o 2,6% por encima de los $1.688 que marcan los contratos de dólar futuro para ese séptimo mes del año.
Además, el REM del BCRA estimó una mediana para el tipo de cambio oficial de $1.577 para fines de mayo del año próximo, frente a un techo calculado de $1.663,86 para ese mes, según la inflación prevista.
Respecto de la acumulación de reservas, el escenario base de re-monetización del BCRA contempla que la base monetaria pase del 4,2% actual a 4,8% del PBI en diciembre de 2026, y que ese incremento pueda financiarse con compras de USD 10.000 millones, sujetas a la oferta de flujos de la balanza de pagos.
A su vez, el Central estimó que un aumento adicional de la demanda de dinero equivalente a 1% del PBI podría elevar las compras hasta USD 17.000 millones, también condicionado a la oferta de flujos de la balanza de pagos, sin requerir esfuerzos persistentes de esterilización. “El monto de ejecución diaria del programa de acumulación de reservas estará alineado con una participación del 5% del volumen diario del mercado de cambios”, añadió la entidad monetaria.
El dólar subiría más que la inflación en 2026
La referencia de las bandas cambiarias, tal como fue diseñada, sugiere que el tipo de cambio oficial crecerá en 2026 por encima de la inflación: si el Gobierno cumple su objetivo de desacelerar los precios, la tasa que indexa la banda superior (IPC con rezago de dos meses) tenderá a ser mayor que la inflación corriente, con el resultado posible de un tipo de cambio que aumente a un ritmo superior al de los precios. Algo similar ya ocurrió en 2025, cuando el dólar avanzó un 40% frente a un IPC que acumuló cerca de 30% en doce meses.
Sería otra señal de que el Gobierno busca evitar una apreciación artificial del peso el año próximo. Es evidente que el comportamiento del dólar no tiene por qué quedar necesariamente atado a la evolución de las bandas —aunque por definición del régimen se movería dentro de ellas—. Si ello no sucede, el tipo de cambio se establecería por el equilibrio entre oferta y demanda del mercado, condición que igualmente sería muy saludable para la actividad económica.
“Ahora en vez de correr al 1% mensual pasa a ajustarse al ritmo de la inflación de dos meses previos. Este mecanismo es una manera de evitar que el tipo de cambio real implícito en el techo de la banda se aprecie”, sentenciaron los analistas de MegaQM. “Mas allá de sus implicancias cambiarias, tiene fuerte incidencia en el nivel de las tasas de interés. El 1% era un ancla nominal y estaba siendo tenido en cuenta para alinear expectativas inflacionarias. Es esperable que con el nuevo esquema, esas expectativas se recalibren levemente para arriba”, indicaron.
“El otro factor relevante es el nivel de re-monetización que busca el BCRA y la implicancia de ese objetivo para entender los niveles de liquidez con que se puede mover la economía. Este escenario de menor presión cambiaria puede ser el factor detrás de la corrección en los niveles de las tasas reales de interés”, evaluaron desde MegaQM.
Max Capital definió “el nuevo marco como un esquema de metas monetarias a través de compras no esterilizadas de dólares, bajo bandas cambiarias ‘reales’. En síntesis, sostenemos que: 1) una acumulación de reservas por USD 8.000 millones es factible, con compras en torno a USD 10.000 millones como estimó el Gobierno, pero requerirá nuevas emisiones de deuda en el exterior por alrededor de USD 6.000 millones, apoyo de organismos multilaterales por más de USD 5.000 millones y un alto nivel de IED (Inversión Extranjera Directa)/emisiones de deuda corporativa, salvo que se convalide un tipo de cambio real más débil; 2) la ‘demanda’ de dinero es altamente volátil y difícil de pronosticar, y ha estado por debajo de lo esperado, en parte por cambios tecnológicos”.
“Con bandas que correrán a un ritmo mayor, la mirada estará también sobre el tipo de cambio, los flujos de dólares de la cosecha fina, las tasas en pesos y la demanda de pesos”, comentó Juan Manuel Franco, economista Jefe del Grupo SBS.
Un reporte de Equilibra señaló que, de haberse aplicado en 2025 un esquema de bandas sujeto a la inflación como el que se implementará en 2026, el techo de no intervención habría alcanzado los $1.670 a fin de ese año, un nivel que le habría dado mayor margen a la estrategia del Gobierno, muy cuestionada en septiembre y octubre por la intensa cobertura dolarizadora en el marco de las elecciones.
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