
La legisladora provincial de Unión por la Patria Lucía Klug propuso crear un impuesto para aquellos productores ganaderos que no presenten plan de mitigación del gas metano (CH4), uno de los responsables del efecto invernadero. La iniciativa provocó un fuerte revuelo mediático y el rechazo del Gobierno. Es “tirarse un tiro en el pie”, respondió el secretario de Producción Pablo Lavigne.
El proyecto, presentado hace meses en la Legislatura de la provincia de Buenos Aires, recién en los últimos días cobró mayor visibilidad pública. La iniciativa sostiene que el CH4 —producido por la digestión de las vacas— es uno de los principales causantes del cambio climático, argumento respaldado por la comunidad científica. Aun así, algunos comunicadores lo ridiculizaron denominándolo “impuesto a los pedos de las vacas”.
Ante ese contexto, la diputada, que el 10 de diciembre deja la banca, respondió: “Asistimos a una ridiculización del tema, que es extremadamente serio, ya que el gas metano es uno de los gases que más contribuye al calentamiento global. Un tema que además perjudica bastante al sector agropecuario argentino debido a las sequías y a las inundaciones”.
Klug detalló que la iniciativa propone crear una “Tasa Ambiental al Gas Metano en la provincia de Buenos Aires”, denominada “TAMBA”, que sería proporcional a la cantidad de ganado de cada productor y cuyos fondos se destinarían a un fondo específico para reducir esas emisiones o para proyectos de residuos sólidos urbanos. Aclaró, además, que la tasa solo se aplicaría a quienes “no puedan o no quieran presentar un plan de mitigación del CH4 que emiten en sus producciones” y que el proyecto contempla la realización de un censo para conocer el nivel real de emisiones.
“El gas metano calienta 21 veces más que el dióxido de carbono y dura hasta 10 y 12 años en el ambiente. Es un tema primordial de esta época. Obviamente que necesitamos que Argentina sea viable en términos económicos”, agregó la legisladora en un video publicado en sus redes.
Otro de los que salió a respaldar la creación del impuesto fue el diputado electo, Juan Grabois, quien además arremetió contra los medios que cuestionaron la medida. En sus redes sostuvo: “los “periodistas informados” hacen chistecitos de jardín de infantes con pedos y eructos porque su cerebro de mosquito no les permite tomarse cinco minutos para estudiar qué es el gas metano”.
“En el país de las vacas, los pibes no toman leche, no se puede comer un asado, tenemos el nivel más bajo de consumo de carne en 110 años mientras la oligarquía vende todo afuera, pero la contaminación queda acá. Queman humedales, fumigan escuelas, desmontan el bosque, desertifican la tierra, tiran efluentes al Riachuelo y, desde luego, no controlan las emisiones de gas metano de la actividad ganadera, particularmente de los feed-lots”, agregó Grabois en su publicación en X.
La respuesta del Gobierno al impuesto al gas metano
En tanto, el Gobierno respondió a través del secretario Pablo Lavigne, quien sostuvo que los “impuestos, tasas o tasitas” no favorecen a la producción local y que sumar una nueva es “tirarse un tiro en los pies”.
“Están al revés de lo que se intenta hacer. El mundo hoy tiene un déficit brutal de carne y Argentina se puede posicionar como uno de los grandes productores y exportadores de este tipo de bienes. Sería absurdo. Además, el país es carbono neutral y puede hasta emitir bonos de carbono. Argentina ‘descarboniza’, por decirlo así, en temas agregados. Me parece que es un sinsentido. Va contra la exportación y contra la producción”, señaló Lavigne.
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