Domingo, 21 de diciembre de 2025   |   Nacionales

Después del 18-D, la CGT reabre internas: dureza o negociación con el Gobierno

La CGT demostó una capacidad de movilización que ejerció presión necesaria, aunque no suficiente. Algunos dirigentes cegetistas creen que la pelea contra Milei es de largo aliento y no deben quemar todas las balas en muy poco tiempo. Otros aseguran que la profundidad de la crisis no les deja margen de esperar. Sin embargo, la interna que cruza a Camioneros se expande como una mancha de aceite y los aliados reclaman acelerar. Las peleas.
Después del 18-D, la CGT reabre internas: dureza o negociación con el Gobierno

Presionada por las circunstancias, la CGT apuró los tiempos y protagonizó la primera pulseada contra un Javier Milei reforzado por las elecciones de medio término. Sin embargo, no puede conformarse solo con el éxito de la protesta que organizó, porque debe responder a demandas internas y externas de distintos actores que ya le exigen una hoja de ruta frente a un Gobierno que no se quedará de brazos cruzados.

La central obrera sigue considerando una victoria la marcha a Plaza de Mayo contra la reforma laboral del último jueves. Cree haber obtenido cierta legitimidad frente a una iniciativa que tildan de “regresiva” para los trabajadores. Además, demostró una capacidad de movilización que ejerció la presión necesaria, aunque insuficiente, para que el texto ingresado por el Senado sea debatido en febrero y no en los próximos días, como había previsto el oficialismo.

Detrás del triunfo cegetista se oculta la ausencia de una hoja de ruta estratégica. Aún no hay reuniones previstas ni dirigentes de alto rango que se animen a detallar el plan de la CGT para febrero, mes en el que la administración de Javier Milei intentará que el proyecto laboral avance en la Cámara alta.

Según un referente sindical, la parálisis se explica en que la pelea contra Milei será de larga duración y no conviene agotar todas las armas en poco tiempo. Por eso no se avanzó con un paro general ni se definió un plan de lucha, pese a las insinuaciones en declaraciones de miembros del triunvirato conductor: Jorge Sola (Seguros), Cristian Jerónimo (Vidrio) y Octavio Arguello (Camioneros).

En una reunión con movimientos sociales realizada hace unos meses, un patriarca gremial comparó la estrategia sindical con una maratón al explicar la batalla de la CGT contra la gestión libertaria. “No podemos cansarnos ahora cuando quedan muchos kilómetros para correr”, sintetizó. La respuesta, sin embargo, no satisfizo a los oyentes de los barrios populares.

El argumento tampoco convence al sindicalismo con despachos en la calle Azopardo que se identifica con Cristina Kirchner. Abel Furlán (UOM) y Sergio Palazzo (La Bancaria y diputado nacional de Fuerza Patria) son dos de los que reclaman nuevas medidas de fuerza ante una situación económica cada vez más delicada.

El bancario lo expresó en una de sus últimas declaraciones: “Más de 400 personas pierden el empleo por día y más de 30 pymes cierran por jornada en la Argentina desde que asumió Milei”, sostuvo. Uno de los principales referentes de SMATA, gremio afín a la ex presidenta y con una silla en el consejo directivo cegetista, también se suma a los pedidos de un plan de acción concreto, más allá de valorar la renovación de los triunviros tras las elecciones del 5 de noviembre.

“Después de mucho silencio, están tratando de mostrar otra cara para ganar un poco de legitimidad. Pero no alcanza: hay que ir a fondo porque este Gobierno no perdona a nadie”, dicen en el gremio que representa a los empleados mecánicos y afines del transporte automotor, inmiscuidos en una profunda crisis que combina despidos, suspensiones y rebajas salariales.

Por otro lado, pese a la imagen de unidad, los nombres de los jefes no conformaron a todos. Sectores de la CGT sostienen que el sindicato de Hugo Moyano, Camioneros, no debería estar representado en la cúpula.

¿El motivo? La fuerte disputa interna en el gremio de Hugo Moyano, que suele ocupar la agenda pública. El enfrentamiento enfrenta a los herederos que el cacique impuso en la estructura sindical —su joven hijo Jerónimo, de 23 años, y Arguello—, por un lado; y por otro, los sectores afines a Pablo Moyano y a Marcelo “Feucho” Aparicio, a quien Hugo desplazó de forma intempestiva sin medir consecuencias. “Arguello y Jerónimo no tienen consenso interno y eso Hugo no lo ve”, señalan fuentes sindicales conocedoras del conflicto.

Con ese telón de fondo, un importante referente cegetista le dijo al veterano Moyano, antes del comicio, que Camioneros no debía integrar la conducción. Hugo, sin embargo, no cedió ni un milímetro. Algunos consideran que la persona ideal para una silla en la conducción habría sido Maia Volcovinsky (secretaria adjunta de la Unión de Empleados Judiciales de la Nación), una dirigente que ganó espacio por su buena relación con todas las tribus cegetistas.

Otros actores gremiales sostienen que lo hecho el jueves fue insuficiente y que el sindicalismo debe mantenerse en alerta y movilizado. Uno de esos actores es la Central de los Trabajadores Autónoma (CTA-A), cuyo jefe es Hugo “Cacharro” Godoy, quien tuvo fricciones con representantes cegetistas durante la marcha. Godoy fue invitado a presenciar el discurso en la calle Azopardo, a metros del escenario, pero se negó rotundamente. “No vamos a aplaudir a la CGT que sale a la calle cuando quiere”, se lo escuchó decir. La frase no cayó bien entre sus interlocutores con base en Azopardo.

Se agudiza la paritaria del neumático

El conflicto paritario en la industria del neumático se profundiza. Así quedó de manifiesto en la última audiencia de negociación salarial, que terminó sin acuerdo, entre el Sindicato Único de Trabajadores del Neumático Argentino (SUTNA) y las principales empresas del sector.

Las cámaras empresarias no presentaron propuestas de aumento salarial que respondieran al reclamo del sindicato, conducido por Alejandro Crespo. Eso llevó al SUTNA a denunciar la “intransigencia de las patronales” y a anunciar futuros paros, movilizaciones y actividades en las fábricas hasta lograr un entendimiento.

La situación es especialmente crítica en la empresa Fate que, según el gremio, no presentó ninguna propuesta de aumento ni otorgó incrementos durante todo el año, lo que motivó una huelga de 24 horas el viernes, acompañada por una movilización hacia Avellaneda y el acceso a Tigre.

El sindicato advirtió que la ausencia de un acuerdo amenaza no solo las condiciones laborales, sino también la estabilidad del empleo y la seguridad vial. Además, cuestionó la falta de controles efectivos sobre la importación de cubiertas, subrayando el impacto negativo en la producción local y en la calidad de los productos del mercado.

No es el único frente de batalla del sindicato: este año, Maximiliano Bronzuoli, mano derecha de Crespo, decidió romper con el secretario general y armó su propia lista, que ya tuvo su debut electoral en el comicio interno.

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