Lunes, 4 de agosto de 2025   |   Campo

Desastre en campos bonaerenses se agrava tras inundaciones en la región

Desastre en campos bonaerenses se agrava tras inundaciones en la región

Las imágenes capturadas desde el aire por el productor agropecuario Leandro Lanzinetti durante un vuelo realizado el sábado sobre el partido de Bolívar evidencian la magnitud del desastre que asola esta región: extensas parcelas inundadas, formando una red de lagunas que cubre campos agrícolas y ganaderos. Esto ha provocado serias dificultades para los cultivos ya sembrados de la campaña fina [trigo], para los tamberos que enfrentan problemas para recolectar la leche de los tambos, y ha generado incertidumbre en relación a la próxima campaña de soja y maíz. Se estima que hay

La lluvia más reciente, registrada la semana pasada, alcanzó los 30 milímetros. El productor explicó que, aunque no parece un volumen significativo, el problema radica en que durante la primera mitad del año ya ha caído la cantidad de agua que normalmente se acumula en un año completo. Por esta razón, crece la preocupación en la zona ante la llegada de la primavera, la estación más lluviosa, y la incertidumbre sobre lo que sucederá cuando se produzcan precipitaciones más intensas.

No es solo cuestión de los campos inundados: con la parición de las vacas en marcha, el ganado enfrenta dificultades para encontrar lugares secos, y el deterioro de los caminos rurales impide a los productores mover su hacienda o extraer los granos. Esto se agrava con la preocupación por la próxima campaña de granos gruesos [soja y maíz], que comenzará en dos meses, y la situación de los tamberos, muchos de los cuales no pueden recolectar la leche debido a la imposibilidad de acceso de los camiones a los establecimientos.

Campos bajo el agua en la zona de Bolívar

José Gabriel Erreca, presidente de la Sociedad Rural de Bolívar, aportó más datos que ayudan a dimensionar el impacto. Según detalló, la región más afectada es el noroeste del partido, la zona más productiva, que limita con Carlos Casares y 9 de Julio, e incluye la cuenca lechera por excelencia. Calcula que “el 80% de esa franja está bajo agua y con escaso escurrimiento, lo que imposibilita cualquier trabajo de mantenimiento o mejora”.

Erreca advirtió que la cosecha fina [trigo] será mínima, con muy poca cantidad de trigo y cebada sembrados, y que el inicio de la campaña gruesa dependerá de las condiciones climáticas. “Cada lluvia, aunque sea de 30 o 40 milímetros, en estas condiciones es una gran cantidad. Estamos a dos meses de preparar la gruesa y, si el clima no mejora, será muy complicado encarar la campaña”, indicó. Según sus estimaciones, entre 300 y 400 productores se ven directamente afectados.

Lanzinetti puntualizó que los problemas comenzaron a principios de año. El primer evento significativo ocurrió en el segundo fin de semana de marzo, coincidiendo con la inundación en Bahía Blanca. “En ese momento no llovió lo suficiente aquí como para que el arroyo se desbordara e inundara todo, pero con el agua que provenía de las Lagunas Encadenadas y lo que llovió en las sierras, la cuenca se saturó por completo. Hubo tres muertes”, recordó.

Los campos anegados de Bolívar

Por Bolívar discurre el arroyo Vallimanca, que recibe el caudal del Canal Aliviador, una obra construida para que, cuando las Lagunas Encadenadas del partido de Guaminí superan cierto nivel, drenen por ese cauce. Este sistema permitió que llegara a Bolívar un enorme caudal de agua de otras zonas. Aunque la situación mejoró ligeramente, las lluvias posteriores impidieron que la normalidad se restableciera.

Respecto a la zona filmada el sábado pasado, Lanzinetti estimó que ya se acumularon 1300 milímetros en lo que va del año. “Es un despropósito, sobre todo considerando que falta la primavera, que es el período más lluvioso. La media anual aquí oscila entre 900 y 1000 mm, pero hemos recibido 1300 en apenas cuatro meses. Es un exceso. Cuando tanto agua cae en tan poco tiempo, el suelo no tiene la capacidad de absorberla, y esto es lo que se observa en las imágenes”, explicó.

El invierno ha exacerbado la situación. “En esta época no hay evaporación y el agua queda en la superficie. En julio cayó 100 mm —en algunas áreas, 120— y la semana pasada, otros 30, lo que complicó aún más las cosas”, señala.

Lanzinetti también critica la falta de obras de infraestructura. “Aquí el agua se evacua por evaporación o por la napa, pero hoy la napa, en lugar de actuar como absorbente, está drenando agua hacia afuera. La situación es extremadamente crítica.”

Su empresa se dedica a la agronomía y al acopio de granos, contando con campos propios y arrendados para ganadería. “Este es un momento muy crítico porque estamos en plena parición, naciendo los terneros, y, aunque tengamos reservas forrajeras, la situación se complica. Por ahora, si no empeora, las vacas están en buen estado y podrán resistir, pero habrá que trasladarlas a potreros más secos y racionar. El problema es que, con los caminos devastados, es extremadamente difícil llegar. Hay cereal sin cosechar y sacos listos que no se pueden retirar. Esto genera un problema económico gravísimo: el productor necesita vender y actualmente no tiene salida.”

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