Martes, 29 de julio de 2025   |   Campo

Desafíos para la próxima campaña: reconstruir el suelo y reducir las brechas existentes

Desafíos para la próxima campaña: reconstruir el suelo y reducir las brechas existentes

Con márgenes cada vez más reducidos y un panorama climático incierto, los retos agronómicos de cara a la campaña 2025/26 adquieren mayor importancia. En este contexto, optimizar la eficiencia productiva se torna esencial para mantener la rentabilidad. Por ello, se discutieron temas clave como cerrar la brecha de rendimiento en soja y maíz, restaurar la salud del suelo, y ajustar las estrategias de densidad, fertilización y control de plagas, en una jornada técnica que congregó a más de 400 productores y asesores.

El evento fue organizado en conjunto por CREA Región Sur de Santa Fe y la Estación Experimental INTA Marcos Juárez, permitiendo profundizar el análisis de la campaña elaborado por las mesas técnicas de CREA, junto con las herramientas y ensayos presentados por expertos del INTA. Durante la JAT (Jornada a Campo), se abordaron los principales desafíos que enfrentan los cultivos en la región núcleo, “enfocándose en la mejora productiva y la sostenibilidad en un contexto de creciente complejidad agronómica y económica”, indicaron los organizadores.

Bajo el lema “Recalculando rindes, qué nos dejó la campaña y hacia dónde vamos”, se presentaron resultados técnicos a cargo de los ingenieros María José Dickie, Gabriel Magnabosco, Pablo Belluccini, Emilia Balbi, y los doctores Fernando Salvagiotti y Guido Di Mauro.

La convocatoria se centró en compartir información regional utilizando la base de datos “DAT” de CREA a nivel nacional, que recopila y sistematiza datos anuales sobre manejo y ambiente en planillas estandarizadas. Según los especialistas, la brecha entre los rendimientos logrados y los potenciales sigue siendo amplia, tanto en soja como en maíz, y las causas son variadas.

Los expertos señalaron que esta brecha se debe a la dificultad de implementar el manejo óptimo a nivel de lote por cuestiones logísticas y operativas, además de una historia de malas prácticas. Como indicó Gabriel Magnabosco: “Todas estas brechas también se explican por los malos manejos y prácticas extractivas que se han realizado en la región”.

En este escenario, una de las recomendaciones principales fue iniciar la reconstrucción del suelo. “Es crucial mantener el suelo cubierto con cultivos; el suelo desnudo tiene muchas implicaciones negativas, incluida la degradación química, la falta de captura de carbono y la no reposición de nutrientes. Realizar un barbecho cuando hay agua en el perfil no es lo más adecuado para el suelo”, destacó Fernando Salvagiotti (INTA Oliveros).

De manera similar, Horacio Videla Mensegue (INTA Laboulaye) añadió: “Es fundamental entender el sistema que conforman el suelo, las plantas y la atmósfera. Las funciones del suelo para la protección de la biomasa vegetal dependen de cuatro variables: suministro de calor y oxígeno, disponibilidad de nutrientes, regulación de elementos tóxicos, espacio para las raíces y suministro de agua”.

En cuanto a rendimiento y genética, Di Mauro presentó ensayos de soja que revelaron resultados que variaron entre 2000 y 6000 kilos por hectárea, destacando que “se identificaron las variedades que funcionan mejor y cuáles se adaptan mejor a lotes de alta y baja productividad”.

El módulo de maíz estuvo a cargo de los ingenieros Agustín Fernández Roger, Horacio Videla Mensegue, Juan Osuna, Emilia Inés Balbi, Santiago Álvarez Prado y Enrique Alberione. En este caso, se subrayó la importancia de considerar la variabilidad ambiental para definir estrategias de manejo más precisas.

Jornada en Marcos JuarezCREA

Según indicaron, las principales variables ambientales que favorecen el rendimiento en maíz son la lluvia y la presencia de napa freática, mientras que entre las variables de manejo se destacaron la densidad de plantas y la disponibilidad de nitrógeno. Con base en el rendimiento esperado, es posible ajustar la densidad y las necesidades nutricionales. Además, los técnicos aconsejaron asegurar adecuadamente los requerimientos de fósforo (P), azufre (S) y micronutrientes como zinc (Zn) y boro (B) para optimizar el uso de recursos.

Durante su intervención, Balbi se refirió al panorama sanitario de la campaña pasada y subrayó la necesidad de un enfoque de manejo más preciso y monitoreado. “En soja, en la campaña anterior hubo una gran presencia de lepidópteros, como Rachiplusia nu, con poblaciones elevadas de Anticarsia gemmatalis en soja de segunda. También observamos una gran cantidad de chinches verdes por encima del umbral de plaga”, indicó.

En lo que respecta al maíz, detalló que aunque la chicharrita sigue siendo una preocupación, se ha observado una fuerte disminución en sus poblaciones debido a las bajas temperaturas del invierno pasado. Balbi explicó que “para controlar esta plaga hay tanto químicos como biológicos, y en países como Brasil se emplea una combinación de ambos”. Aconsejó: “La recomendación es monitorear, evitar aplicaciones preventivas y controlar el maíz guacho que sirve como hospedante para la plaga”.

La jornada concluyó con el módulo de márgenes y mercados, a cargo de Pablo Bressa y Paulina Lescano. Ambos analizaron los números de la última campaña, tanto para cultivos de grano fino como grueso, y advirtieron que los márgenes continúan siendo muy ajustados.

Recomendaron aprovechar las oportunidades de mercado cuando los precios de los granos sean favorables para concretar ventas y cerrar negocios, en lugar de esperar precios muy altos que podrían no materializarse.

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