Comprobó que pese a los operativos policiales, los vecinos nada hicieron para salvar la morada y si a eso se le suma el retraso en las órdenes de allanamientos dispuestas por la Justicia, justificó la búsqueda de una maza y otras herramientas para “tumbar” las paredes y no dejar que los delincuentes la tomen para aguantadero o para una posterior transacción inmobiliaria entre otros malvivientes.
UNO dialogó con el afectado. Estaba cansado de darle al martillo y lo único que reclamó es que no se diera su nombre por una cuestión de seguridad suya y de su familia.
El trabajador municipal no soportó que los ladrones, “a los cuales la Policía y los jueces conocen muy bien”, lo hayan amenazado y hostigado constantemente. El mayor problema del lugar -que es habitado por gente humilde- es que “algunos de estos vecinos en vez de defender a los buenos vecinos, se ponen a proteger a los delincuentes. En este barrio se rompieron los códigos y los chorros roban en el mismo lugar”.
Un amigo del hombre comentó: “El miedo acá es grande y lo peor es que por conveniencia muchos miran para otro lado. Además varios vecinos son familiares directos de los cinco o seis que hacen este tipo de cosas”.
Consultado sobre la tarea de la Policía, explicó: “Están haciendo operativos y recorren el barrio, incluso el comisario se reunió con la comisión vecinal, pero nadie se pone las pilas en la Pasarella para ponerle un punto final a la acción de los delincuentes que todo el mundo conoce”.
“Pero por qué no les allanan las casas, porque estos cacos son los que les llevan algunas cosas que les interesa a algunos hombres de la Justicia”, reseñó para marcar: “Ustedes vieron el otro día en el Maccorone que la Policía estuvo cuatro horas para recibir la orden de allanamiento en la casa de un delincuente. ¿Por qué desde algunos sectores se los protege?, ¿por qué pese a tener 18 causas un caco, no es detenido? ¿Qué hay detrás de todo esto?”, inquirió el amigo.La casa quedó reducida a los cimientos y a una montaña de escombros y, mientras el móvil de UNO era gomereado por algunos pibes, un vecino a la vivienda destruida reflexionó: “En el barrio hay que hacer una gran autocrítica, porque de lo contrario esto se va al carajo. Si no hay solidaridad y códigos, esto se convertirá en un Beirut y por más policías que pongan, el tema de fondo no se va a solucionar ya que los delincuentes no tienen problema en robar al de al lado”.




