Jueves, 25 de septiembre de 2025   |   Nacionales

De Triángulo a Heptágono: la difícil convivencia en la mesa política del Gobierno

De Triángulo a Heptágono: la difícil convivencia en la mesa política del Gobierno

Tras el traspié electoral, el Presidente reunió en la Casa Rosada a Karina Milei (secretaría general), Guillermo Francos (jefe de Gabinete), Patricia Bullrich (ministra de Seguridad), Martín Menem (titular de Diputados), Manuel Adorni (vocero) y Santiago Caputo (asesor). Es la mesa chica ampliada que articula gestión, campaña y Congreso.

El dato central: todos, salvo Caputo, se alinean con Karina. Ella concentra el control del organigrama político y fija las prioridades. La mesa funciona como un espacio de coordinación bajo su órbita y dejó de tener tres vértices —como el anterior Triángulo de Hierro— para transformarse en un heptágono donde la influencia de Caputo se diluye.

Caputo es la pieza discrepante. Opera con lógica de campaña, exige resoluciones rápidas y no evita el choque interno. Mantiene cruces con Francos y diferencias con el dispositivo territorial que responde a Karina. Su influencia aumenta cuando el Gobierno busca recuperar la iniciativa en redes y en la narrativa pública.

Bullrich se ubica próxima a Karina: comparte el diagnóstico de orden y respalda el rol de la “Jefe” —así llama Milei a su hermana— en la conducción. Francos actúa de bisagra con el sistema político, pero su relación es más fluida con Karina que con Caputo, con quien ya registró enfrentamientos.

Menem y Adorni encarnan el “karinismo” puro. Menem, otro “karino”, garantiza disciplina en Diputados y sostiene la agenda oficial. Adorni, el protegido de la secretaria general, marca el encuadre comunicacional y defiende a Karina en momentos críticos.

En la base libertaria, en cambio, se percibe otra línea: la militancia digital y los activistas más duros respaldan a Caputo, al que consideran guardián del proyecto original. Miran con desconfianza la estructura de Karina, asociada a la “rosca” y al armado territorial.

De ese modo, la mesa ordena tareas pero convive con tensiones previsibles. Karina administra la estructura; Bullrich y Francos acompañan; Menem y Adorni ejecutan; y Caputo empuja la estrategia cuando se lo permiten. El equilibrio dependerá de que esas diferencias no desemboquen en bloqueo. Por ahora, el poder formal reposa en Karina y el empuje de base en Caputo, con Milei ejerciendo de árbitro.

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