| Entre Ríos EN LOS MEDIOS NACIONALES |
Martes, 16 de diciembre de 2025

De la opacidad a zar de los impuestos. Cómo Vázquez derrotó a cuatro jefes de la AFIP que quisieron echarlo

Mención a:Guillermo Michel
De la opacidad a zar de los impuestos. Cómo Vázquez derrotó a cuatro jefes de la AFIP que quisieron echarlo

De la opacidad a la cúspide del poder. Andrés Edgardo Vázquez es el nuevo “zar de los impuestos” de la Argentina, un sitial de poder y prestigio del que estuvo tan lejos durante los últimos años. Porque estuvo más cerca del ostracismo y del retiro que de un ascenso hasta que Javier Milei llegó a la Presidencia, lo sacó de Siberia y lo reinsertó en las grandes ligas.

Vázquez supo cómo moverse. Llegó a Santiago Caputo de la mano de su amigo Leonardo Scatturice, el polémico empresario y exagente de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) que desde Estados Unidos sirvió de enlace a Milei con Donald Trump. Y tendido el puente con la Casa Rosada, Vázquez se abocó a hacer lo que sabe hacer: jugar, a fondo, para quienes tienen la sartén por el mango. Lo hizo durante el kirchnerismo; también con los libertarios.

Leonardo Scatturice, con Donald Trump, en el estreno de "Les Miserables" en Washington DC, el 15 de junio de 2025
Leonardo Scatturice, con Donald Trump, en el estreno de “Les Miserables” en Washington DC, el 15 de junio de 2025

Durante el kirchnerismo, Vázquez lideró la Regional Sur Metropolitana de la entonces Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Desde allí acumuló sumarios en su contra, por ejemplo, por su aparente relación con el casino flotante de Puerto Madero, contribuyente tan afín a los intereses de Néstor Kirchner y de Cristóbal López, y al que Vázquez que parecía asesorar, más que fiscalizar.

También durante el kirchnerismo, Vázquez lideró aquel recordado megaoperativo de fiscalización que docenas de inspectores de la AFIP protagonizaron contra el Grupo Clarin, una mañana de 2009. Creer o reventar, Ricardo Echegaray, por entonces titular del organismo tributario –y por tanto, superior jerárquico de Vázquez- afirmó, insistió y hasta juró que él no sólo no había autorizado el operativo, sino que ni siquiera estaba al tanto. Pero Echegaray no logró despedir a Vázquez, intocable.

Ya con los libertarios en el poder, Vázquez repitió la dinámica de jugar a fondo para el verdadero poder. Prometió depurar la Dirección General Impositiva (DGI) de funcionarios que respondieran al kirchnerismo o a Sergio Massa, figuras que dentro de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), se traduce en otro nombre: Guillermo Michel.

Del Señor del Tabaco a Tapia

También con los libertarios, Vázquez también se concentró en dos grandes objetivos de interés explícito para los libertarios. ¿El primero? Torcerle el brazo a Pablo Otero, el empresario al que Milei inmortalizó con un apodo: “El señor del tabaco”. ¿El segundo? Servirle al Presidente en bandeja de plata la cabeza del titular de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Claudio “Chiqui” Tapia.

Vázquez tiene claro que satisfacer los gustos e intereses del poder le permiten, mientras tanto, soslayar a sus jefes teóricos –Florencia Misrahi, primero, y luego Juan Pazo-, avanzar en pos de sus propios objetivos, impulsar a sus colaboradores, castigar a aquellos que alguna vez le marcaron un límite y mucho más. Porque si algo conoce Vázquez son los entresijos y vericuetos de la “Casa”.

Tanto conoce Vázquez la letra chica y los pasillos del organismo tributario que durante las últimas cuatro décadas se enfrentó a cuatro de sus superiores y ninguno de ellos pudo echarlo. Afrontó múltiples sumarios y al menos dos causas penales y las superó también. Y cuando parecía enfilar hacia su jubilación, guardado en una oficina aduanera periférica de La Plata, Milei lo designó al frente de la DGI en octubre de 2024.

Vázquez volvió al ruedo a pesar, incluso, de las objeciones que plantearon varios altos funcionarios, Misrahi incluida, quien se negó a firmar su designación. Tampoco firmó el entonces jefe de Gabinete, Guillermo Francos. ¿Conclusión? Milei estampó su rúbrica, junto a la de Patricia Bullrich, por entonces ministra de Seguridad.

Las resistencias se explican, en parte, por el “ruido” que acompaña a Vázquez desde hace años. Entre otros motivos, por su cercanía a las huestes de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), desde los tiempos de Antonio “Jaime” Stiuso, a fines de los ‘90. Esa cercanía explica su supervivencia aún cuando dos titulares de la AFIP -Echegaray y Alberto Abad-, y el otrora titular de la DGI, Horacio Rodríguez Larreta, lo desplazaron de sus funciones y lo enviaron a áreas secundarias –lo que dentro del organismo apodan “Siberia-, pero no lograron exonerarlo.

Contador y referente insoslayable de la llamada Dirección de Inteligencia Fiscal de la AFIP, allí donde recaló hace ya más de un cuarto de siglo de la mano de Carlos García Lorea, Vázquez tejió desde esa área vínculos con el poder y el espionaje de Francisco Larcher y, más aún, con Stiuso. Es un cultor del bajísimo perfil, hasta el punto que sólo se conoce una foto suya, que reveló LA NACION, y logró que no trascendieran, tampoco, sus problemas cardíacos

Vázquez perduró dentro del organismo tributario, incluso después de que LA NACION reveló en 2010 que acumulaba casi medio millón de dólares en dos cuentas bancarias secretas en paraísos fiscales del Caribe y en Europa que gestionaba a través de una “cueva” financiera que el BNP Paribas operaba en Buenos Aires. ¿Los fondos? No los había declarado ante el fisco, es decir, ante el organismo para el cual trabaja.

Consultado entonces por LA NACION, Vázquez se negó a confirmar o desmentir que fuera el titular de esas cuentas y esos fondos “por razones de seguridad personal”. Sólo cuando el entonces vocero de la AFIP, Pedro López, lo urgió a desmentirlo, dijo que la información “no tiene ningún asidero” y que “nunca” tuvo cuentas en el exterior. Pero su desmentida duró poco. Un informe de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) rastreó las operaciones de Vázquez y cientos de clientes más que fugaron más de US$1000 millones. Con esos datos, el juez Osvaldo Rappa procesó en junio de 2016 a 20 ejecutivos de BNP Paribas y ordenó embargarlos por cifras récord.

“Para operaciones sucias”

En ese contexto, referentes de la Coalición Cívica (CC) reclamaron que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner echara “de inmediato” a Vázquez, pero no ocurrió. “Vázquez es la mano de obra barata dentro de la AFIP para operaciones sucias”, indicó el espacio liderado por Elisa Carrió. “La maniobra del funcionario de la AFIP es un hecho muy grave, habitual en el mundo K del revés, donde los encargados de hacer cumplir la ley la violan. Vázquez tiene que combatir la evasión y evade”.

Vázquez, no obstante, continuó dentro de la AFIP hasta que, tras el triunfo de Mauricio Macri en las elecciones de 2015, Abad retomó las riendas del organismo y una de las primeras medidas que tomó fue desplazarlo, otra vez. Desde entonces, Vázquez quedó relegado al área aduanera del puerto La Plata. Allí se mantuvo, abocado a resolver sus problemas judiciales. Logró que el tramo de la investigación sobre el BNP Paribas que lo afectaba pasara a los tribunales de Comodoro Py, donde Ariel Lijo lo sobreseyó en 2022 ante la “imposibilidad” de avanzar con la pesquisa. En otras palabras, no porque se haya comprobado que no tenía esas cuentas bancarias, sino por la renuencia de las autoridades de Curazao, Países Bajos y del Gran Ducado de Luxemburgo a responder los exhortos argentinos.

Un año después de su sobreseimiento, Vázquez declaró ante la Oficina Anticorrupción que era dueño de 10 inmuebles en la Argentina que acumuló con ingresos propios, por donaciones o por herencia, además de $10,5 millones en efectivo y tres cuentas bancarias en Estados Unidos por $2,1 millones. Es decir, poco menos de 2700 dólares al tipo de cambio entonces vigente.

Ante la OA, sin embargo, Vázquez no declaró tres propiedades en Estados Unidos que controla a través de un entramado societario offshore. Están ubicadas en las avenidas Brickell números 495 y 1060 de Miami, y en Collins número 17.475 de Sunny Isles, en el extremo sudeste del estado de Florida, según reveló LA NACION en una investigación conjunta con el Centro Latinoamericano de Periodismo de Investigación (CLIP), meses atrás. Llegó, incluso, a pagar los impuestos inmobiliarios con cheques electrónicos (“e-checks”) emitidos a su nombre.

El complejo Icon Brickell, en Miami, donde compró un departamento Andrés Vázquez, jefe de la DGI del gobierno de Milei
El complejo Icon Brickell, en Miami, donde compró un departamento Andrés Vázquez, jefe de la DGI del gobierno de Milei

Esas revelaciones provocaron la apertura de otra investigación penal por la presunta comisión de los delitos de omisión maliciosa, evasión tributaria y lavado de activos. Quedó en manos del juez federal Daniel Rafecas y del fiscal Carlos Rívolo, quien requirió exhortos a Estados Unidos y varios paraísos fiscales. Pero en septiembre, Vázquez logró que el expediente pasara al juez Marcelo Martínez de Giorgi y al fiscal Guillermo Marijuán, que instruían otra causa contra él.

Ahora, mientras Milei lo elevó de la titularidad de la DGI a la cúpula de la AFIP, la investigación criminal contra Vázquez se encuentra en pleno desarrollo, según confirmaron fuentes judiciales a LA NACION. El juez ordenó múltiples medidas que solicitó el Ministerio Público Fiscal; es decir, Marijuán y dos fiscalías especializadas: las procuradurías de Investigaciones Administrativas (PIA) y de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac).

Déjanos tu comentario: