
A Daniel “el Tano” Angelici solo le quedaba por controlar el Poder Legislativo para completar el dominio de los tres estamentos estatales de la Ciudad. En mayo, tras la derrota electoral, Jorge Macri le pidió que lo ayude a rearmar la política del Gobierno porteño para que él pueda concentrarse plenamente en la gestión.
Angelici fue determinante: logró mediar entre el jefe comunal y su primo, Mauricio Macri; se fue instalando en casi todas las áreas con el respaldo de uno de sus hombres de mayor confianza, el Procurador porteño y titular de la UCR de la Ciudad, Martín Ocampo,, y además propuso nombres para revisar áreas sensibles. Entre ellas aparecen Desarrollo Urbano, Espacio Público y Seguridad, con especial foco en el área de compras. Al rediseño se sumaron los amarillos Ezequiel Sabor y Ezequiel Jarvis, del PRO puro, para la política; mientras tanto el jefe de Gobierno potenció como nunca al jefe de Gabinete, Gabriel Sánchez Zinny.
Con todo, Jorge Macri decidió que era hora de que “el Tano” también asuma el control de la Legislatura porteña. Ya controla la Justicia de la Ciudad junto al peronista Juan Manuel Olmos. En ese sentido, la semana pasada el expresidente de Boca le pidió al senador bonaerense del PRO, Christian Gribaudo, quien dejará su banca el 10 de diciembre, que se haga cargo de la secretaría administrativa de la Legislatura porteña. Se trata de un cargo estratégico: administra los recursos de “la casa”.

Desde afuera, Ocampo, quien ya fue legislador porteño en múltiples ocasiones y conoce los pasillos de Perú 160, actuará como una suerte de controlador externo.
La única discusión pendiente era quién ocuparía la vicepresidencia primera, el cargo que preside las sesiones cuando no está la vicejefa Clara Muzzio y que forma parte de la sucesión institucional. Para ese lugar surgió, sorpresivamente, la legisladora del PRO, Gimena Villafruela, quien suma dos activos y un pasivo.
En la Legislatura la reconocen por ser muy trabajadora y por conocer también los pasillos parlamentarios: antes de ser diputada fue directora de Recursos Humanos del Parlamento porteño. El segundo activo es su cercanía al secretario de Justicia, Francisco Quintana (exvicepresidente de la Legislatura), un hombre de Angelici y dirigente amarillo desde su juventud. El mayor pasivo en el currículum de la diputada es la falta de experiencia en un cargo sensible y en la conducción de un cuerpo parlamentario complejo.
Paralelamente, Silvia Lospennato logró ser la elegida por Jorge Macri para presidir el bloque oficialista Vamos Juntos, que integra también el “lilito” Facundo del Gaiso, quien prefería en ese lugar a Darío “Daro” Nieto, el saliente jefe de bloque y exsecretario privado de Mauricio Macri.
Lospennato es una estudiosa del sistema parlamentario y fue electa en mayo tras la derrota que dejó al PRO con el 16%. Pero, cuando negoció su candidatura, pidió la vicepresidencia primera y, ante la resistencia generalizada de los bloques opositores, fue descartada. Insistió entonces con presidir la pequeña bancada amarilla y el jefe de Gobierno aceptó.
El problema se dará fuera de ese ámbito: entre los libertarios, en particular la “jefe porteña” Pilar Ramírez, la detesta luego de la campaña de la Ciudad a comienzos de año.
Algo similar, o peor aún, ocurre con Horacio Rodríguez Larreta, la exsenadora Guadalupe Tagliaferri y el legislador reelecto Emmanuel Ferrario: Lospennato negoció con todos ellos entre 2022 y 2023 y, cuando fue reelecta, dejó de mantener el vínculo. Ellos no lo olvidan.
Así las cosas, Angelici confía en su propio poder y en el de sus colaboradores para impulsar leyes para el Ejecutivo de la Ciudad, independientemente de las relaciones de Lospennato.




