Las autoridades de la Escuela Secundaria Nº 12 Provincia de Neuquén decidieron clausurar un sector del edificio, una especie de cobertizo ubicado a los fondos, donde funcionaban seis aulas, ante el serio peligro de derrumbe de los techos y la posibilidad de accidentes por el deficitario estado de las instalaciones eléctricas. La medida se adoptó luego de que la ART (aseguradora de riesgos del trabajo) del Instituto Autárquico Provincial del Seguro efectuara un relevamiento y señalara el grave estado de las instalaciones. Ayer, un funcionario del Consejo General de Educación (CGE) concurrió a la escuela, ubicada en calle Galarza al 1700, y al observar en qué estado se encuentra el edificio dictaminó, sin apelación, que no hay solución posible, que hay que construir de nuevo, que nadie puede responsabilizarse por la seguridad de alumnos y docentes..“Es una medida extrema, la que más duele a los padres, pero no había otra solución. Tenía que clausurar ese sector, porque nadie nos da respuesta, y en cualquier momento se nos pueden venir abajo los techos”, concluyó Silvia Marmet, rectora de la Escuela Neuquén.Estado de situaciónLa situación más complicada alcanza a los alumnos del turno mañana, que pertenecen al ciclo básico del nivel secundario. Son 13 divisiones, de las cuales 6 funcionan en lo que las autoridades no dudan en llamar “el galpón”, aunque la definición resulta bastante condescendiente. En realidad, las 6 aulas se armaron en lo que antiguamente fueran los baños del Club Neuquén: reacondicionados, los sanitarios se convirtieron en aulas, separadas entre sí por paredes de un concreto pobre. La iluminación es deficitaria, y la instalación eléctrica, al borde del colapso. A eso, se suma cierto vandalismo de propios y extraños. De tarde, la situación es un poco más aliviada: funcionan sólo 10 divisiones, con un promedio de 17 alumnos por curso, fácilmente reagrupables en las aulas que están en mejor estado. De igual modo, la población que diariamente circula por el establecimiento es altísima: 800 alumnos y unos 200 docentes, en tres turnos, mañana, tarde y noche. La atención de esa matrícula está a cargo una rectora, que asume toda la responsabilidad por el funcionamiento completo de los tres turnos, una vicerrectora y una persona a cargo de la secretaría. De igual modo, la rectora Silvia Marmet conoce sobradamente la realidad de la escuela: aunque es rectora hace dos años, desde hace 17 es docente en la institución. Unos sí, otros noAyer la escuela hizo público un comunicado en el que informó a los padres que “debido a las malas condiciones edilicias, principalmente la parte eléctrica, en la parte más antigua y del fondo del edificio, ha decidido suspender en forma parcial las actividades áulicas en el turno de la mañana”.Pero para no dejar a la mitad de los alumnos sin clase, se implementó una especie de diagrama de emergencia “para poder resolver la situación puntual de no contar con seis aulas”, según explicaron desde la escuela. “Por esta razón –especificaron– sólo se ocuparán los espacios con que cuenta la institución en la parte nueva. De esa manera, día por medio, rotarán los cursos con sus divisiones que están en el fondo, a la parte nueva, con la notificación a los padres de la forma en que se organizarán las actividades”.La rectora dice que, de igual modo, hablar de “parte nueva” y “parte vieja” es sólo un modo de referirse al establecimiento: lo inhabitable es ahora lo viejo, lo otro, es lo nuevo. Pero lo nuevo, aclarará luego, también está en lento deterioro por falta de mantenimiento e inversión. Así, en medio del desgano y la desatención, lo poco que hay se destruye, o lo destruyen. “Nuestros alumnos provienen de Barrio Belgrano y de la Villa 351, y a veces uno nota que no tienen amor por la escuela. Hoy arreglamos un cable, instalamos un ventilador, y al otro día está todo roto, no hay nada”, cuenta.Pero después razona: “¿A quién le gusta trabajar en un lugar sucio, sin iluminación, mal cuidado. Es muy difícil para el docente enseñarle al alumno cuidar lo que hay cuando lo que hay está tan descuidado. Esto, lamentablemente, año a año empeora, y no hay posibilidades de solución, porque la construcción de nuevas aulas no está incluida en ningún presupuesto”, asegura.Dan intervención a la JusticiaLa conducción provincial de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer) pidió la intervención de la Justicia a raíz de la situación en la que se encuentra la Escuela Nº 166 Profesor Facundo Arce”, de Puerto Víboras, un paraje ubicado próximo a Hernandarias, en el departamento Paraná, una de las 9 escuelas de jornada completa con anexo albergue que existen en Entre Ríos. El gremio visitó el establecimiento acoimpañado el defensor de Pobres y Menores Pablo Barbiroto, cuya presencia fue expresamente solicitada por Agmer para constatar las condiciones en que están alojados los 56 niños que permanecen en la escuela de lunes a viernes y que cursan del 1º al 6º grados de la escuela primaria. “Nosotros hacemos mucho, nos dedicamos mucho, pero no nos alcanza”, dijo la directora, Andrea Radichi. La escuela presenta, según el diagnóstico del sindicato docente, dos problemáticas serias: el estado de los sanitarios y la insuficiencia presupuestaria para atender el comedor escolar. A os alumnos de primaria, que permanecen albergados en la escuela, se suman los adolescentes que asisten al nivel secundasrio y que funciona en el mismo edificio, otros 60 alumnos. Todos comparten los baños y tanto el de mujeres como el de varones están “en un estado deplorable”.Alejandra Gervasoni, a cargo de la seccional Paraná de Agmer, dijo que el estado en el que se encuentra la escuela “es deplorable”, y las condiciones en la que viven los alumnos ameritaba la intervención de la Justicia. “El defensor Barbiroto nos prometió que iba a elaborar un informe con todo lo que vio y se lo va a elevar al defensor general” del Superior Tribunal de Justicia (STJ), Maximiliano Benítez. (Fuente: El Diario)




