Domingo, 22 de junio de 2025   |   Campo

Cultivo innovador revoluciona el campo y baja el precio de la carne a solo US$0,50 por kilo.

Cultivo innovador revoluciona el campo y baja el precio de la carne a solo US$0,50 por kilo.

El impacto del uso de la remolacha forrajera en el sistema de engorde es notable, según la experiencia de un productor: permite obtener entre 2300 y 3500 kg de carne por hectárea en un lapso de seis meses, con costos muy competitivos que rondan los US$0,50 por kilo de carne producida. Estas cifras provienen de los modelos productivos que implementa Alejandro Pérez Iturbe en su establecimiento Don Antuco, ubicado en el partido de Carmen de Patagones, tras un viaje técnico a Nueva Zelanda y Australia en 2017, donde el uso intensivo de Beta vulgaris, una remolacha de alto valor energético, se presentó como una opción eficaz para un sistema de engorde sostenible, incluso en invierno.

En escenarios de alta productividad —con 30 a 36 toneladas de materia seca por hectárea—, es posible una carga que supera los 20 animales por hectárea, con ganancias diarias de peso que oscilan entre 750 y 900 gramos por animal. Este sistema no solo optimiza la eficiencia en invierno, cuando escasean los verdeos, sino que triplica o cuadruplica la producción de carne en comparación con los sistemas extensivos tradicionales, generando un margen bruto de aproximadamente 800 dólares por hectárea. Este modelo está transformando el sistema productivo, y la remolacha es también apta para el consumo humano.

Alejandro Pérez Iturbe: “Empecé sembrando siete hectáreas en el campo”

Hace ocho años, Pérez Iturbe realizó un viaje con productores ganaderos a Nueva Zelanda y Australia, donde observó que los ganaderos alimentaban a su ganado con remolacha forrajera. “Al principio pensé que era un cultivo más, algo secundario. Sin embargo, en la segunda visita vi a 50 novillos Charolés de 500 kg alimentándose y eso cambió mi perspectiva”, relató.

Hace seis años, tras investigaciones con empresas semilleras, comenzó a desarrollar el sistema en su campo con las variedades adecuadas para los animales, que es la Beta vulgaris. La primera inversión realizada fue de US$1700 por hectárea para la siembra, aunque posteriormente surgieron otros gastos, como él mismo aclaró. “Comencé sembrando siete hectáreas en mi campo, y sembré unas pocas más en la zona de Choele-Choel para probar su rendimiento. Resultó muy bien, y el desarrollo de las plantas fue espectacular. Fue tan revolucionario que aceleró el proceso”, afirmó.

Pérez Iturbe recordó que históricamente se sabía que los animales morían tras consumir remolacha debido a las toxinas. Sin embargo, destacó características importantes de la remolacha forrajera, que deriva de la azucarera y posee un alto contenido energético: 3 megacalorías por kilo de materia seca, similar al maíz. Además, la hoja tiene un elevado contenido proteico, complementando la energía de la raíz. Esta combinación convierte a la remolacha en un alimento óptimo para el engorde.

Así se alimenta el ganado con la remolacha forrajera

Para que el ganado se adapte a este sistema de pastoreo, necesita un periodo de aclimatación de al menos 20 días, debido a cambios en la flora microbiana. La productividad de materia seca alcanza las 45 toneladas. La carga de animales varía entre 20 y 30 por hectárea, dependiendo de la categoría de los animales, a quienes se les ofrece un kilo de fibra adicional, que proviene del maíz.

La región pampeana y Nueva Zelanda comparten latitud, lo que permite obtener resultados similares. “Durante el viaje dijimos: esto es increíble, debe ser viable en Argentina y transformaría por completo el sistema de producción y engorde”, enfatizó.

Previo a esto, el único antecedente de producciones similares en Argentina era la remolacha azucarera en el norte, aunque su poca aceptación se debió a la competencia con la caña de azúcar. La remolacha forrajera se siembra entre agosto y octubre y requiere 900 mm de agua en todo su ciclo productivo. En marzo, ya puede habilitarse para el ganado, que a menudo alcanza un tamaño impresionante.

La variedad de la remolacha es la Beta vulgaris

“Esto resulta muy significativo para las economías regionales, ya que en cuatro hectáreas se pueden engordar 100 animales. Muchas personas poseen chacras de 50 hectáreas y podrían aprovechar esta oportunidad, que consideramos revolucionaria” subrayó. Se estimó que el costo de la ración por kilo ganado es menos de la mitad en comparación con un encierro tradicional en un feedlot.

“Era necesario tomar la iniciativa y desarrollar el cultivo aquí”, expresó. Se recomienda sembrar una caja de 100.000 semillas por hectárea para lograr un buen coeficiente de éxito de plantas. Lo ideal es obtener muchas plantas que alcancen los 3 kg de materia seca cada una. La productividad por hectárea dependerá de la cantidad de plantas logradas.

“La remolacha tiene un gran potencial de compensación. Si no se alcanza el 80% del rendimiento ideal, al carecer de competencia, se desarrollará mucho más. Puede llegar a tener una raíz de 1 kg si la semilla cayó mal y quedó sola, pero si no tiene competencia puede alcanzar entre 15 y 18 kg. En una ocasión, obtuvimos remolachas de más de 18 kg. Su desarrollo es impresionante”, contó. A pesar de que el tamaño impacta visualmente, lo ideal no es obtener ese tipo de desarrollo individual, ya que implica una escasa cantidad de plantas por metro cuadrado.

Algunas pueden alcanzar pesos extraordinarios de 15 a 18 kg por raíz

Por ejemplo, con 80.000 plantas por hectárea y un peso promedio de 3 kg por planta, se lograrían 240.000 kg de materia verde. De esta cantidad, entre el 15% y el 16% corresponde a materia seca.

“En nuestro sistema utilizamos riego por gravedad, al igual que en el Valle del Río Negro, donde se desarrolla sin inconvenientes y con rendimientos muy similares. También se puede implementar en áreas con riego por pivote. En Australia, los cultivos que observamos utilizaban este método, alcanzando rendimientos de 30 a 35 toneladas por hectárea, e incluso más. Es factible cultivarla en zonas más húmedas y también en seco, en regiones con precipitaciones de entre 700 y 800 mm anuales. En la zona de Suárez, donde ya se ha probado, los rendimientos son mucho menores, aproximadamente la mitad”, puntualizó.

La rentabilidad depende de la productividad lograda en materia seca del cultivo, lo que a su vez influye en la carga animal. Por ejemplo, se puede llegar a hablar de hasta 36 toneladas de materia seca por hectárea como productividad máxima de la remolacha, lo que permitiría asignar una carga de 26 animales por hectárea, con una ganancia diaria de peso de 750 gramos por animal.

Desde una entrada de 250 kg hasta una salida de 385 kg, se obtiene una producción de carne de 3500 kg por hectárea. Este sistema genera un costo estimado de US$0,50 por kilo de carne producida.

Hace cinco o seis años comenzaron a desarrollar el sistema con las variedades de remolacha forrajera apta para los animales

De acuerdo con sus cálculos, con un rendimiento de 25.000 kg de materia seca por hectárea, una carga de 18 animales por hectárea y una ganancia diaria de 750 gramos por animal (entrando con 250 kg y saliendo con 385 kg), se obtendría una producción de carne de aproximadamente 2300 kg por hectárea. Si se establece un modelo intermedio con un rendimiento de 30 toneladas de materia seca por hectárea, la ganancia diaria de peso podría incrementarse a 900 gramos, partir de animales de 300 kg, ya que con esa cantidad de materia seca disponible, el alimento no representaría una limitación.

En este caso, con 30.000 kg de materia seca por hectárea y una carga de 21 animales por hectárea, logrando una ganancia diaria de 900 gramos (con entrada de 250 kg y salida de 412 kg), el resultado sería una producción de carne de 3300 kg por hectárea en un periodo de 6 meses. En un lote de 14,2 hectáreas de remolacha, se podrían mantener 300 animales bajo estas condiciones.

Con este rendimiento de 30.000 kg de materia seca, manteniendo una carga de 21 animales por hectárea y la misma ganancia diaria de 900 g (entrada con 250 kg, salida con 410 kg), se repite una producción de carne de 3300 kg por hectárea, con un costo estimado de la ración de US$0,50 por kilo de carne ganada.

“A los valores actuales, el margen bruto se aproxima a los US$800 por hectárea. Este número se ve beneficiado por un precio de la carne levemente superior en la zona sur en comparación con el norte del río Colorado, cerca de un 15% más”, relató. En todos los casos, el ganado se mantiene alimentándose de remolacha durante todo el día.

Los animales pueden comer la remolacha durante todo el día La remolacha forrajera se siembra entre agosto y octubre.

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