Lunes, 16 de junio de 2025   |   Campo

Cultivo argentino: una oportunidad en medio de la turbulencia geopolítica global

Cultivo argentino: una oportunidad en medio de la turbulencia geopolítica global

El girasol demostró un sólido desempeño productivo y se convirtió en un negocio favorable para los productores argentinos durante el ciclo 2024/25. Esto se debe a que, a nivel global, se registran stocks limitados de aceites y una demanda en crecimiento, factores que podrían propiciar otra campaña exitosa para 2025/26. De aquí en adelante, será crucial observar la evolución del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, los dos principales productores y exportadores del mundo. Esta guerra afecta las exportaciones de girasol y su aceite desde el Mar Negro, lo que podría generar una oportunidad significativa para nuestro país, el tercer exportador mundial de dicho aceite.

Carlos Pouiller, director de AZ-Group, analizó el mercado tanto internacional como interno de esta oleaginosa, así como su potencial rendimiento económico “tranqueras adentro”. Inicialmente, consideró los factores que influyen en el mercado de la oleaginosa y destacó la “turbulencia geopolítica generada por diversos conflictos en el mundo”. Evidentemente, el que más impacta es la guerra entre Rusia y Ucrania, ya que de esa región proviene el 75% de las exportaciones de aceite de girasol.

“Actualmente existen interrogantes sobre si el conflicto complicará la salida de productos de esa zona; nadie tiene una respuesta clara, pero podría ser una oportunidad para el girasol argentino”, anticipó Pouiller. También influyen la guerra entre Israel e Irán y los nuevos cortes de biodiésel implementados en Estados Unidos, que elevan el precio del aceite de soja, uno de los productos competidores.

Por otro lado, Pouiller mencionó que el dólar se ha debilitado frente a otras monedas, lo cual representa una buena noticia para el precio de los commodities, incluida la oleaginosa. Además, la guerra de aranceles del presidente Donald Trump genera incertidumbre en los mercados internacionales y una tendencia a la retracción de precios. El líder de Estados Unidos busca equilibrar su balanza comercial con China y desea que los productos americanos ganen mercado en el gigante asiático. “A corto plazo, se ha impuesto una tregua, pero el conflicto persiste”, adelantó Pouiller.

Adicionalmente, mencionó que Estados Unidos ha comenzado a reducir la tasa de interés, que había sido incrementada para controlar la inflación; estas tasas bajas tienden a fortalecer los precios de los commodities.

Al analizar el mercado global de aceites, el orador indicó que las proyecciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos para el ciclo 2025/26 estiman un ajuste en la relación stock/consumo, lo cual sería una noticia positiva para los precios. Esto indica que el consumo mundial de aceites está aumentando más que la producción, lo que se considera el primer indicio alentador para los productores argentinos.

El segundo aspecto favorable es que el aceite de palma también muestra un descenso en la relación stock/consumo, principalmente debido a una reducción en la producción durante la campaña 2024/25 por factores climáticos. Es importante recordar que el aceite de palma es el más consumido a nivel global. Finalmente, también se ha observado una disminución en la relación stock/consumo del aceite de colza, a causa de problemas climáticos en Canadá.

Al examinar los precios internacionales de cada aceite, Pouiller señaló que el de palma se encuentra en niveles superiores a los de los demás, una situación inusual. Esto se debe a que el producto generado en Malasia e Indonesia se vio afectado por los efectos de El Niño en la campaña pasada, lo que provocó lluvias por debajo de lo normal en esos países y una consecuente reducción en la producción.

En otra parte de la charla, Pouiller se centró en el mercado del aceite de girasol. Informó que “según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, en el ciclo 2025/26, se prevé una disminución en la relación stock/consumo de 12,9 a 11,9%”. La siembra en el hemisferio norte ya se ha completado, y habrá que observar cómo el clima influye hasta la cosecha.

Particularmente, detalló que en Ucrania el área sembrada aumentará un 5%; sin embargo, se estima un crecimiento de la producción del 11%, alcanzando los 14,4 millones de toneladas, siempre que se logren 2400 kilos por hectárea de rendimiento promedio. No obstante, este resultado solo sería posible bajo condiciones climáticas excepcionalmente favorables, lo cual es incierto, ya que no todas las regiones productivas del país cuentan con la humedad adecuada.

Por su parte, Rusia mantendría el área sembrada de la campaña anterior, pero aumentaría su producción en un 3,6%, alcanzando las 17,5 millones de toneladas, si logra superar algunos problemas de humedad en los suelos. “Habrá que estar atentos a la evolución de estos cultivos, ya que los pronósticos de lluvia indican posibilidades de registros por debajo del promedio”, advirtió Pouiller.

Al analizar la demanda, Carlos afirmó que “India está aumentando sus importaciones de aceite de girasol a un ritmo sostenido, ya que crece el consumo interno de este producto”. El país asiático se ha convertido en el principal importador mundial de aceites vegetales, superando ampliamente a la Unión Europea y a China.

En la campaña 2024/25, la producción nacional alcanzó los 4,9 millones de toneladas según la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, y 4,7 millones según las Bolsas de Cereales de Buenos Aires y de Comercio de Rosario. “Fue una producción superior a la de los últimos años, lo que provocó una caída de precios en el momento de la cosecha, seguida de una recuperación acorde a la estacionalidad normal del cultivo”, ilustró Pouiller.

Los precios de girasol disponible a mediados de junio rondaron los 346 dólares por tonelada, muy cerca del valor de paridad de 351 dólares, reduciendo así el descuento observado durante la cosecha. Para la campaña 2025/26, las encuestas internas preliminares de AZ-Group estiman un aumento del área cultivada del 12% en promedio a nivel nacional, lo que llevaría la superficie sembrada a 2,5 millones de hectáreas, la más alta en los últimos 10 años, con buenas perspectivas para la siembra en la región girasolera del norte, que enfrentó serios inconvenientes en la campaña pasada.

Este aumento en el área cultivada se acompañaría de un pronóstico de lluvias que se ubicarían en el promedio o incluso por encima, según los últimos datos. El análisis “micro” indica que, con un precio de 330 dólares por tonelada y un rendimiento de 26 quintales por hectárea en el sur de Córdoba, se lograría una rentabilidad atractiva, competitiva con la del maíz.

Con esta información, queda claro que “el girasol sería un negocio rentable en la campaña 2025/26, siempre que se desarrollen modelos tecnológicos que permitan altos rendimientos”, aconseja el técnico. Esta opción contrasta con el uso del girasol, que a veces se destina a lotes de baja fertilidad o salinos, donde no se puede cultivar otra cosa.

Si se cumplen los supuestos considerados en este análisis, “se podría esperar un volumen significativo de girasol en el momento de la cosecha en otoño de 2026, por lo que sería necesario planificar las ventas en precosecha para evitar tener que vender a precios desfavorables, o diferirlas para el segundo semestre del año”, concluyó Pouiller.

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