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Miércoles, 31 de diciembre de 2025

Cuatro motivos que explican por qué el 2025 fue uno de los años más traumáticos para el PRO: las proyecciones para lo que viene

Desde la dura derrota en las elecciones porteñas hasta la pérdida de representación en el Congreso, el macrismo atraviesa uno de sus peores momentos. La encerrona liberal y un desafío clave de cara al 2027
Cuatro motivos que explican por qué el 2025 fue uno de los años más traumáticos para el PRO: las proyecciones para lo que viene

Fotografía de archivo en la

A mitad de año, en una de las reuniones del PRO nacional que Mauricio Macri organizó en la sede partidaria de la calle Balcarce, el ex presidente cerró su discurso con una frase que describió un estado de situación y un sentimiento compartido en la dirigencia de un partido acostumbrado al poder: “Hay que hacer la mejor peor elección posible”. Esa definición siguió de cerca todo el proceso de comicios legislativos. Y en ese camino se abrió una grieta propia, ¿cómo relacionarse con LLA, el cisne negro que llegó para transformarlo todo?

El 2025 fue para el PRO uno de sus años más difíciles. Por varios motivos que se fueron acumulando a lo largo del tiempo. Desde la derrota de Macri ante Alberto Fernández en 2019 a la feroz interna entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich en 2023 que arrastró todo a su paso, las malas estrategias electorales y la imposibilidad de reconquistar a un electorado seducido por LLA, todas piezas de un rompecabezas que aún no se puede armar.

Jorge Macri y Silvia Lospennato,

A finales de 2024, el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri, anunció que desdoblaba las elecciones locales al mes de mayo. “Queremos discutir nuestra propia agenda local. Vamos a implementar un conjunto de reformas que incluyen cambios electorales, así como también la reducción de la carga tributaria, una reforma institucional con cambios administrativos y de gestión, y la profundización de la autonomía de la Ciudad”, argumentó en aquel momento el jefe del PRO porteño en conferencia de prensa.

La medida, discutida y resistida puertas adentro, buscaba evitar que la Libertad Avanza termine por disolver la identidad del PRO y conquiste al electorado porteño, distrito fundacional del partido fundado por Mauricio Macri, donde ganó elecciones ininterrumpidamente desde 2005. En privado y el público, el propio Jorge Macri admitió que ese movimiento político fue un gran error: LLA obtuvo un contundente triunfo con Manuel Adorni como principal candidato y el PRO quedó tercero luego de gobernar 18 años en CABA. Tal fue el grado del fracaso, que el macrismo no ganó en ninguna de las 15 comunas.

Uno de los análisis interno fue contundente: “El PRO fue solo, y hubo dieciséis candidatos atacándolo (inclusive, Horacio Rodríguez Larreta y la recordada frase de una ciudad con ‘olor a pis’). La elección terminó siendo un plebiscito respecto de si el PRO sí y el PRO no, y salimos obviamente dañados”, planteó una dirigente en un encuentro virtual. Ese daño se tradujo en hacer visible a toda la Argentina una debilidad política, que comprometió la fortaleza para discutir alianzas y candidatos.

Cristian Ritondo, Diego Santilli, Guillermo

Tras la experiencia porteña, fue el turno de la provincia de Buenos Aires, donde el gobernador, Axel Kicillof, también resolvió adelantar las elecciones para el mes de septiembre. Macri dejó en manos del diputado Cristian Ritondo, presidente del partido a nivel bonaerense, la negociación con LLA para conformar un acuerdo electoral. Junto con Guillermo Montenegro y Diego Santilli, sellaron una alianza para crear el Frente La Libertad Avanza, sin el nombre del PRO ni el tradicional amarillo, que integró dirigentes de ambos espacios en una misma lista tras una dura negociación con los referentes libertarios.

Si bien en términos numéricos el PRO logró retener y hasta ampliar las bancas en juego en la legislatura provincial (ir por afuera, argumentaban, era sacar el 5% de los votos), ese modelo bonaerense de invisibilización se replicó en otras provincias y también en la ciudad de Buenos Aires de cara a las legislativas nacionales. En CABA, de manera puntual, desapareció de la competencia el amarillo y los candidatos del PRO, Fernando de Andreis y Antonela Giampieri, quedaron relegados a los puestos quinto y sexto. Ambos lograron su banca.

Antes de todo el proceso de elecciones, el PRO en Diputados tenía 35 integrantes. Muchos de ellos lograron su banca de la mano de la extinta alianza Juntos por el Cambio. Tras el recambio, la salida de los legisladores cercanos a Patricia Bullrich y aquellos que optaron por integrar Provincias Unidas, como la santafecina Gisela Scaglia, el bloque se redujo a 13 miembros. Esto generó un fuerte malestar en Ritondo, que acusó a LLA de “cooptar” diputados amarillos e impulsar una expulsión del PRO de Santa Fe contra la exvicegobernadora.

Javier Milei y Mauricio Macri

A lo largo de 2025, la relación entre Mauricio Macri y Javier Milei pasó por diferentes etapas, siempre en línea con el clima de la época. Cuando competían en las elecciones porteñas, fue beligerante. Cuando LLA sufrió la dura derrota electoral del 7 de septiembre, desde Casa Rosada comenzaron un operativo para acercar posiciones e intentar convocar al electorado tradicional del macrismo. Sobre todo en CABA: Patricia Bullrich, al frente de la lista de senadores, trabajó de manera incansable para lograr con una foto conjunta en plena campaña. Pero el expresidente se mantuvo al margen y desde el entorno de la exministra de Seguridad salieron a cuestionar que “jugó en contra”.

La victoria contundente en las legislativas de octubre volvió a modificar el tono de la relación. Para Milei y LLA, el PRO y la figura de Macri ya no era necesario para garantizar la gobernabilidad y la aprobación de los proyectos impulsados por el ejecutivo. Según el propio ex presidente, el último encuentro entre ambos fue particularmente conflicto. Fue en Olivos, cuando el líder del PRO cuestionó con dureza la designación de Adorni como jefe de Gabinete. No son pocos los dirigentes que aseguran que esta ambigüedad de Macri afectó la conducción del partido.

“Ha sido un año muy difícil. Hay algunas situaciones que se han blanqueado, como lo que sucedió con el bloque de diputados y senadores. Lo importante es que lo que quedó está compacto, cohesionado y con un objetivo en común. Prefiero tener un equipo más chico, pero que tenga un norte y por ahí no un equipo más grande, pero los objetivos eran difusos o distintos. Después también el partido a nivel nacional está presente en todos los distritos, sigue siendo uno de los tres partidos nacionales existentes hoy en la actualidad, y eso es un capital político que hay que seguirlo trabajando”, señaló a Infobae un importante dirigente nacional del PRO.

En esta línea, agregó: “(El 2026) es un año de redefinir realmente cuál va a ser el objetivo. Si Mauricio (Macri) no tiene ganas de, o no tiene un proyecto político, o si los gobernadores están en la suya y van a priorizar lo provincial, me parece que hay que redefinir cuál es el objetivo como partido nacional. Ahí estamos con un problema enorme, por lo que tenemos que enfocarnos en las elecciones anticipadas que van a haber en 2027, para que los gobernadores propios conserven los lugares que tienen e, incluso, ayudar a los aliados también, entendiendo que es una utopía pensar que el PRO va a tener un candidato en el 2027″.

Mauricio Macri con María Eugenia

“No se está trabajando para eso“, completó, a pesar de las declaraciones públicas del propio Macri sobre los planes del partido en el corto plazo. Así, la discusión ahora se central en un interrogante central: ser un partido testimonial o una oferta de poder real. “Si Mauricio está medio en retirada, me parece que los gobernadores tienen que tomar la posta”, añadió. Un guiño para Jorge Macri, Rogelio Frigerio (Entre Ríos) e Ignacio Torres (Chubut).

Para el diputado nacional Martín Yeza, uno de los más cercanos al expresidente, ”el PRO estuvo buscando al líder perfecto, y eso no existe ni va a existir, pero sí hay materia prima para construir un equipo perfecto; y el proceso de reconstrucción tiene que estar puesto al 2031. Que en el medio cada elección nos encuentre construyendo un partido sólido y serio”, planteó a Infobae.

“El PRO siempre fue frentista, Mauricio Macri le dedicó casi 20 años a la construcción de un partido nacional. Dedicarle unos pocos años al partido para que vuelva a ser competitivo no parece algo alocado. Más importante aún, los que sabemos lo que es el Pro y lo que pueda aportar a la política argentina sabemos que es un proceso que vale la pena. Hay algunos que dicen que después de un outsider viene otro outsider. A mí me gusta pensar que si el Presidente Milei es exitoso en mantener el rumbo económico, la sociedad va a priorizar a un equipo que pueda llevar a la Argentina al siguiente nivel. Sencillo. Eso exige alto profesionalismo y claridad en la visión”, agregó.

El diputado nacional Martín Yeza

Esta semana, por su lado, la exdiputada y exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal hizo un balance de año en su newsletter personal, donde indicó qué rol tiene que tener el PRO: “Estoy convencida de que Argentina solo puede ser un país viable si tenemos más de una fuerza competitiva para hacerle frente al populismo. Cuando tengamos dos bloques fuertes en el Congreso que defiendan el equilibrio fiscal, el respeto a las leyes, ayuden a quién genera empleo y riqueza para el país, van a llegar definitivamente las inversiones y vamos a volver a crecer”, sostuvo.

Cuando dos opciones modernas, en sintonía con el resto de los países del mundo, lleguen a una segunda vuelta presidencial, es cuando vamos a ser un país serio de una vez por todas. Ese es el rol que yo veo para el PRO y por el que voy a seguir trabajando. No quiero un PRO fuerte por nostalgia o interés, sino porque estoy segura de que es lo mejor para la Argentina”, planteó.

Un sector del PRO mira

En tanto, un experimentado dirigente bonaerense señaló que el problema, ahora, es cómo diferenciarse de LLA. ¿Ser oposición responsable o oficialismo con derecho a veto? “Eso no existe. Es un gris muy complicado, es el que intentó construir Vidal, el que se intentó hacer en CABA. Eso no tiene tracción electoral. El PRO nace como un partido de poder, o sea, para discutir poder. No nace como una cuestión simbólica de dar un debate público sobre las necesidades de una derecha republicana”, sostuvo.

Es una visión pesimista. “No sé si es un partido que dejó de existir. Es un partido que tiene que tener un debate hacia dónde quiere pararse, ¿dónde te paras cuando te roban el electorado?“, se preguntó, y finalizó con un escenario a futuro: ”Si Santilli llega a ser candidato de la Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires, y del otro lado te plantean el camino largo que es hacer una cosa de derecha y republicana, ¿dónde se van a enrolar la mayoría de dirigentes? La respuesta es fácil”.

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