
El Gobierno buscará adelantar algunas medidas tributarias incorporándolas al proyecto de reforma laboral para que sean tratadas en las sesiones extraordinarias del Congreso de la Nación.
Entre esas medidas, la eliminación del impuesto interno a los automotores permitiría avanzar sobre uno de los tributos más distorsivos y desiguales que incide en el precio de los autos 0km: el famoso impuesto al lujo.
Si bien las terminales automotrices nucleadas en Adefa vienen trabajando con el Ministerio de Economía en una agenda de reducción de la carga fiscal que permita bajar el precio de los vehículos en el mercado interno y mejorar la competitividad al momento de exportarlos (eliminar el arancel de exportación es la propuesta), causó sorpresa esta inclusión en el proyecto de reforma laboral.
“Justo este mes se actualizaron los montos máximos para no pagar el impuesto interno, que ahora está se aplica desde unos 102 o 103 millones de pesos. Quizás sabiendo unos días atrás que sucedería esto, las marcas que venden autos de alta gama y de gama media alta podrían haber planificado diciembre con otro tipo de política comercial. Es probable que la expectativa por una baja del 20 al 25% de los precios frene las operaciones hasta enero y eso perjudicará las ventas de un mes que estacionalmente factura la mitad de los autos que en octubre”, dijo un empresario del sector.
El impacto del impuesto interno
El impuesto interno contempla dos escalas: una del 20% y otra del 35%. La primera fue suspendida en el mes de enero de este año y, en la segunda, la alícuota se redujo al 18 por ciento. Como es un impuesto que se cobra sobre el impuesto, el impacto real de la escala 2 es cercano al 22 por ciento.
Aunque el impuesto actualmente se aplica sobre los autos con precios mayores a los $103.000.000, la realidad marca que prácticamente hay una “laguna” sin autos a causa del impuesto.
Ganancias vs ventas
Los que quedan apenas por encima prefieren resignar ganancias para vender, por eso topean los precios justo por debajo del límite. En cambio, los que no pueden bajar porque cuestan cerca de $110.000.000 pagan automáticamente un 22% más, con lo cual el precio sube hasta $134.000.000.
Este impuesto no alcanza a los vehículos comerciales livianos, por lo cual sólo se aplica sobre autos sedán, hatchback y SUV, pero no sobre las pick-ups, los furgones y las Vans.
Durante este año, entre el dólar que fluctuó entre $ 1.200 y casi $1.500, y la escala 2 que penalizaba a los autos de más de $85.000.000, hubo una brecha de precios sin vehículos que estaba entre los USD 70.000 o más de USD 85.000.
Importadores: el sector más beneficiado
El impuesto interno no se cobra únicamente a los autos importados sino a todos aquellos que superan el monto mínimo de la escala 2. Pero llevado a la práctica, como ningún auto nacional (no se cuentan las pick-ups) tiene un precio de venta superior a los $103.000.000, el impuesto se convierte en un costo más que sólo perjudica a los modelos que llegan desde países de extrazona y que tributan por esa condición un 35% de arancel de importación.
Ernesto Cavicchioli, CEO de Hyundai Argentina y flamante presidente de la Cámara de Importadores y Distribuidores Oficiales de Automotores (Cidoa), dio su punto de vista respecto al impacto que tienen los impuestos internos en el mercado automotor.
“Eliminar los internos permitiría evitar los saltos de precios, es decir, permite una transición natural entre los modelos. No hay más autos topeados ni autos que el impuesto empuja hacia arriba. Eso permite que las listas de precios sean naturales, una escalera con los escalones donde deben estar. Con los internos están los que llegan al tope y paran ahí y los que se pasan y pagan un 25% más, en el medio no hay nada. Como consecuencia, las marcas que no traen ciertos modelos porque se pasan de precio, ahora los puedan traer sin que cuesten una exorbitancia”, dijo.
Efecto cascada
Al igual que ocurrió a comienzos de año cuando se suspendió la aplicación de la escala 1, por la cual la escalera de precios llegaba hasta $45.000.000 y saltaba a $65.000.000, eliminar la segunda escala empujará los precios hacia abajo no sólo en los autos que hoy cuestan más de $120.000.000 y puedan quedar en $100.000.000, sino también en los que tenían un precio cercano a los 95 millones de pesos, porque si no quedarán caros en relación a los de la gama inmediata superior.
Como importador oficial de Hyundai, y sin saber que el Gobierno pensaba proponer esta medida en la reforma que enviará al Congreso, Cavicchioli fue el primer empresario que este mes eligió bajar margen de ganancia pero utilizar la actualización de la alícuota que hizo ARCA con la llegada de diciembre, para bajar el precio del SUV Hyundai Santa Fe, que pasó de USD 79.000 a los actuales USD 70.900.
“Además, un auto más caro de lo que debería ser también paga más seguro, más patente, más inscripción inicial. El cliente va a ganar en eso también. Es beneficioso para todos. El estado deja de recaudar, sí, pero es muy poco y al entrar más auto de esos segmentos van a recaudar más por el 35% de arancel de importación de lo que van a dejar de percibir por el impuesto que eliminan”, completó.
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