Catalina, de 22 años, fue a bailar el viernes de la semana pasada a un boliche de la zona de la Toma Vieja “que se inauguró este verano”-precisó- y se cortó el pie con la base de una botella rota. Fue atendida por la empleada que limpia los baños del lugar, quien la hizo sentar en un inodoro con la cloaca abierta al lado, apoyó un precario botiquín de telgopor en el piso, le puso yodo, una curita y la mandó por sus propios medios a casa. “Ni siquiera me ayudaron a salir del boliche, no me abrieron el paso, nada. Tuve que ir rengueando hasta la puerta, empujando la gente para poder salir”, contó la joven. “Al principio la mujer me quería atender parada, sin una silla, nada. Le pedí que viniera un personal más capacitado y me dijo que el servicio de emergencia no iba por un corte tan leve”. Un amigo que tenía auto la pudo llevar al hospital San Martín, donde le tuvieron que suturar la herida.“Es lo que más se ve. Cuando fui al centro de salud Santa Lucía a hacerme las curaciones, me dijo la enfermera sin que yo le diga nada: ¿Te cortaste con un vidrio? Sí. ¿En el boliche? Sí. Y me dijo: Esto pasa todas las semanas, vienen muchísimos chicos con el mismo problema. Es una realidad y los chicos no dicen nada. Lo que pasa es que al no haber cestos ni personal que las recoja, las botellas de las bebidas que se consumen van quedando en el piso, se amontonan, se rompen y siempre alguien se lastima”, contó Catalina, que estuvo en nuestra Redacción junto con su amiga María José, que la acompañaba esa noche. “Hace tres semanas, en el boliche que está en la Toma, un amigo se cortó la planta del pie con un vidrio de botella. Lo atendieron en la enfermería, porque este local sí tenía personal de emergencia, y le preguntaron si quería que lo cosieran o que le pegaran la herida. Pidió que se la pegaran, pero se le despegó y terminó en el centro de salud Corrales, donde le hicieron seis puntos”, agregó la joven. ModaLo que cuentan las chicas es que en los boliches bailables más concurridos la preocupación más grande de los clientes es la existencia de vidrios en el suelo por la rotura de botellas.“No tenemos dónde tirar las botellas, los vasos, y los residuos terminan en el piso, se acumula, la gente los pisa y se corta. Ahora se está viendo más, será porque es verano, se consume más y se está usando mucho el vino espumante, el champagne”, que se compra en botella, contra las bebidas que se servían preparadas en vaso. “Son costumbres, cada vez se toma más vino espumante y se puso de moda la bebida. El boliche no está preparado para semejante consumo, a las 4 de la mañana no se puede caminar. Al parecer la Municipalidad cuando los habilita no les pide un cesto. No es culpa de los jóvenes, porque nos recorremos todo el boliche para tirar la botella a la basura y no hay”, contó María José, de 21 años. “Quedan en las esquinas, al pie de las escaleras, al lado de las columnas. Queremos que la Comuna controle, que sepan lo que está pasando”, dijo. Así, las chicas decidieron hacer públicos estos incidentes pues quieren que se haga algo al respecto. “Una cosa es contarlo y otra es verlo: se arman montañas de botellas en los rincones, se van rompiendo y la gente se corta. No puede ser que sucedan estas cosas. Así como te ofrecen la bebida, tienen que disponer dónde tirar los envases”, finalizó diciendo Catalina.Para destacarBaños insuficientes. Una queja recurrente de las chicas que van a boliches bailables es la insuficiencia de los sanitarios. Son pocos para las miles de personas que concurren los fines de semana. Para entrar hay que hacer cola, y suele haber empujones. PeligroLas botellas por el piso son también un problema porque es posible que sean tomadas como armas por jóvenes alcoholizados. “A veces hay borrachos que se agarran a las piñas, y pueden tomar la botella y partirte la cabeza -confió Laura, de 26 años-. Además, en el boliche que tiene césped las botellas están tiradas pero no se ven. Lo que hacemos es ponerlas en el piso y patearlas para que no molesten. No hay tachos, no hay dónde ponerlas”. (El Diario)




