
Cristina Kirchner bajó la orden a fines del año pasado, cuando el escenarioelectoral parecía un espejismo. Hoy, más de dos meses después, la directiva de laexpresidenta de buscar la unidad para competir en las provincias aparece consumada envarios distritos y avanzada en otros, mientras que en algunos es casi una quimera.Los acuerdos entre los peronismos y los kirchnerismos locales avanzaron al ritmo de uncalendario electoral sembrado de elecciones desdobladas y de una realidad insoslayable:la intención de voto de Cristina Kirchner, que sigue rondando los 30 puntos, según losencuestadores. Ese es el principal aliciente para que los gobernadores que buscan sureelección propicien la unidad o, dicho de otro modo, eviten enfrentar al kirchnerismode sus provincias y perder los votos que la expresidenta cosecha en sus distritos.Un repaso por el mapa nacional muestra acuerdos ya sellados en San Juan, La Rioja yNeuquén, que será la primera provincia en elegir gobernador, el 10 de marzo próximo.En Río Negro, que irá a las urnas el 7 de abril, todas las vertientes peronistas confluiránen un frente, que impulsa la candidatura de Martín Soria, salvo el sector que responde aMiguel Pichetto , históricamente enfrentado con los Soria y referente del peronismo sinCristina a nivel nacional.
Uno de los acercamientos más recientes se logró en Entre Ríos, donde el gobernadorGustavo Bordet y su antecesor y hasta hace poco acérrimo adversario, Sergio Urribarri,sellaron la paz y compartirán frente con Bordet como candidato.En el Instituto Patria incluyen en la lista de los distritos “en verde” a Santa Fe. Allífracasó un acuerdo entre el peronista Omar Perotti y la kirchnerista María EugeniaBielsa, que competirán en las PASO provinciales previstas para el 28 de abril. Cerca deCristina admiten que el escenario no es el ideal, pero destacan que la candidatura agobernador se dirima en primarias. “Lo importante era que nadie vaya por afuera y esose logró”, evalúan en el búnker cristinista. También en Mendoza las gestiones estánavanzadas, aunque no habría internas.Claro que en el mapa también hay cruces amarillas, provincias en las que los acuerdosse complicaron o están en duda. En Tierra del Fuego, el acercamiento entre lagobernadora Rosana Bertone y el intendente de Ushuaia, el kirchnerista Walter Vuoto,de fines del año pasado, pareció allanar el camino, pero el panorama cambió cuando elintendente de Río Grande, el también kirchnerista Gustavo Melella, anunció que quiereir por la gobernación.Tampoco es clara la situación en Chaco. Domingo Peppo aspira a la reelección, pero elultrakirchnerista Jorge Capitanich no se queda atrás. Quiere volver a gobernar laprovincia y exige ir a primarias.
El panorama aparece complicado, por no decir irreconciliable, en San Luis y Tucumán.Alberto y Adolfo Rodríguez Saá protagonizan una pelea encarnizada que incluye desdereemplazos en el congreso partidario hasta acusaciones graves vía redes sociales. Elactual gobernador y su hermano parecen decididos a competir a todo o nada y cada unopor su lado.Aunque con otros matices, no parece posible un acercamiento en Tucumán. Allí, tanto elgobernador Juan Manzur como su antecesor, José Alperovich, abogan por un frenteamplio que incluya a Cristina Kirchner. Sin embargo, se encaminan a disputar lagobernación entre ellos. Tampoco en Córdoba se vislumbra un acuerdo entre JuanSchiaretti, que buscará su reelección, y el kirchnerismo, que no tiene candidato fuerte enla provincia.El interrogante se recorta solo: ¿se derramarán los acuerdos provinciales en el armadonacional? ¿Se traducirán en un avance del kirchnerismo como única opción opositora enoctubre? Cerca de Cristina dan por sentado que sí. Afirman que la unidad es “inevitable”y que, más temprano que tarde, los gobernadores irán tomando distancia de AlternativaFederal, el frente peronista no kirchnerista que impulsan Sergio Massa, Juan ManuelUrtubey y Schiaretti con un objetivo excluyente: asegurarse el poder en sus territorios.