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Martes, 4 de noviembre de 2025

Crisis en la UCR. Tendrá apenas seis diputados propios y se debate entre la alianza con Milei y sus banderas históricas

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Crisis en la UCR. Tendrá apenas seis diputados propios y se debate entre la alianza con Milei y sus banderas históricas

“El radicalismo está en su peor crisis”. Así define el diputado nacional Pablo Juliano el presente de la Unión Cívica Radical (UCR), que con la magra cosecha en las últimas elecciones nacionales, enfrentará a partir del 10 de diciembre un inédito retroceso legislativo, con seis diputados propios. Ya venía de sufrir derrotas en la provincia de Buenos Aires, donde la mayoría de sus intendentes perdió la contienda por los Concejos Deliberantes, y en la Capital, donde no logró incorporar nuevos legisladores.

Todas son expresiones de un mismo fenómeno: la debacle de un partido que, con la recuperación de la democracia, había llegado a colocar un presidente y consolidar una bancada parlamentaria de 129 diputados. Consumida por sus propias internas y el desafío que le impone la polarización, la UCR busca la brújula que le permita garantizar su supervivencia. Enfrenta la disyuntiva de acercarse a La Libertad Avanza o defender una identidad histórica que pareciera encontrar poca acogida en el esquema bipolar donde se concentra el electorado.

El dilema podría empezar a resolverse en diciembre, cuando el partido renueve sus autoridades nacionales en unos comicios internos que, hasta ahora, engloban más dudas que certezas entre sus dirigentes. La salida de Martín Lousteau como presidente del espacio abriría una oportunidad para ordenar a las distintas tribus que conviven bajo el paraguas radical. Podría, también, llevar a una implosión que transforme las fisuras en fracturas expuestas.

El resultado de la elección nacional de octubre supuso un duro revés para el radicalismo, que obtuvo un triunfo en solo cuatro provincias. En tres de ellas -Chaco, Entre Ríos y Mendoza-, había cerrado acuerdos electorales con La Libertad Avanza. Solo en Corrientes logró construir un triunfo alejado del oficialismo nacional donde la lista del gobernador Gustavo Valdés logró imponerse con casi el 34% de los votos. La victoria -sumada a la que ya había conseguido su hermano Juan Pablo en la carrera por la gobernación-, lo perfila como el dirigente mejor posicionado para asumir la conducción nacional, según confirmaron fuentes de distintos sectores del radicalismo a LA NACION.

El gobernador de Corrientes y fundador de Provincias Unidas, Gustavo Valdés.
El gobernador de Corrientes y fundador de Provincias Unidas, Gustavo Valdés.Hernan Zenteno – La Nacion

El correntino aún no ha hecho públicas sus intenciones de suceder a Lousteau. Su par de Provincias Unidas, el gobernador santafesino Maximiliano Pullaro -cuyo frente terminó tercero ante la división del voto antikirchnerista-, no pareciera tener interés en dar esa batalla en nombre de los sectores que, pese al diálogo con el presidente Milei, no dejan de mostrar sus diferencias con la Casa Rosada. En la vereda de enfrente, el mendocino Alfredo Cornejo -deslizaron en el radicalismo a LA NACION– podría sumarse a la carrera por la conducción.

Cornejo viene de obtener más del 50% de los votos en las últimas elecciones nacionales con la lista que encabezaba el ministro de Defensa Luis Petri. Aunque en la práctica el radicalismo formaba parte de la alianza, en los papeles figuraba ausente: la Boleta Única nacional llevaba solo el nombre de La Libertad Avanza. En este contexto, algunos dirigentes se preguntan si, de asumir la conducción partidaria, el mendocino impulsará una convergencia con el oficialismo nacional que termine de sacrificar la identidad del espacio y algunas de sus banderas como la defensa de la educación pública.

El gobernador radical de Mendoza, Alfredo Cornejo, y el ministro de Defensa de la Nación, Luis Petri, celebran el triunfo en las elecciones legislativas nacionales.
El gobernador radical de Mendoza, Alfredo Cornejo, y el ministro de Defensa de la Nación, Luis Petri, celebran el triunfo en las elecciones legislativas nacionales.

¿Qué sentido tiene llevar el radicalismo a LLA cuando está claro que Milei no nos quiere y tampoco nos necesita? ¿Por qué no vienen a reconstruir el partido?”, planteó Juliano a LA NACION. El diputado encabeza el bloque Democracia para Siempre en la Cámara baja, integrado por radicales que se escindieron de la bancada que preside Rodrigo De Loredo tras un acercamiento con la Casa Rosada.

“Hay correligionarios que creen que había que ponerse el buzo violeta, pero la UCR tiene diferencias de fondo con LLA”, coincidió Pablo Domenichini, rector de la Universidad Nacional Guillermo Brown y diputado bonaerense. En las elecciones provinciales del 7 de septiembre, no logró renovar su mandato como legislador por la tercera sección electoral en lo que fue un amargo debut para la alianza Somos Buenos Aires que nucleaba a la UCR, la Coalición cívica, exPro y peronistas disidentes, entre otros, y no logró sobrevivir a esos comicios.

En aquella oportunidad, el radicalismo logró ubicar a dos legisladoras por la cuarta y sexta sección electoral, pero no logró imponerse en ninguna de las regiones donde lideraba las listas para la Legislatura. Además, solo diez de sus 24 intendentes que competían bajo Somos lograron imponerse en la contienda por la renovación de los Concejos Deliberantes. El revés marcó el retroceso de la UCR incluso en una de las regiones donde solía mostrar músculo político: el interior de la provincia de Buenos Aires.

Pablo Juliano, jefe del bloque Democracia para Siempre, en la comisión de Asuntos Constitucionales del Congreso
Pablo Juliano, jefe del bloque Democracia para Siempre, en la comisión de Asuntos Constitucionales del CongresoFabián Marelli

“Nosotros estamos convencidos de que hicimos lo correcto con Somos Buenos Aires y la construcción de Provincias Unidas. El partido tiene que seguir construyendo una alternativa”, continuó Domenichini. El bajo desempeño en las urnas -que se repitió este 26 de octubre, cuando la pata local del frente de los gobernadores que llevaba como cuarta candidata a la radical Danya Tavela no logró superar el piso mínimo de votos- podría ponerle un límite a las aspiraciones de ese sector que se resiste a una confluencia con los libertarios. El mismo dilema enfrenta Pro, su exaliado de Juntos por el Cambio.

En medio de esa turbulencia a nivel nacional, el radicalismo bonaerense enfrenta sus propias internas. El jueves pasado, los dirigentes provinciales se reunieron y acordaron mantener el esquema de doble conducción nacido al calor de la disputa judicial por la renovación de autoridades locales en 2024.

El liderazgo dividido entre Miguel Fernández, exintendente de Trenque Lauquen, y Domenichini continuará hasta septiembre de 2026, pese a los desafíos que trajo al partido en los últimos meses. En los comicios nacionales, ambas facciones se presentaron por separado: la primera en tándem con la Coalición Cívica y la segunda en el frente de los gobernadores.

Pablo Domenichini y Miguel Fernández mantienen hoy un esquema de doble conducción en el radicalismo bonaerense.
Pablo Domenichini y Miguel Fernández mantienen hoy un esquema de doble conducción en el radicalismo bonaerense.

La fragmentación, producto de las diferencias internas más que una estrategia electoral, dejó a los candidatos radicales de la provincia fuera del Congreso, donde la UCR apenas conservará tres legisladores, según datos de Directorio Legislativo. El bloque disidente Democracia para siempre también tendrá esa misma cantidad de diputados.

En el radicalismo explican ese retroceso, en parte, por la proliferación de corrientes internas con bastante autonomía ante la falta de un liderazgo nacional claro. Algunos le atribuyen a Lousteau una presidencia partidaria deficiente y apuntan contra Evolución, la corriente que responde a él, por crear internas en aquellos lugares donde no pueden liderar. Otros se muestran más benevolentes y afirman que no es sencillo comandar el espacio ante la multiplicación de las tribus y el factor Milei. De cualquier modo, saben que es urgente atender la falta de ordenamiento interno.

“Necesitamos a alguien que se pueda sentar a hablar con el Presidente como autoridad del partido y contener, además, las distintas vertientes al interior del radicalismo. Sanz lo hacía, Morales lo hizo en su primer mandato”, dijo a LA NACION una fuente del partido que pidió preservar su identidad. Es necesaria -en su visión- una mirada más pragmática, donde los dogmas y lemas históricos no sean los que terminen inclinando la balanza. “La sociedad es otra, no es la de los ‘80 y ‘90″, planteó.

Encontrar un nicho, en un contexto de elevada polarización y sin un liderazgo alternativo fuerte que permita encabezar una renovación, es otro de los desafíos. Algunos sectores se plantean cómo aggiornarse para conquistar al electorado más joven. Otros estiman que, para volverse competitivos, deben encontrar nuevos socios y formar una coalición. Los candidatos para integrar esa alianza probablemente se definan una vez renovada la cúpula partidaria y en medio de una puja no exenta de tensiones.

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