
Tras una campaña tensa pero sin grandes choques entre los principales actores, más de tres millones de cordobeses están convocados a votar este domingo para elegir a nueve diputados nacionales. En estos comicios, la agenda nacional predominó sobre las inquietudes locales y las discusiones de proyectos ligados a Córdoba, por lo que la votación funciona como un plebiscito sobre el rumbo económico y la correlación de fuerzas en el Congreso.
Con 18 listas en la Boleta Única de Papel (BUP) —ya familiar en Córdoba y ahora aplicada por primera vez a nivel nacional— los electores tendrán un amplio abanico para decidir quiénes los representarán en el Congreso. Entre los frentes sobresalen cinco de raíz peronista y dos libertarios, además de candidaturas del radicalismo, el vecinalismo y la izquierda.
En Córdoba, la disputa principal —según las encuestas— parece concentrarse entre Provincias Unidas, liderada por Juan Schiaretti, y La Libertad Avanza, respaldada por Javier Milei y su referente local, Gonzalo Roca.
Los libertarios apostaron a la tirada de la marca Milei, que en el balotaje de 2023 obtuvo el 75% de los votos en la provincia. Sin figuras de peso en LLA Córdoba —además de Roca, la boleta incluye a Laura Soldano y Marcos Patiño Brizuela— la campaña quedó marcada por los escándalos de corrupción que afectaron al gobierno, la crisis económica y notorias falencias en la gestión política, evidenciadas en varias derrotas del oficialismo en el Congreso. En el espacio violeta admiten que el desafío será retener el voto presidencial sin el imán de Milei en la boleta; en definitiva, su dilema es conservar ese caudal en un contexto de desgaste por la gestión, con impacto en la economía y en el Congreso. Toda una incógnita.
Schiaretti nacionaliza su marca
Juan Schiaretti encabeza la lista de Provincias Unidas tras meses de silencio y de especulaciones en su entorno sobre si debía ser la cara de la boleta en una elección de medio término. Sus allegados solían repetir una frase que hoy quedó relegada: “Quien fue Papa no puede ser obispo”. Finalmente, presionado por sus socios en Provincias Unidas y ante la posibilidad de que los libertarios incorporaran a figuras como Luis Juez y Rodrigo de Loredo, el tres veces exmandatario decidió ponerse al frente de la lista, lo que alivió a Martín Llaryora y le permitió asumir otro rol en la campaña sin desgastarse.
La incógnita sobre la performance de Schiaretti en una elección de medio término persiste. Desde el Panal sostienen que todo sería ganancia para el exgobernador: históricamente el peronismo no logró grandes resultados en legislativas y conseguir 3 o 4 bancas “sería un golazo”.
Apellidos ilustres que buscan un espacio propio
Una de las sorpresas de la contienda es Natalia de la Sota, cuya lista Defendamos Córdoba “rompió” con el cordobesismo y pretende consolidarse como una alternativa intermedia entre Schiaretti y Milei. A diferencia del PJ local, que en algunos momentos mantuvo una postura ambigua frente al Gobierno nacional, la diputada se mostró muy crítica del oficialismo libertario y reivindicó su voto, por caso, en contra de la Ley Bases.
Su estrategia apunta a recuperar la identidad del peronismo cordobés clásico, con un discurso centrado en la defensa del trabajo y la producción, una jugada que remite a la de su padre en los 80, cuando José Manuel de la Sota rompió con las viejas estructuras para liderar la renovación peronista. En el kirchnerismo su candidatura encendió alarmas por el riesgo de una dura derrota.
Por su parte, el exintendente Ramón Mestre busca quedarse con la novena banca, apelando al poder territorial de la UCR y a la “mística radical” de la histórica Lista 3.
El dos veces intendente intenta revivir la identidad radical tras años de alianzas fallidas con el PRO y una seguidilla de derrotas.
Aunque arrastra el peso de una gestión municipal cuestionada, Mestre recorrió la provincia reivindicando al radicalismo clásico y figuras históricas del partido como Eduardo Angeloz, Rubén Martí, Raúl Alfonsín y Ramón Mestre padre.
El resto también juega
Más allá de las fuerzas que las encuestas ubican como las preferidas, aparecen otros candidatos que podrían incidir en el resultado. Por ejemplo, Pablo Carro será el representante de Fuerza Patria en Córdoba y afrontará la compleja tarea de posicionarse en un terreno hostil para el kirchnerismo, que además podría verse afectado por la candidatura de Natalia de la Sota, capaz de absorber parte de su electorado.
En tanto, Aurelio García Elorrio compite con “Encuentro por la República”, con sellos asociados a Elisa Carrió y Ricardo López Murphy. El vecinalista, que suele obtener buenos resultados en provinciales, arremetió en la campaña con más dureza contra Schiaretti que contra el Gobierno nacional. Por su parte, el libertario Agustín Spacessi decidió presentarse como la “verdadera opción libertaria” en Córdoba a través del Partido Libertario. Un dato de color: ocupa el puesto 1 en la Boleta Única de Papel y lleva el color violeta distintivo de La Libertad Avanza.
Campaña fría y electores desconectados
La campaña se caracterizó por su escasa intensidad. Los actos multitudinarios dieron paso a recorridas focalizadas y actividades de cercanía en un escenario de “fatiga política”, según analistas. “La gente está desconectada y definirá el voto en el último momento”, reconoció un encuestador. En todos los frentes la prioridad fue el cara a cara por sobre los grandes spots, conscientes de que el desinterés ciudadano puede ser determinante.



