
A tan solo horas del Congreso CREA 2025 en Tecnópolis, los organizadores expresan una “enorme expectativa de seguir construyendo para una Argentina mejor y renovada”. Este evento genera entusiasmo en la red y promete congregar a miles de productores y actores del sector, aunque dicho clima de expectativa se ve matizado por la preocupación respecto a la coyuntura actual. “La verdad es que la foto no es para entusiasmarse demasiado”, señala Ariel García, miembro de la Comisión Directiva, al referirse a un análisis de la entidad sobre el impacto de los precios internacionales y otros factores internos, como el peso de los derechos de exportación (DEX), que están excluyendo de la producción a regiones productivas del país.
Paralelamente, el dirigente destaca que el Congreso se proyecta como una convocatoria que trasciende a los propios socios de CREA. En términos numéricos, la red cuenta con unos 2200 productores, pero este año los inscriptos ya superan los 7000. “Es un lugar para encontrarnos y, como dice el lema de CREA, compartir para mejorar desde las personas, desde las empresas y desde ahí hacia la construcción de una Argentina mejor para todos”, afirma.
Este año el evento se realiza en TecnópolisJorge Vidal
El encuentro se organiza en torno a tres grandes ejes: la demografía (la evolución del mundo), la tecnología (cómo facilitar el trabajo) y el ambiente (promover un mundo más sostenible). Además, ofrecerá un “menú amplio” de actividades: desde charlas generales en el auditorio hasta talleres específicos sobre problemáticas concretas. “Hay mucho espacio para los temas puntuales, que son, hoy en día, lo que el miembro CREA y el productor requieren: alta especificidad en cada temática. Las generalidades quedan reservadas para cuestiones más blandas y de proyección hacia el futuro”, resume García.
El entusiasmo por el Congreso se combina con una reflexión más cautelosa al examinar el presente del agro. “La foto es difícil. Hay una cantidad de territorios productivamente aptos en Argentina que, con mejores condiciones de ingresos, podrían generar desarrollo, empleo y riqueza. Sin embargo, están quedando afuera precisamente debido a la estructura del esquema impositivo y la construcción del país”, señala. Y añade un ejemplo: “Hablando específicamente de los DEX, la realidad es que excluyen a muchas tierras de la producción: cuanto más te alejas del puerto, menor es la producción”.
Para el dirigente, es fundamental que esta realidad se reconozca y comprenda, ya que solo así será posible “construir y trabajar el cambio necesario para que desde la producción —que es uno de los pilares de Argentina— podamos hallar la vía para generar riqueza para todos, especialmente para el interior”.
En esa línea, advierte que cuando estas producciones se activan, transforman la vida de los pueblos. “Al comparar con otras situaciones, observamos que otros países han sabido aprovechar esa oportunidad. Comprendemos que es un proceso complejo, pero queremos encontrar la manera de capitalizar esa gran ventaja que tiene Argentina, que hoy está oculta, solapada y en estado de pausa”, expresa.
El directivo recuerda que en otros momentos los precios internacionales “mitigaban algunas situaciones”, pero con los valores deprimidos en la agricultura, esas debilidades se tornan más evidentes. “Por suerte, en el sector ganadero los precios son positivos, y lo mismo se observa actualmente en la lechería”, añade. De este último sector destaca que es un claro ejemplo de lo que sucede cuando se alivia la carga impositiva: “A la lechería se le ha reducido la presión y, de forma casi instantánea, aparecen productores en diversas áreas, en cadenas y en cuencas; en todo lo que es necesario para que pueda crecer”.
García sostiene que la clave radica en la capacidad de adaptarse a múltiples variables. “El productor actual es un empresario que debe tomar decisiones considerando diversos factores: primero dónde está, qué hacer, qué no hacer, cómo producir, por dónde salir, y en qué momento ingresar al mercado”.
A esta complejidad se suma un nuevo contexto macroeconómico que le exige ser cada vez más eficiente. “Antes había situaciones en las que se podía posponer un pago o adquirir un insumo a plazo, y al momento de pagarlo, ese valor se había diluido. Eso ha desaparecido. Ahora, toda la eficiencia se centra en producir más, de manera más económica, más eficiente y con la calidad que el mundo demanda. El foco está en producir, no tanto en lo financiero”.
Destaca que uno de los grandes desafíos es comprender que el ciclo del productor es anual. “Cuando se dice que el productor debe liquidar su cosecha, no siempre se entiende que tiene un año por delante hasta volver a cosechar. Por lo tanto, debe organizarse adecuadamente: utilizar herramientas financieras, reservar parte de la producción y vender en el momento oportuno. Esa es la capacidad del empresario agropecuario para seguir produciendo incluso en condiciones adversas”, señala.
Según García, el mapa productivo “se tiñe de rojo” en vastas áreas del país y afecta a todos los cultivos, no solo a la soja, el maíz o el trigo. “Ese productor debe estar profundamente informado para continuar produciendo, adoptando una mirada que contemple la protección del ambiente, el suelo y la rotación. Todo esto está muy presente en los miembros CREA y es parte de nuestro desafío: proteger a las poblaciones en las que viven y seguir aumentando la producción”, explica.
El directivo considera que el problema no radica tanto en una reducción de la superficie sembrada, sino en la falta de crecimiento. “No necesariamente disminuirá considerablemente la cantidad de hectáreas, pero el verdadero problema es otro: no estamos avanzando. Y lo que Argentina necesita es más producción, más hectáreas trabajadas y un mayor ingreso de divisas”, comenta.
“Eso es lo que tenemos que observar —concluye García—: cómo producir mucho más y mejor, y generar ingresos reales para el país”.