Sábado, 24 de mayo de 2025   |   Nacionales

conflicto interno en el peronismo K: reelecciones indefinidas y un panorama electoral desalentador

El último capítulo de la pelea doméstica en el peronismo K repone el tema de las reelecciones indefinidas de legisladores e intendentes. Se suma al clima marcado por derrotas en todos los comicios provinciales. Y a la falta de registro sobre la caída en la participación electoral
conflicto interno en el peronismo K: reelecciones indefinidas y un panorama electoral desalentador

Tras la reciente elección porteña y otros cinco comicios en los que el PJ obtuvo resultados insatisfactorios, la interna del peronismo/kirchnerismo se encuentra nuevamente marcada por un enfrentamiento entre Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof, como si el tiempo no hubiera transcurrido. Este enfrentamiento se ve agravado por el hecho de que estas luchas a menudo se encuentran desconectadas de la dura realidad que enfrenta una gran parte de la sociedad, particularmente en el Gran Buenos Aires. El debate gira en torno al alcance de los proyectos para reinstaurar las reelecciones indefinidas en la provincia de Buenos Aires, lo que refleja el encierro en la lucha por el poder y la frustración que han generado los resultados en las urnas de la Ciudad de Buenos Aires.

La tensión interna fue responsable del fracaso de la sesión del Senado provincial convocada el jueves pasado para discutir precisamente una propuesta reeleccionista. Aunque es cierto que cualquier otro tema podría haber provocado un desenlace similar, el último antecedente relevante fue la discusión sobre un cronograma electoral razonable tras establecer la fecha de la elección provincial, desvinculada de la competencia nacional de octubre, un triunfo para Kicillof que no fue del agrado de CFK.

Sin embargo, lo que se expresa en esta ocasión es más significativo. No se trata solo de un enfrentamiento interno del kirchnerismo, con la ex presidenta intentando contener o condicionar el proyecto presidencial del gobernador. Ambas partes discuten desde un mismo telón de fondo ideológico, que se manifiesta en las propuestas orientadas a revertir los límites a la permanencia en cargos electivos.

Es notable que el sector alineado con CFK intentara avanzar con una iniciativa que facilitara la reelección de legisladores, concejales y consejeros escolares. En respuesta, el grupo que responde a Kicillof presentó un proyecto que también incluye a los intendentes. Más allá de las interpretaciones sobre apoyos y maniobras de jefes municipales, lo relevante es que todos sostienen la opinión a favor de las reelecciones indefinidas.

En este contexto, Carlos Bianco, un funcionario clave en el equipo de Kicillof, se pronunció sin rodeos. Afirmó que cualquier medida que impida o limite las reelecciones es una “proscripción”. De manera intencionada, confundió la perpetuación del poder con la estabilidad política, utilizando el mismo argumento que el kirchnerismo emplea para desacreditar las causas judiciales que enfrenta CFK, una de las cuales llegó incluso a la Corte Suprema.

Este debate se ha intensificado desde hace cuatro años, cuando comenzó el proceso para revertir el límite establecido durante la gestión de María Eugenia Vidal, con el apoyo del massismo y otros sectores. Según la narrativa propagandística, es el electorado quien decide con su voto si una figura debe ser reelegida. No obstante, esta visión ignora la política real: el enorme peso de los aparatos partidarios que se fusionan con el aparato estatal y el clientelismo, presente en todos los niveles de poder: nacional, provincial y municipal.

La interna del peronismo/kirchnerismo no es la única problemática que enfrenta, especialmente tras los resultados de las elecciones anticipadas. Las primeras cinco elecciones mostraron derrotas atribuidas principalmente a las divisiones internas del peronismo, siendo los casos más evidentes los de Santa Fe y Chaco. Esto llevó a manifestaciones en favor de la unidad, con una clara referencia a Buenos Aires. Sin embargo, la discusión sobre la unidad no se centra en la imagen, sino en el liderazgo y la jefatura política. La elección porteña ha planteado nuevas preguntas y ha revelado un problema más profundo para el predominio k en el manejo del partido.

Todos los actores involucrados trabajaron para que la lista encabezada por Leandro Santoro marcara un giro significativo, logrando un armado que contempló casi todos en el reparto, pero careciendo de la marca PJ y del sello de CFK. El triunfo de la LLA generó frustración por partida doble: no solo no pudo celebrar una victoria que algunos consideraban segura, sino que tampoco logró capitalizar la debilidad del PRO tras sus numerosos fracasos.

A raíz de esto, el discurso interno dejó de lado, al menos verbalmente, el repetido recurso de la “unidad” y comenzó a debatir el tipo de discurso a adoptar como alternativa opositora. En otras palabras, se empezaría a considerar fracasada la versión más moderada del peronismo, y quizás eso es lo que CFK expondrá mañana, domingo, al volver al escenario público.

Los comicios en la Ciudad también reavivaron las reclamaciones por el adelantamiento de la elección bonaerense para el 7 de septiembre. Desde el entorno de la ex presidenta se planteaba que esta decisión podría jugar en contra, al no contar con el apoyo de candidaturas nacionales y ante la ofensiva desde Olivos, que se encuentra organizando su estrategia para incluir a amarillos y algunos radicales.

La discusión sobre cómo provincializar el desafío local y luego abordar la batalla nacional parece haber perdido su sentido si se reduce a cuál fórmula ofrece mayores posibilidades. Las elecciones porteñas, claramente nacionalizadas, resultaron en un triunfo para la LLA, dejando al peronismo lamentando su falta de éxito. Las elecciones previas (en Santa Fe, Chaco, Salta, Jujuy y San Luis) fueron peleas locales con escasa influencia nacional, y en todos los casos, con resultados adversos para el PJ. Este es también un tema relevante para las provincias gobernadas por el peronismo que deben renovar sus legislaturas este año, como Catamarca, Formosa y La Rioja, y aún no han definido las fechas.

Por el momento, estos temas no están en el foco del kirchnerismo. En cambio, el desenlace del domingo en la Ciudad alimenta la inquietud sobre la baja participación del electorado. Las encuestas en la provincia de Buenos Aires indicarían que el mileismo está compitiendo en sectores que antes consideraban asegurados. Este fenómeno no es nuevo y ya se había experimentado en derrotas en el pasado y en el más reciente balotaje de 2023. Es curioso que esto llame tanto la atención, ya que estos indicadores aparecen como señales contundentes ante una realidad social distante de las internas.

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