Gentileza de Rubén Bonelli para Informe Digital,(Delegado de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Entre Ríos)A 31 años de la desaparición forzada de Sixto Francisco Zalasar (foto), Alguien o algunos no pudieron contener el secreto por temor. Un testigo clave rompió el silencio y recordó aquel trágico hecho ocurrido en Concordia en los tiempos de plomo. Hacia fines del mes de mayo de 1976, Sixto fue arrancado de su propia casa de calle Diamante, en forma violenta por los dueños de la noche y el poder, en momentos que se disponía a ir hacia su trabajo en el Ferrocarril “General Urquiza”. No pudo. Los perros de presa que operaban dentro del Area 225, al mando del entonces Coronel Naldo Dasso, ascendido a General durante el gobierno de Alfonsín, se lo llevaron, para nunca más volver a aparecer.Según relata el periodista Daniel Enz, en su libro Rebeldes y Ejecutores, “Nada pudieron hacer su esposa Elba Cónsul, ni su madre Elba Margarita Trinidad de Zalasar, que nunca pudo sacarse de su retina cuando el muchacho fue ingresado de modo violento a un vehículo y no dejaba de gritar para que alguien lo socorriera”. “Ninguno de los secuestradores se apiadó tampoco de sus tres pequeños: Sandra, Elba y José”.“Su hijo es montonero, le dijo Dasso, cuando la madre de Zalasar le fue a pedir explicaciones. Nadie sabía del paradero del joven”.Sobre el hecho, se contaba hasta ahora, con lo aportado por el ex – agente de policía Alfredo Pascual Hermosid, ubicado en los últimos tiempos en la zona de la Plaza España, haciendo changas, en un total estado de abandono. Según Hermosid, en ese tiempo pudo ver a Zalasar en la Jefatura Departamental de Policía, en un calabozo especial que había para los incomunicados. También el cura párroco de Gruta “Nuestra Señora de Lourdes”, Andrés Servín, durante el descubrimiento de una placa en memoria de Zalasar hace dos años atrás, en su alocución dijo que una persona de confianza le había dicho que Sixto se encontraba detenido ilegalmente en la Jefatura de Policía.Pero las cosas no quedaron allí. Su hermana, Graciela Margarita (Nené) Zalasar, reconocida militante peronista y concejal electa, encontró nuevos elementos a partir de testigos, que después de 30 años, corroborarían que en el secuestro y posterior desaparición de su hermano, habrían participado hombres vinculados a la fuerza policial.Uno de los ex – funcionarios policiales que fue señalado por testigos, vive actualmente en nuestra ciudad. Su nombre es Miguel Castagno o Castaño y se domiciliaría en calle Concejal Veiga al 1926 en una casa de dos pisos, en donde aparentemente alquila una pieza.La denuncia fue radicada este lunes por la mañana en la Fiscalía del Juzgado Federal a cargo de la Dra. María de los Milagros Squivo, por Graciela Zalasar en compañía de José Zalasar, hijo de Sixto y el propio Rubén Bonelli.




