
El Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Concepción del Uruguay condenó a cinco años de prisión, impuso una multa de 5.684.145 pesos y dictó la inhabitación especial perpetua contra un enfermero del Hospital Justo José de Urquiza, detenido en marzo por vender ampollas de fentanilo y otros medicamentos considerados estupefacientes a través de la aplicación Telegram.
La pena surge de un acuerdo de juicio abreviado impulsado por la fiscal federal Josefina Minatta —quien subroga la Fiscalía General ante ese TOF y dirigió la investigación durante la instrucción— con la colaboración de la Procuraduría de Narcocriminalidad (PROCUNAR). En el marco de ese convenio, el imputado, con el aval de su defensa, reconoció los hechos, admitió su autoría y aceptó la calificación jurídica y la pena. El acuerdo fue homologado el 4 de diciembre por la jueza Mariela Emilce Rojas, que intervino unipersonalmente.
La sentencia recayó sobre Julio Santiago Santillán, un enfermero de 34 años que realizaba suplencias en la Unidad de Terapia Intensiva del hospital de Concepción del Uruguay. Santillán fue condenado como autor penalmente responsable de cinco delitos: comercio de estupefacientes en concurso ideal con tenencia de estupefacientes con fines de comercialización; en concurso real con peculado; incumplimiento de los deberes de funcionario público; y venta sin autorización de medicamentos que requieren receta.
Además de la pena privativa de libertad, el fallo fijó una multa equivalente a 45 unidades fijas (5.684.145 pesos) y dispuso la inhabitación especial perpetua. El tribunal ordenó el decomiso del teléfono celular incautado al momento de la detención, aparato que el acusado empleaba para coordinar las ventas de drogas y medicamentos.
Según la sentencia, “se pudo corroborar que Julio Santiago Santillán adquiriría las sustancias por medio de contactos en el interior del Hospital J.J. Urquiza de esta ciudad de Concepción del Uruguay, y posteriormente las comercializaba”. La conducta delictiva se desarrolló, al menos, entre el 18 de febrero y el 20 de marzo de este año, y lo ofrecido en grupos de acceso libre de la aplicación Telegram incluyó “ampollas de fentanilo, como así también otros psicofármacos tales como risperidona, carbamazepina y lorazepam”.
La jueza explicó las calificaciones: el delito de peculado se funda en que “sustrajo de manera reiterada ampollas de fentanilo y otros psicofármacos, cuya custodia y administración le había sido confiada en razón de su función”; el incumplimiento de los deberes de funcionario público se basa en que, “en su rol como enfermero […] omitió cumplir con los deberes legales y reglamentarios que regían la manipulación y registro de estupefacientes y medicamentos controlados en el Hospital Urquiza, omisión que favoreció la sustracción sistemática de dichos insumos”; y la venta sin autorización de medicamentos que requieren receta médica se aplica porque ofrecía psicofármacos —lorazepam, risperidona y carbamazepina— que “por sus efectos y riesgos, requieren prescripción médica”.
El caso
La investigación arrancó el 18 de febrero pasado a raíz de una denuncia telefónica anónima a la delegación local de la Policía Federal (PFA). “Quiero denunciar a una persona que trabaja en el Hospital Urquiza, se llama Julio Santillán, anda vendiendo droga y otro tipo de medicamentos de manera ilegal […] por favor investíguenlo, sé que vende por , seguro que Telegram”, dijo el denunciante, según consta en el requerimiento de elevación a juicio presentado por la fiscalía.
La fiscal Minatta delegó la instrucción en la Fiscalía Federal de Concepción del Uruguay y ordenó tareas de inteligencia de la PFA. Ese trabajo determinó que, a través de dos grupos de Telegram —“Los más rico cdelu” (abreviatura de Concepción del Uruguay) y “Entre Ríos”— el enfermero ofrecía fentanilo con anuncios como “Activo venta de ampollas de fentanilo en cdelu” o “repartiendo ampollas de fentanilo, no te quedes sin la tuya en cdelu”. En esos mismos grupos publicaba fotos de las ampollas y de otros medicamentos junto al mensaje: “Todo a la venta. Se vende por unidad o por mayor. Ampolla de fentanilo, comprimidos de risperidona, carbamazepina y lorazepam. Consulte precios”.
El “agente revelador” y los chats del enfermero
Frente a esas evidencias, la fiscal solicitó la intervención de un “agente revelador” digital, que bajo el seudónimo “Ricky” se infiltró en los grupos de Telegram donde Santillán publicitaba las drogas. La PFA documentó así los diálogos entre el enfermero y potenciales compradores, entre los que se registraron intervenciones como las siguientes:
– “¿Qué onda esa droga?”, preguntó uno de los interesados. El enfermero respondió: “Es pura, es un opioide más fuerte en el mercado. 100 veces más fuerte que la morfina y un 50 más que la heroína. Bien para estar de viaje y volver sin dolor ni nada, simplemente un buen viaje”.
– “Esta es pura de laboratorio, no está cortada. Querés llegar a modo zombie? (…) tenés que consumir fácil seis ampollas al día”.
– “El fentanilo puro y de calidad no te mata con tres ampollas estando hidratado y bien alimentados. Te lleva al estasis (sic) neuromuscular”.
Compras controladas y detención
El 11 de marzo, el policía encubierto acordó una primera compra controlada en la intersección de avenida Ricardo Balbín y Boulevard R. Uncal, donde Santillán llegó en bicicleta y entregó cuatro ampollas de fentanilo a cambio de 55.000 pesos; la operación fue fotografiada por la División Unidad Operativa Federal (DUOF) local de la PFA. Al día siguiente, el investigado volvió a contactar al “agente revelador” para ofrecer 30 ampollas por un millón de pesos.
Con esas pruebas y la autorización de la jueza federal Analía Ramponi, el 20 de marzo se concretó otra compra controlada en el cruce de Uncal y Balbín que culminó con la detención de Santillán. El enfermero llegó en moto y se le secuestraron 34 ampollas de fentanilo y nueve blísteres de pastillas: ocho de lorazepam y uno de carbamazepina.
Posteriormente se realizaron cuatro allanamientos en los que se incautaron 24 ampollas de fentanilo dentro de un táper y otras dos en un morral que contenía además blísteres de carbamazepina y risperidona. En el hospital se verificó que las 60 ampollas halladas a Santillán correspondían al lote 180063 que figuraba en el stock del centro médico.
En esos procedimientos también fue detenido un familiar del acusado, quien al inicio de la causa llegó a ser procesado con prisión preventiva como coautor, pero el 2 de noviembre pasado fue sobreseído y quedó desvinculado del expediente.
Santillán admitió, en una ampliación de su declaración indagatoria, que “por cuestiones económicas” comenzó a retirar una ampolla de fentanilo en cada guardia que hacía en el hospital y que, cuando acumuló stock —que guardaba en el antebaño del ingreso a la Unidad de Terapia Intensiva—, empezó a venderlas por Telegram.
¿Qué es el fentanilo?
El fentanilo es un potente opioide sintético utilizado en medicina como analgésico y, en ocasiones, como sustituto de la morfina. Según la Guía de Buenas Prácticas en Materia de Drogas elaborada por la Red de Fiscales Antidrogas (RFAI) de la Asociación Iberoamericana de Ministerios Públicos (AIAMP), el fentanilo puede ser hasta 100 veces más potente que la heroína.
Esa guía advierte que el fentanilo y el carfentanilo (este último unas 100 veces más potente que el fentanilo) representan un grave riesgo para la salud pública por su difusión masiva e incontrolada y porque, en los últimos años, se han mezclado con sustancias de origen natural, aumentando adicciones, riesgos y muertes. “Fácil es también imaginar las consecuencias cuando el fabricante local subestima o equivoca la dosis y agrega más contenido del recomendable a su formato de venta. Es la muerte segura para el consumidor, como sucedió en Argentina, en febrero de 2022”, señala el documento en referencia al caso en el que cocaína adulterada con carfentanilo, vendida el 1º de febrero de 2022 en un búnker del barrio Puerta 8, partido bonaerense de Tres de Febrero, provocó la muerte de 24 personas y la internación de otras 80.

