Jueves, 23 de julio de 2009   |   Municipales

Con temperaturas bajo cero paranaenses duermen en la calle

No hay más lugar en la residencia municipal. Hay gente en lista de espera. Las puertas de las parroquias son otro lugar escogido. Hay muhcos adultos que deambulan pidiendo comida, abrigo y un techo para pasar la noche.
Deambulan de un lado al otro por distintos motivos: porque se quedaron sin trabajo, porque llegan de localidades vecinas para conseguir unas monedas para sobrevivir, porque la familia los abandonó o sencillamente porque es una elección.Los lugares más comunes donde se alojan son la zona céntrica, las plazas o las puertas de las parroquias. En estos días, con temperaturas bajo cero y crudos vientos del sur, la presencia de estas personas se hace más notoria. En la mayoría de los casos están solos y abandonados, a la espera de una mano amiga que los cobije.En Paraná no hay datos ciertos sobre la cantidad de hombres y mujeres que no tienen un techo para dormir. Pero nadie duda de que son muchos. Que aparecen todos los días, tienen hambre y frío y por lo general están tristes o tienen alguna adicción, la más común, al alcohol.La ciudad no tiene muchos lugares para brindar respuestas a estas personas. En Paraná existe una residencia para gente en situación de calle que tiene espacio para 20 personas y por estos días está repleta. Las parroquias brindan asistencia a través de las Cáritas. Ayudan con comida y con ropa, pero no tienen dónde alojar a la gente. Emaús asiste a los necesitados que se acercan, con diversos servicios, pero si llega gente a pedir un espacio para dormir, no puede ofrecer nada. Con este panorama, las puertas de las iglesias, el reparo de un frondoso árbol en las plazas, los frentes de las universidades, los pasillos del hospital o incluso la Terminal se convierten en espacios predilectos por quienes no tienen dónde dormir.Dramática situaciónLa residencia María Teresa de Calcuta, ubicada en calle Don Bosco 1724 (casi Blas Parera) está destinada a la gente que vive en la calle. El lugar es sólo para hombres. Cuenta con una capacidad para 20 personas, quienes duermen, comen y se higienizan allí. “Hoy no hay más lugar aquí. Existen personas en lista de espera y otras que vienen a comer todos los días. Lugar no hay más”, dijo una mujer que, ante la ausencia de la directora atendía el teléfono, pero no podía abrir las puertas a la prensa sin autorización de los directivos.La casa tiene habitaciones, baños, un sector de duchas, cocina comedor, galería, patio, asador y recepción. Allí duermen hombres de todas las edades, aunque comúnmente tienen desde 50 años en adelante. Un equipo trabaja en la atención. Los objetivos de la residencia son posibilitar la reinserción laboral y dignificar a las personas. La realidad en las parroquias y en EmaúsEl padre Ignacio Patat, párroco de San Miguel, contó que si bien llega gente a pedir un lugar para dormir, lo único que ofrecen es un comedor para 40 personas que todos los días reciben un plato de comida a las 12. “Es gente mayor sobre todo que no tiene para comer”, dijo y contó que conoce una persona que duerme frente a la puerta del comedor que da a calle Buenos Aires. En la Parroquia del Luján en calle 4 de Enero la situación es similar. Allí brindan asistencia a través de las Cáritas a los que lo necesitan. “Hemos derivado gente que dormía en esta puerta al hospital Fidanza. Otros al albergue transitorio. Aunque también es cierto que hay gente que no quiere irse de acá”, destacó Carolina, secretaria de la parroquia. Dijo además que todavía hay gente que duerme allí “y en varias parroquias pasa lo mismo”, dijo la mujer. Emaús es otra institución que en la ciudad se encarga de brindar asistencia a la gente en situación de calle.Allí pueden concurrir dos veces por semana las personas que viven en la calle y necesitan un espacio para higienizarse. En Almafuerte 1430 se ofrecen toallas, jabón personal, máquinas de afeitar, shampoo, crema enjuague, desodorantes y hasta una voluntaria que corta el cabello. Yanina, asistente de Emaús, contó que en estos días de condiciones meteorológicas adversas, crece la demanda. “Mujeres con hijos pequeños que no tienen ropa de abrigo”, relató la señora y contó que, dada la demanda, Emaús preparó bolsones con ropa para chicos. “Siempre es una muda de ropa. Pantalón, buzo, medidas”, detalló.Al lugar asiste gente que vive en la calle, pero lo hace sólo para bañarse. Aproximadamente unas 23 personas concurren dos veces por semana. El servicio se presta los lunes y jueves de 8.30 a 15.30. (Fuente: Diario Uno)

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