
El reciente paquete de asistencia financiera de Estados Unidos provocó una reacción inmediata en los mercados argentinos: el riesgo país cayó a 900 puntos, su nivel más bajo en más de un año, y el dólar evidenció señales de estabilidad. Tras ese alivio llegaron, desde Estados Unidos, advertencias sobre que el desafío de fondo de Argentina será convertir ese respaldo en una estabilización sostenible, lo que por ahora reclama uno de los pendientes del gobierno que encabeza Javier Milei: consenso político. Un esquema cambiario más flexible después de los comicios es, según la mirada del país del norte, otro punto a resolver.
El Tesoro estadounidense, a través del secretario Scott Bessent, confirmó en la semana pasada una intervención directa en el mercado local de divisas mediante la compra de pesos, tras la venta por parte del Tesoro argentino de aproximadamente USD 2.000 millones de las reservas del Banco Central (BCRA). Además, se anunció un swap de monedas por USD 20.000 millones que fortalecerá los compromisos externos y permitirá sostener operaciones de deuda durante el proceso electoral.
La entidad que “marcó la cancha” fue JP Morgan, desde donde se destacó que la decisión de Washington fue “una señal de confianza política y financiera” hacia la administración Milei, pero al mismo tiempo advirtieron que el efecto positivo será limitado si no se amplía el consenso interno. “El esquema cambiario actual es funcional a la coyuntura electoral, aunque después de los comicios será necesario introducir ajustes graduales”, señaló un informe distribuido entre inversores.
El banco también subrayó el acompañamiento institucional del FMI y la expectativa puesta en la reunión prevista inicialmente para el próximo martes entre Donald Trump y Javier Milei, en la que se definirían los detalles del acuerdo. Los mercados perciben la cita como una instancia clave para confirmar el alcance del swap y despejar dudas sobre su implementación.
El informe de JP Morgan proyecta que, con la asistencia estadounidense, la volatilidad cambiaria y el riesgo país se reducirán gradualmente, aunque advertía que la sustentabilidad del proceso dependerá de las decisiones políticas posteriores a octubre. El banco recomendó mantener los controles vigentes hasta después de las elecciones y luego avanzar hacia una normalización del mercado de cambios que permita recomponer reservas y restaurar la confianza.
Por su parte, la mayoría de los economistas coincidieron en que el respaldo financiero de Estados Unidos otorga un respiro temporal, pero no subsana las debilidades estructurales de la economía. “El swap es un puente de liquidez, no un programa de desarrollo. Sin coordinación política y metas fiscales realistas, el alivio será transitorio”, sostuvo un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF).
El consenso, clave
La necesidad de acuerdos políticos amplios figura entre las prioridades del gobierno nacional, especialmente tras el 26 de octubre. El diálogo con los gobernadores ya se inició y eso quedó en evidencia en la sesión del miércoles pasado, cuando se frenó el artículo más restrictivo que preserva la herramienta legal de los DNU y se abrió una etapa de negociación política en el Congreso.
El diputado radical Luis Picat aseguró que el gobierno “está empezando a dialogar y buscar acuerdos”. “Por suerte cambió el diálogo con los gobernadores. Hubo un trabajo importante de (Guillermo) Francos y (Lisandro) Catalán, para conversar con ellos y sacar el artículo 3, que era el más restrictivo. Ese artículo hizo volver el proyecto al Senado y ahora parece haber acuerdo para modificarlo o eliminarlo. Eso le da vida a la ley de DNU hasta después de las elecciones y, posiblemente, hasta la nueva configuración de las cámaras en diciembre”, sostuvo a Perfil Córdoba.
—¿La reacción de los gobernadores fue para ponerle un límite al kirchnerismo?
—Tengo dos lecturas. Una, no caer en la hipocresía: los gobernadores también dictan decretos; no puede haber doble vara. La otra es que veo una luz al final del túnel. El Gobierno está empezando a dialogar y a buscar acuerdos. Espero que sea para reformas de segunda generación, después de la Ley Bases. Incluso no haberse aprobado la modificación del impuesto a los combustibles fue parte de ese nuevo diálogo.
—La debilidad política del Gobierno, ¿se tradujo en debilidad institucional?
—Desde mayo viene un derrotero. Con esta manera de dialogar y con lo que venga después del 10 de diciembre, salga como salga el 26 de octubre, el Gobierno va a sostener al menos un tercio en Diputados y podrá sostener vetos. Eso le dará más fuerza institucional. Hoy no controla a todos sus diputados porque vienen de diferentes alas y de distintos partidos.
Una foto en clave electoral
La foto prevista entre Milei y Trump en la Casa Blanca busca consolidar el vínculo personal entre ambos líderes y, al mismo tiempo, proyectar una imagen de alineamiento estratégico. En Washington esperan que el encuentro sirva para garantizar una hoja de ruta común en materia de inversiones energéticas, litio y seguridad regional.
En filas libertarias, en tanto, la apuesta oficial es que la reunión refuerce el clima de confianza y contribuya a moderar la presión sobre el tipo de cambio en la recta final de la campaña. Sin embargo, tanto el FMI como los bancos de inversión remarcan que el verdadero test comenzará después de las urnas, cuando el Gobierno deba decidir si mantiene el tipo de cambio fijo o avanza hacia una flexibilización gradual del esquema actual.