
Los precios de la soja y del maíz, disponibles y al momento de cosecha en 2026, aumentaron en los últimos días por una combinación de factores. En el plano local, los productores muestran reticencia a seguir vendiendo la producción 2025/26 mientras los cultivos aún están en fases vegetativas; por eso exportadores e industria encuentran dificultades para originar mercadería.
En el ámbito internacional también se registró una suba en los subproductos de la soja, especialmente en la harina, por una mayor demanda, a la que se suma el reciente acuerdo entre China y Estados Unidos para la compra de soja.
El acuerdo representa una buena noticia y ya comenzó a concretarse con embarques en curso. Además, se espera que durante 2026 China mantenga volúmenes de compra similares a los de campañas anteriores. Hoy el USDA confirmó la adquisición de 792.000 toneladas y el total ya supera el millón de toneladas.
Otro factor favorable para los granos es la reducción de 25 puntos básicos en las tasas de interés de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Esta medida debilitó al dólar y generó condiciones propicias para la valorización de las commodities, dado que los compradores de granos incrementaron su poder de compra. Asimismo, se proyecta que la tendencia descendente de las tasas continúe en los próximos meses.
Otro factor favorable para los granos es la reducción de 25 puntos básicos en las tasas de interés de la Reserva Federal de los Estados UnidosReuters
Un tercer elemento que respalda un panorama internacional favorable para los granos en 2026 es que los niveles de precios de cereales y oleaginosas estaban entre los más bajos de los últimos años, lo que abre espacio para una recuperación. En la campaña 2024/25, pese a una producción récord de maíz en Estados Unidos, una buena cosecha de soja y una menor demanda de China, los precios se mantuvieron estables y no registraron caídas significativas. Ese comportamiento configura otro factor potencialmente alcista para las cotizaciones.
El único riesgo bajista para los precios sería una campaña excelente en todo el hemisferio norte —particularmente en Estados Unidos, Europa y los países del Mar Negro— que, de coincidir con una buena producción en Sudamérica, podría ejercer presión negativa sobre las cotizaciones futuras.
A nivel interno, el panorama también resulta alentador para la agricultura. “Los resultados electorales fueron mejores de lo esperado y el sector agropecuario muestra un renovado interés ante perspectivas de mejora en los indicadores macro y microeconómicos. Tras las elecciones de octubre, se observan reducciones en las tasas de interés y señales de alivio impositivo, con expectativas de que las medidas alcancen eventualmente a los Derechos de Exportación (DEX)”, afirmó Matías Amorosi, en un reciente webinar.
En contrapartida, el área de soja disminuiría respecto del año anterior, aunque la magnitud no está definida aún porque muchos productores podrían reorientar lotes hacia este cultivo ante las demoras de siembra de girasol o de maíz tardíoArchivo
“Con mayor certidumbre macroeconómica, los productores están dejando de hablar preferentemente de cuestiones financieras y comienzan a concentrarse nuevamente en los aspectos técnicos, productivos y de gestión, al tiempo que revalorizan la eficiencia como herramienta esencial para alcanzar rentabilidad en el negocio agrícola”, agregó.
No obstante, el factor crítico para la campaña será el clima. En varias regiones se registran excesos de lluvia y demoras que ralentizaron el ritmo normal de siembra del maíz temprano, cuya participación prevista en el área total del cereal se redujo del 45% al 40%. Por otra parte, la cercanía de las fechas óptimas de siembra aceleró la compra de insumos, incentivo que también impulsó el programa de retenciones cero y los precios de la soja por encima de la paridad teórica. Por eso las relaciones insumo/producto resultan favorables para los granos gruesos. Asimismo, predomina el canje de granos por herbicidas y fertilizantes por sobre el financiamiento en pesos o dólares.
Si bien la definición de áreas aún está en proceso, ya comienzan a observarse algunas tendencias preliminares. Datos de la consultora AZ-Group proyectan un incremento superior al 15% en la superficie sembrada con girasol y un aumento cercano al 10% en maíz entre los clientes de la organización.
Con precios cercanos a los 300 dólares por tonelada y una superficie de siembra que podría generar entre 5 y 5,5 millones de toneladas —un récord de los últimos años—, el girasol presenta una excelente rentabilidad, siempre que el clima acompañe. Amorosi recomendó anticipar la comercialización de la oleaginosa para evitar la caída estacional de precios durante la cosecha y posibles inconvenientes logísticos.
Datos de la consultora AZ-Group proyectan un incremento superior al 15% en la superficie sembrada con girasol y un aumento cercano al 10% en maíz entre los clientes de la organización
La cotización del maíz a cosecha se ubica por encima del precio objetivo que muchos productores fijaron hace unas semanas (180 dólares por tonelada). Su evolución dependerá, sobre todo, del consumo interno (feedlots, avicultura y porcicultura), sectores que proyectan incrementos respecto del año anterior.
En contrapartida, el área de soja disminuiría respecto del año anterior, aunque la magnitud aún no está definida porque muchos productores podrían reorientar lotes hacia este cultivo ante las demoras de siembra de girasol o de maíz tardío. Antes de la siembra, el precio objetivo de numerosos agricultores era de 300 dólares por tonelada.
Al superar ese valor en las últimas semanas (315), ya se han vendido 4 millones de toneladas de la nueva campaña, frente a 1,5 millones de la anterior. Como los productores no enfrentan necesidades de venta inmediatas, se espera estabilidad en los precios, con variaciones condicionadas por el comportamiento climático durante el verano.
Para el sorgo granífero se proyecta una reducción del área cercana al 15% tras la campaña excepcional previa, en la que sustituyó parte del maíz por el riesgo de ataques de chicharrita.
En síntesis, factores internacionales y domésticos impulsan una campaña con una tendencia más favorable para los granos gruesos. Las relaciones insumo/producto son convenientes y el principal interrogante será la evolución climática, con excesos hídricos en algunas zonas y perfiles con humedad óptima en otras. La continuidad de las lluvias durante la segunda parte de la primavera y el verano será decisiva para alcanzar rendimientos que aseguren rentabilidades razonables con los actuales precios de cosecha.




