

Falta poco más de un año para votar las nuevas autoridades en la Sociedad Rural Argentina (SRA), pero los tiempos parecen no importar demasiado. En una de las entidades empresarias más cercanas al Gobierno de Javier Milei crece la tensión política interna y hay rumores para todos los gustos.
Se trata de la entidad que representa a un sector del campo argentino al que podría definirse como “ruralistas VIP” y donde se reúnen los grandes terratenientes y dueños del ganado argentino.
Es la tradicional aristocracia rural, más allá del intento de sus autoridades por sumar adeptos y de haberse dado cierto baño de popularidad, junto a las otras entidades del sector, cuando se conformó la famosa “Mesa de Enlace” que enfrentó a Cristina Kirchner por la Resolución 125 que terminó con el voto “no positivo” de Julio Cobos. Ya pasaron 17 años y los derechos de exportación que paga principalmente la soja siguen siendo el gran flagelo del sector.
La SRA nació en 1866 y su objeto fundacional es ambicioso: “velar por el patrimonio agropecuario del país”. Tiene unos 3.900 socios y, a lo largo de la historia, en sus cúpulas se destacaron apellidos como Martínez de Hoz, Anchorena, Miguens, Blaquier, Frers, Zorreguieta, Crotto, Alchouron y Etchevehere, entre otros. Muchos de sus dirigentes fueron funcionarios de los distintos gobiernos, democráticos y dictaduras.
La SRA es parte del Grupo de los Seis, las entidades que representan a los bancos nacionales (Adeba), a los grandes industriales (UIA), a la bolsa porteña (BCBA), a los constructores (Camarco) y al comercio (CAC). Se trata de un grupo de poder que suele moverse de forma cohesionada, pero en el que el actual Gobierno también despierta grandes amores y no tanto.

La actual conducción de la SRA está encabezada por Nicolás Pino, quien junto a Marcos Pereda Born, les ganaron la conducción de la entidad a Daniel Pelegrina en 2020 (aunque por la pandemia asumieron en 2021). Pino tiene 59 años, está casado, tiene dos hijas, estudió Producción Agropecuaria en la UCA, está especializado en producción de ganado y es miembro de la entidad desde hace más de 30 años. Es muy cercano a Javier y Karina Milei: dicen que en el Gobierno que la relación nació cuando el dirigente empresarial lo recibió en la Rural, cuando el Presidente aún era un incipiente candidato. Ahora, en medio de las especulaciones sobre cambios de gabinete luego de las elecciones de octubre, su nombre suena fuerte para algún cargo oficial vinculado al campo, un área que depende del Palacio de Hacienda que comanda Luis Caputo.
Pereda, en tanto, es descendiente de la familia Born -su bisabuelo fundó el Bunge y Born– y preside el Grupo Bermejo, un conglomerado familiar de gestión y desarrollo de agronegocios con campos en las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Corrientes y foco principal “en la producción y comercialización de productos y servicios agrícolas, ganaderos, forestales, incluyendo apicultura”, como detalla su web.
La dupla llegó a la entidad con la bandera de la renovación y la promesa de llevar adelante una gestión más moderna que reemplazara a la “vieja guardia” que la venía manejando. Mudaron la sede institucional del histórico edificio de la peatonal Florida, en el centro porteño, a una torre moderna ubicada detrás del predio, en Palermo; instrumentaron el voto electrónico; y sanearon las cuentas de la institución. Cerca de Pereda dicen que él fue el ideólogo del “Plan Estratégico para la SRA 2030” que incluía esos puntos y otros que no llegaron a prosperar por la interna.

La tensión entre los dos compañeros de fórmula, que llegaron al poder con la agrupación Movimiento Compromiso Federal (MCF), es evidente y pública. No sólo eso, se agudizó días atrás con lo que Pereda y otros opositores consideraron un movimiento de Pino para perpetuarse en el poder y buscar la “re-reelección”, algo que impiden los estatutos de la entidad.
La SRA tenía reelección indefinida hasta 2022, cuando la nueva conducción cambió los estatutos y fijó un máximo de tres períodos consecutivos. El año que viene, en septiembre, Pino terminará su tercer mandato y se empezó a hablar de la sucesión.
El vice levantó la mano y dijo que estaba para tomar la posta, pero Pino interpreta de otra manera los últimos cambios estatutarios y asegura que los mandatos deberían contarse desde la modificación y no desde la asunción de la fórmula, con lo cual le quedaría aún un período para gobernar.
Pereda dice que de ninguna manera es así. Allegados afirman que la situación es similar al intento de Carlos Menem, cuando buscó la “re-re” a fines de los ‘90, algo que terminó descartando la Corte Suprema.

Como representante de la SRA, Pereda fue hasta mayo pasado presidente del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp). En su último discurso en el cargo criticó fuerte al esquema de retenciones. Hubo algunos murmullos adentro y muchos más fuera del Hotel Alvear, donde se hizo el encuentro: Pino critica las retenciones, claro, pero no de forma tan directa y de una forma un poco más “constructiva”. Eso los terminó de distanciar.
El invitado a ese tradicional almuerzo era el ministro Caputo, quien se ausentó a último momento y fue reemplazado por Federico Sturzenegger. No pocos aseguraron en ese momento que el ministro de Economía se bajaba porque le adelantaron el tono del mensaje de Pereda.
El Gobierno redujo las retenciones en enero, pero dijo que sería temporaria. En junio las volvió a subir y un mes más tarde, en la Exposición Rural de Palermo, las bajó otra vez –en esta ocasión de manera permanente– para la soja y otros granos y carnes.
Pino dialogó con Infobae y reconoció que está distanciado de su compañero de fórmula.
— ¿Está peleado con Pereda?
— No estoy peleado, pero se generaron ciertas tensiones por acciones que realizó en este último año y medio. Quiere adelantar las cosas y la relación se fue esmerilando, no solo conmigo, sino con los miembros de la Comisión Directiva.
— ¿Busca un cuarto período?
— Mi mandato vence en septiembre del 2026. Vivo de mi trabajo, no tengo herencia ni bienes familiares. Tengo trabajo, socios y familia y no puedo ser tan atrevido de pensar de acá a finales del año que viene. Realmente no sé qué va a pasar. Debería arreglar mis cosas particulares y después se verá. Mi mandato se cuenta desde que se cambió el estatuto, no de antes. Algunos ansiosos quieren que tome posición hoy y no tengo la menor idea.

— Se dice que podría ser funcionario del Gobierno luego de octubre.
— Tengo un mandato que cumplir y sería raro que dé un paso al costado antes de que se finalice ese mandato. El socio va a poder elegir, pero el año que viene. El que quiera postularse lo podrá hacer sin problemas. Hoy, no estoy en proceso electoral.
Pereda afirmó, en diálogo con este medio, que su objetivo es defender la institución, más allá de los nombres propios. Y también aseguró que no está en campaña. Un grupo de directores del oficialismo –encabezados por Raúl Etchebehere, vice segundo de entidad– le había pedido en julio pasado que solicite licencia si iba a hacer proselitismo contra Pino.
— ¿Quiere ser presidente de la SRA?
— Si los socios ven en mí una alternativa, estoy dispuesto a asumir el compromiso de presidir la institución. Siempre lo mejor es la alternancia. Tengo la tranquilidad de haber planteado siempre dentro de la Comisión Directiva mis diferencias sobre algunos puntos. Y no soy el único ni tampoco formó parte de un grupo pequeño de dirigentes. Hay opiniones que creo deben ser escuchadas. Por el bien de la SRA.
— ¿Está peleado con Pino?
— Hay una diferencia importante: nuestra misión era llevar a la SRA al siglo XXI y romper con el estancamiento que arrastra el sector. Pero ese impulso de transformación fue detenido por decisión política. No lo decimos solos: lo sienten y lo expresan tanto los socios como integrantes de la Comisión Directiva. Expresar miradas diferentes sobre algunas cuestiones sectoriales debe ser comprendido como parte de la dinámica sana y legítima de cualquier entidad. No me gustan los personalismos. El socio nos pidió que trabajemos para el sector, no para unos pocos o para los que piensan parecido. El desafío que tiene el campo y las necesidades de los productores son enormes como para distraernos en cuestiones personales.
La semana pasada, Pino propuso una nueva modificación del estatuto para unificar la presentación de los balances de la SRA y de La Rural SA, la empresa que explota el predio y de la que la entidad es accionista junto a IRSA, de Eduardo Elsztain, como socio. Pino asegura se trató de una mera cuestión de simplificación administrativa, pero sus adversarios opinan que la propuesta escondía un intento de encaminar una nueva reelección. Aseguran que el esquema iba a demorar cuestiones electorales para el año próximo que iban a terminar por perjudicar algún intento de lista alternativa. Como sea, el presidente de la SRA no pudo conseguir los votos necesarios para imponer su idea.
“Expresar miradas diferentes sobre algunas cuestiones sectoriales debe ser comprendido como parte de la dinámica sana y legítima de cualquier entidad. No me gustan los personalismos” (Pereda)
“La semana pasada el socio le puso un freno a los deseos personales de Pino de perpetuarse al mando de la Rural. La interna del oficialismo que la resuelvan ellos, a mí no me interesa. Me interesa sí la entidad y que tenemos una conducción autoritaria que hizo cacería de brujas con delegados que piensan distinto. Quieren quedarse más mandatos. Además, son casi nulos los reclamos que hicieron ante el Gobierno, al que solo parece que le quiere caer bien. Se han quedado callados ante situaciones gravísimas”, explicó Santos Zuberbuhler, un socio de la SRA que tiene campos familiares en la ciudad bonaerense de Navarro y propios, de agricultura y ganadería, en Córdoba.
Zuberbuhler –que perteneció a Unidad y Acción– enfatizó que los números del campo son negativos para casi todos los cultivos y economías regionales, en medio de una coyuntura complicada, con miles de hectáreas inundadas en la provincia de Buenos Aires, la presión que no afloja y costos por las nubes. “Necesitamos que nuestros dirigentes y representantes levanten la voz y negocien con el Gobierno. Se funden productores a diario, o abandonan la actividad. Los números no cierran”, dijo.
Será un año de tensión en aumento para una de las entidades empresarias más cercanas al Gobierno, junto a la Cámara de Comercio, que preside Mario Grinman, y la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, que comanda Adelmo Gabbi.
Sus colegas de la UIA (Martín Rappallini) y de la Cámara de Comercio (Gustavo Weiss), tienen una postura más crítica, en medio de una actividad frenada, el impacto de la apertura económica y el parate de la obra pública. La restante entidad del Grupo de los 6, la Asociación de Bancos Argentinos, Adeba, que comanda Javier Bolzico, está en una suerte de “guerra fría”, con el Gobierno, con sus integrantes que critican en off, funcionarios que los apuntan y un contexto de modificaciones permanentes para el sector y muchas dudas con el esquema cambiario.
“Mi mandato vence en septiembre del 2026. Vivo de mi trabajo, no tengo herencia ni bienes familiares. Tengo trabajo, socios y familia y no puedo ser tan atrevido de pensar de acá a finales del año que viene” (Pino)
“Pino es un tipo muy hábil, aprendió. Algunos que no lo querían que ahora sí lo quieren, o al menos creen en lo que puede lograr. Hasta un atentado tuvo –gracias a Dios, sin consecuencias– que le dio algo de reconocimiento público”, resumió un socio destacado de la Rural que pidió off the record.
La referencia es al paquete con material explosivo que detonó hace un año en la oficina de Pino y lo hirió a él y a su secretaria, pero no de gravedad.
Pocos antes, en la celebración por el Día de Industria, en la UIA, había quedado plasmada la buena relación del dirigente con el Presidente.
En su discurso Milei aseguró que “para proteger a la industria se le robó al campo” y que “la protección industrial generó un sector adicto al Estado, uno de los orígenes de nuestras crisis económicas”. El mandatario terminó de hablar, miró a Pino y le dijo, con un guiño y en lo que pareció el complimiento de una promesa previa: “¿Me escuchaste, no?”. El presidente de la SRA, que estaba sentado en la primera fila, asintió con la cabeza y sonrió.
Fotos: SRA