
Los dos meses posteriores a las elecciones legislativas se desarrollaron conforme a las expectativas oficiales. La victoria electoral obtenida por el Gobierno, incluso por encima de lo previsto, desató euforia en los mercados y despertó un notable optimismo entre los inversores. Las variables financieras se ajustaron con rapidez y la incógnita ahora es cuánto de este efecto llegará a “la calle”.
Por ahora, las ventas de Navidad difundidas por CAME muestran los primeros “brotecitos” verdes en el consumo. Por primera vez en casi nueve meses se registraron cifras positivas en la comparación interanual: las ventas navideñas crecieron 1,3% respecto a las del año pasado. No es un salto espectacular, pero parece señalar un punto de inflexión tras tantos meses de caídas consecutivas.
Lo mismo ocurrió en otras fechas especiales. Las ventas del Día de la Madre —celebrado en la tercera semana de octubre— cayeron 3,5%, y las del Día del Niño disminuyeron otro 0,3%, con una merma del 21% en el ticket promedio en términos reales.
En la encuesta realizada por CAME sobresale que el 32% de los comerciantes declaró haber vendido más de lo esperado, aunque probablemente el entusiasmo previo no era elevado.
Menos demanda de billetes verdes
La leve mejora del consumo está vinculada, a su vez, con la caída abrupta en la compra de dólares. Según datos oficiales del Banco Central difundidos el viernes, las compras netas de dólares por parte del público totalizaron apenas USD 1.088 millones, frente al pico de USD 4.600 millones registrado en septiembre pasado, tras la victoria kirchnerista en la provincia de Buenos Aires.
Eso implica que los pesos dejaron de destinarse mayoritariamente a la compra de dólares y pasaron a orientarse al consumo, la inversión o el gasto. Ahora se prevé que la demanda de divisas se estabilice en torno a los USD 2.000 millones mensuales, una cifra manejable tanto para garantizar más pesos circulando en el mercado interno como para darle al Central mayor margen para acumular dólares en los primeros meses de 2026.
El incremento de las reservas brutas hasta su máximo en la gestión de Javier Milei también forma parte de este proceso. Al no registrarse la misma compra masiva de dólares que en los meses preelectorales, ahora el Tesoro cuenta con margen para intervenir.
Solo el viernes las reservas subieron USD 600 millones, hasta ubicarse en USD 43.610 millones. Aunque no hay datos oficiales, todo apunta a que es el Tesoro el que compra diariamente. La acumulación tiene como objetivo afrontar el vencimiento de deuda del 9 de enero próximo por USD 4.200 millones.
Diciembre termina con varias señales positivas que alimentan el optimismo de cara al primer semestre de 2026. No solo el consumo muestra leves indicios de recuperación. La inflación cerraría diciembre con su primera baja en seis meses: según mediciones privadas, el índice se ubicaría apenas por encima del 2%, muy por debajo del 2,5% de noviembre. La estabilidad cambiaria y una menor presión por la carne después de la primera semana aliviaron la tensión sobre los precios en un mes que estacionalmente suele ser complejo.
El riesgo país se estabilizó en alrededor de 550 puntos básicos, regresando a mínimos que no se veían desde enero. Las condiciones son propicias para que en enero se perforen con comodidad los 500 puntos.
Hay dos factores que benefician al Gobierno. El primero es la expectativa de reinversión de parte del pago que se hará en dos semanas: parte de los fondos que reciban los inversores se destinaría a comprar más bonos. Además, se espera que la Reserva Federal de EEUU continúe reduciendo las tasas de interés, lo que incentivará a los inversores a buscar activos de mayor riesgo.
Bonos: fiesta emergente y ausencia argentina
El 2025 fue un excelente año para los bonos de mercados emergentes. Sin embargo, Argentina quedó al margen de esa mejora por la incertidumbre electoral. Ahora se dan las condiciones para que la compresión del riesgo ocurra de forma acelerada.
El dólar es, posiblemente, la principal incógnita para el año que viene. La decisión de ajustar las bandas cambiarias en función de la inflación pasada es un indicio de lo que podría ocurrir. El economista Fernando Marull (uno de los mejores pronosticadores del REM) estimó que, a fines de 2026, el tipo de cambio podría alcanzar los 1.850 pesos.
Esa proyección implica que el dólar volvería a crecer por encima de la inflación, tal como ocurrió este año. En otras palabras, las compras del Central evitarían un nuevo episodio de atraso cambiario y, por el contrario, la economía ganaría algo más de competitividad.
Las leyes sancionadas por el Congreso el viernes también constituyen un espaldarazo para el Gobierno. Tener por primera vez un Presupuesto votado por buena parte de la oposición es una señal que esperaban los inversores. Además, acerca al equipo económico a su gran objetivo para el primer trimestre del año que viene: emitir un nuevo bono en los mercados internacionales por primera vez en ocho años.
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