Mauricio AntemattenEl Tribunal de la Sala Primera de la Cámara del Crímen, integrado por los camaristas Daniel Perotti, Jose María Chemes y Ricardo González, dio inicio ayer al debate oral y público que se sigue contra Juan Carlos Orzuza, único imputado por el asesinato del narcotraficante paranaense Ricardo Mancuello, ocurrido el 3 de enero de 2007 en esta capital.Tres testigos, de apellidos Santuchi, Martínez y Clariá, no pudieron sindicar al acusado como autor de los disparos de escopeta que le provocaron la muerte a Mancuello. Si bien ante el tribunal manifestaron haber escuchado los tiros, no pudieron señalar a Orzuza con certeza suficiente. OTRO TESTIGO. También ayer, luego de los testimonios de quienes fueron citados para exponer sobre el caso Mancuello, declaró un joven de apellido Valín, ex empleado de una casa de venta de indumentaria deportiva -Graciani Deportes- quien hace cinco años atrás fue víctima de un asalto a mano armada, por el cual se detuvo luego a Orzuza, iniciándosele una causa que ahora se juzga en forma paralela al homicidio que también se le endilga.El muchacho se excusó de no recordar la fisonomía de su atacante después de tantos años y dijo que cuando lo señaló en la rueda de reconocimiento fue porque era el que más se parecía entre todos los que expusieron delante suyo. Luego de cumplirse toda una mañana de actividad para tratar de dilucidar estos crímenes, el abogado defensor, Marcos Rodríguez Allende, tomó contacto con los medios de prensa y en las puertas de Tribunales consideró que la primera jornada fue “muy positiva” para los intereses de su cliente. EVALUACIÓN. “Si bien hubo varios testigos, vecinos del lugar, que la mañana del hecho pudieron escuchar las cuatro detonaciones que le provocaron las graves lesiones y posterior muerte de Mancuello, los mismos dan crédito de la hora, lugar, los disparos y características del hecho, pero de ninguna manera Orzuza aparece en este escenario”. El profesional insistió en resaltar que aunque varias de las personas que testimoniaron conocían al imputado, “no lo nombran como partícipe de haber efectuado los disparos, sino que hay diferencias sobre la estructura física de quien disparó y sobre todo en las prendas de vestir que supuestamente poseía el autor” del asesinato. A paso seguido, el abogado manifestó que “si bien en el requerimiento de elevación a juicio aparece como que Juan Carlos Orzuza se vistió con las prendas que tenía su padre, trabajador municipal, esto de ninguna manera puede ser un elemento incriminatorio serio para sostener un juicio de certeza de un grave delito. Entre los testigos, nadie habla de un trabajador municipal, sino que dan características de prendas que podrían ser similares a las que utiliza un empleado municipal. Esta es una hipótesis en la que surgen fuertes contradicciones en torno al color de la camisa que poseía el sospechado”, recalcó. A pesar de reconocer que “hay secuestrada una escopeta que estaba en la vivienda del padre de Orzuza y es compatible con el arma que provocó la muerte de Mancuello”, Rodríguez Allende consideró que “este es un indicio que de ninguna manera puede conformar un cuadro de imputación serio”. Finalmente, hizo hincapié en que la persona que disparó no huyó hacia la casa del padre de Mancuello para esconder el arma, sino que se fue en otra dirección. Ricardo Mancuello fue asesinado a escopetazos y el escenario del crimen quedó establecido a pocos metros de la vivienda de calle Gómez del Río 827, que ocupaba Nilda Roda, la ex mujer de la víctima que, junto a él, estuvo enjuiciada, al igual que una mujer de origen boliviano a principios de este milenio por el traslado de 9 kilos de cocaína hacia Paraná. A diferencia de su ex mujer, Mancuello fue condenado por aquella operación con droga, el mismo día en que debía caer como integrante de la misma banda Alberto Cuqui Velázquez, quien se resistió y fue abatido por la policía. Respecto a la situación de Juan Orzuza, cuando allanaron la vivienda se hallaron vestimentas similares a las que utilizó el matador y la escopeta. Las ropas eran de su padre, empleado municipal, la escopeta fue peritada con los cartuchos servidos hallados en la escena del crimen.Aún existen otros indicios que ocasionalmente podrían transformarse en una carta a favor de la parte acusadora, cuando el fiscal Juan Carlos Almada realice sus alegatos. Se trata de una huella digital que fue rescatada de una de las bolsas de residuos que estaban junto al que, disfrazado de empleado municipal intentaba pasar desapercibido para tender una cama mortal al narcotraficante. (El Diario)