
Tras algunas semanas de pausa, la compra de acciones argentinas se reactivó ayer con fuerza. El índice S&P Merval subió 2,9%, y lo más llamativo fue que trepó a 2.080 dólares, acercándose de a poco a los picos alcanzados en enero. Durante toda la jornada, los bonos en dólares también se mantuvieron firmes, con mejoras promedio de 0,5%.
Las subas más notables se concentraron en los bancos que cotizan con ADR en Wall Street. Entre ellos, Macro trepó 6,5% en dólares, Galicia subió 3,6% y el más beneficiado fue Supervielle, que cerró 7,3% arriba y vuelve a acercarse a los USD 12.
Las acciones energéticas no quedaron atrás: Vista ganó 6% y volvió a los USD 53, un nivel que no tocaba desde junio pasado. TGS fue otra de las grandes ganadoras, con una suba de 4,3%, mientras que YPF avanzó 3,2%.
Varios factores parecen confluir en este renovado optimismo, que llevó a las acciones a nuevos máximos desde el gran rebote poselectoral. Algo similar sucede con los bonos: el riesgo país vuelve a quedar cerca de perforar los 600 puntos básicos.
La fortaleza que obtuvo La Libertad Avanza en Diputados aparece como un elemento relevante. El bloque oficialista se quedó con la primera minoría, lo que le garantiza mayor presencia en comisiones y le permitió incluso obtener la vicepresidencia primera de la cámara, en reemplazo de la kirchernista Cecilia Moreau.
Adicionalmente, en el Senado el kirchnerismo quedó muy debilitado y reuniría un bloque de apenas 22 legisladores propios, la cifra más baja para el peronismo desde 1983.
Ambas situaciones describen dos realidades: por un lado, la capacidad de daño de la oposición hacia el Gobierno quedó en niveles prácticamente nulos. Ni hablar de la posibilidad de vetar alguna ley que el oficialismo considere inapropiada —en ese caso sería imposible anular dicho veto—, algo que sucedió en varias oportunidades a lo largo de 2025 y que generó un fuerte impacto negativo entre los inversores.
Además del componente político, hubo mensajes relevantes del ministro Luis “Toto” Caputo. El funcionario aseguró que se está avanzando en una negociación con bancos internacionales, que ofrecieron “hasta USD 7.000 millones” de financiamiento. En los próximos días se definirá el monto que finalmente tomará el Tesoro y que se aplicará a pagar el vencimiento de USD 4.300 millones del 9 enero.
Caputo afirmó explícitamente que el propósito de este financiamiento es evitar una caída de reservas. Incluso, el préstamo ayudaría a mejorar al menos de forma temporal el nivel de reservas netas y a acercarse a la meta pactada con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para fin de diciembre.
El ministro fue un paso más allá y aseguró que el objetivo de acumulación de reservas que piden los grandes bancos de Wall Street está alineado con la meta del equipo económico: mejorar el balance del Banco Central.
“Nos critican justo a nosotros, que somos el gobierno que más reservas compró en menos de dos años. El problema no fue ése, sino que tuvimos dificultades para acumular”, señaló.
Las declaraciones del funcionario contribuyen a calmar la ansiedad del mercado, que interpreta como un signo de debilidad el bajo nivel de reservas internacionales del Central. En términos netos, siguen en terreno negativo, cuando la mayoría de los países de la región poseen reservas equivalentes entre el 20% y el 30% del Producto Bruto Interno (PBI).
Las definiciones buscaron despejar cualquier duda sobre dos cuestiones centrales: el pago de deuda del mes próximo y el objetivo de acumulación de reservas, que es compartido por el Gobierno y los grandes inversores.
En definitiva, el propósito es seguir allanando el camino para que Argentina recupere el financiamiento en los mercados, aunque para ello es necesaria una reducción adicional del riesgo país. Mientras tanto, continúan las colocaciones de emisores locales. Hoy será el turno de la provincia de Santa Fe, que sale a buscar USD 500 millones en los mercados internacionales.
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