
Cancillería ha sumado un nuevo capítulo a la interna que atraviesa la política exterior del Gobierno nacional. Dos referentes del círculo más cercano a Javier Milei, pertenecientes a la agrupación Las Fuerzas del Cielo (bajo la supervisión de Santiago Caputo), han dejado sus cargos. Se trata de Úrsula Basset y Nahuel Sotelo, quienes se habían incorporado a la gestión de Diana Mondino.
Basset, quien ocupaba hasta ahora el cargo de directora de Derechos Humanos, continuará en la administración pública, pero se trasladará al Ministerio de Justicia, donde trabajará junto a Sebastián Amerio. La gestión de la abogada ultraconservadora en el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto no pasó desapercibida, dado que Argentina fue el único país del mundo que votó en contra de los derechos de comunidades indígenas en la Asamblea General de la ONU.
Sotelo, por su parte, dejará la Secretaría de Culto para regresar a su banca en la Legislatura bonaerense, que logró renovar en las últimas elecciones de la tercera sección electoral en la lista encabezada por Maximiliano Bondarenko. De hecho, Sotelo fue el único representante de Las Fuerzas del Cielo que compitió en las recientes elecciones legislativas por LLA, con un armado que se realizó bajo el estricto ojo de Karina Milei y su mano derecha, Sebastián Pareja.
Los desplazamientos no pasaron desapercibidos entre diplomáticos y funcionarios de carrera. En la Cancillería se interpretan como un signo del cambio de mando: la llegada de Werthein ha reducido los márgenes de influencia del ala más ideológica del oficialismo, que había buscado confrontar con la perspectiva de género y con la Agenda 2030 en foros internacionales.
En la práctica, esa búsqueda ideológica se ha quedado ahora en un segundo plano frente a un enfoque más pragmático, orientado a normalizar los vínculos con organismos multilaterales y recuperar las relaciones tradicionales de la política exterior argentina.
Un equilibrio aún inestable
Cerca del Palacio San Martín admiten que se trata de un reacomodamiento inevitable tras meses de tensión interna. Sin embargo, el desplazamiento de Basset y Sotelo no significa que “Las Fuerzas del Cielo” pierdan influencia en el Ejecutivo: su peso, aseguran, se trasladará a otros despachos.
Para Werthein, la prioridad radica en consolidar un discurso de estabilidad y previsibilidad que capte la atención de socios externos. “La etapa de los gestos simbólicos ha quedado atrás, ahora necesitamos construir confianza”, resume un funcionario informado sobre la nueva estrategia.
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