
Una inesperada unión que no contemplaba el gobierno nacional generó un cambio significativo en el escenario parlamentario del Senado de la Nación. Los gobernadores aliados, junto a los opositores, lograron aprobar proyectos de ley que el Ejecutivo rechaza, y lo hicieron con amplias mayorías para que el mensaje sea contundente.
La mirada ahora está puesta en el futuro, y todos observan atentamente lo que sucederá en la Casa Rosada. La disputa interna de los libertarios en Balcarce 50 fue, en parte, responsable del resultado en la Cámara Alta.
“Todo este proceso, desde los dictámenes hasta ayer -la sesión- fue liderado por los Menem y Karina Milei, desde el momento en que creyeron que podían tener cerrada la comisión de Presupuesto hasta la forma de encarar la sesión de ayer. La interna de ellos tuvo un papel clave en este resultado”, comentó una fuente parlamentaria que estuvo presente en el recinto.
La narrativa que intenta establecer el oficialismo sugiere que el kirchnerismo arrastró al resto a la sesión, aunque las votaciones indican que esto es poco probable. “Ellos -por LLA han encontrado el argumento de que todo es un golpe, y seguirán así hasta octubre; esta estrategia hasta ahora les ha funcionado desde lo dialéctico. Pero si no negocian con los gobernadores y con las demás fuerzas,, añadió.
Los senadores que votaron ayer pero que no pertenecen al kirchnerismo observan con cierta incredulidad lo que sucedió y lo que podría venir después del receso invernal. “Ninguno va a arriesgarse a quebrar al gobierno, pero se aproxima un período de fuerte tensión”, explicó un senador radical.
Esa “racionalidad” es lo que otorga un rayo de esperanza a LLA respecto a lo que pueda suceder en las comisiones y en el recinto. En particular, respecto a tres legisladores que no logran convencer y que tienen su futuro en juego: Martín Lousteau y Pablo Blanco finalizarán su mandato, y Guadalupe Tagliaferri fue elegida legisladora porteña.
Estos tres senadores, junto con algunos de los partidos provinciales que suelen actuar de manera más “flexible” en sus decisiones, sitúan a los parlamentarios en una posición de fragilidad. “Si se unen con los 34 del kirchnerismo, no hay posibilidades”.
Entre los senadores de la oposición no K, consideran que el proceso se está radicalizando por parte de los libertarios, y que lo que creían sería un avance más gradual se ha acelerado. “Después de las vacaciones, se abordarán los proyectos de universidades y emergencia pediátrica, que recibirán un tratamiento similar al de jubilaciones, y esto podría ocupar todo agosto”.
Este tema es relevante, dado que en las próximas tres semanas el Senado de la Nación no tendrá actividad debido a las vacaciones de invierno. A su regreso, el 15 de septiembre, deberá llegar al Congreso de la Nación el Presupuesto 2026, donde la Nación una vez más tendrá que negociar fondos con las provincias. “No hay chances de pasar otro año sin presupuesto, por lo que necesariamente deberán negociar con los gobernadores si desean obtener un buen resultado”.
Los senadores se han dirigido hacia sus provincias. Aquellos en busca de reelección o que se enfrentan a elecciones a corto plazo entran en modo campaña, mientras que los que no lo están, comienzan a delinear el futuro de la Cámara Alta.
Los libertarios ahora disponen de tiempo para intentar recomponer los vínculos que previamente les permitieron, con la misma cantidad de legisladores, aprobar todo durante 2024, pero afirman que el diálogo en el Palacio no es suficiente.
“El clima ha cambiado, ya no tienen pudor en votar junto a los K, y los gobernadores han demostrado que están dispuestos a pelear por los fondos. Se trata de otro Senado en el segundo semestre, y si no interpretamos esto correctamente, continuaremos perdiendo, porque el acuerdo solo con el PRO puede ser efectivo en Diputados, pero aquí no tiene valor”, enfatizó un senador libertario que estuvo en su despacho ayer observando a través de Senado TV algo que ya anticipaba desde temprano: iban a perder.