
El triunfo cultural de latercera vía expresado en la necesidad de los dos extremos de enviar señales deseducción al centro, con la incorporación de Miguel Angel Pichetto en Cambiemosy el encabezamiento de la fórmula kirchnerista por Alberto Fernández y no porCristina Kirchner, tiene para algunos peronistas que antes se habían ilusionadocon Alternativa Federal consecuencias mucho mayores. La”duhaldización” de Cristina es el escenario que imaginan (quieren)los peronistas del Frente de Todos al revés de lo que piensan los más devotos deCambiemos, e igualmente guiados por sus deseos aunque en sentido contrario,estos peronistas “no cristinistas” creen que Alberto Fernández es el caballo deTroya de Cristina y no al revés. Sostienen que si Alberto Fernández alcanzarala presidencia, en dos años el kirchnerismo comenzaría a ser historia porquepara las elecciones de 2021 las listas de legisladores las armará el presidentee, incluso, que en estas listas de 2019, a pesar de que en la provincia deBuenos Aires el 50% de los potencialmente elegibles sean de La Cámpora, esesector terminará con menos diputados propios que en la actualidad. Y que en elinterior, con algunas excepciones, la colocación de kirchneristas puros en laslistas de legisladores fue menor que en 2015 porque los gobernadores tuvieronuna posición de mayor autonomía.
Ponen de ejemplo el caso de los propiosgobernadores reelectos, que ya habían desdoblado la elección provincial,quienes, salvo excepciones, y no de poca relevancia, como el candidato en laprovincia de Buenos Aires, no son cristinistas ni kirchneristas, demostrando queel peronismo sería el que estaría usando al kirchnerismo y no el kirchnerismoal peronismo. Que de alguna manera aquellos bonaerenses que simpatizaron con elFrente Renovador, como el propio Alberto Fernández y Felipe Solá, además deSergio Massa, o gobernadores que simpatizaron con Alternativa Federal, comoUñac o Bordet, que en 2018 llegaron a expresar sus preferencias por Lavagna yUrtubey respectivamente, y hoy se sumaron al Frente de Todos, terminaronimponiendo la lógica centrista de la tercera vía al kirchnerismo. Argumentanque es tan grande el aporte de la tercera vía en el Frente de Todos como lo esel desinfle de las intenciones de voto que llegó a tener Alternativa Federaljunto a Lavagna en marzo pasado, cuando orillaba los 20 puntos y se le asignabaun potencial de seguir creciendo.
Vulgarizando a Hegel con tesis, antítesis ysíntesis, creen que la síntesis ya se produjo. Y que para que se hayaproducido, como uno de los dos sectores al extremarse dejó espacio para quesurgiera una terceridad superadora, tuvo -inevitablemente- que haber perdido, yquien ya perdió es el kirchnerismo, porque si Macri fuera reelecto, comenzaríasu diáspora al ostracismo e igualmente, solo demorando meses en lugar desemanas, si Alberto Fernández fuera electo presidente, porque el poder de lalapicera que el presidente tiene irá más temprano que tarde reduciendo el pesoespecífico del kirchnerismo, como ya hizo el kirchnerismo con el duhaldismoentre 2003 y 2005 llevándolo a la insignificancia: se acuerdan de “Kirchner(Néstor) Chirolita de Duhalde”, agregan.
Los votantes de Cambiemos más anti Kpiensan que los peronistas democráticos que se sumaron al Frente de Todos soningenuos, que Cristina Kirchner nunca será jibarizada como lo fue Duhalde y quela existencia de una Cristina herbívora es lo que el kirchnerismo duro quierehacer creer para poder ganar una elección que sin los sectores de centro nopodría, para luego, una vez alcanzado el poder, ella jibarizar a AlbertoFernández y volver a dominar al peronismo tradicional con el método de ladisciplina cruel. Y que Cristina Kirchner repite la misma técnica que en 2015:ceder la presidencia pero no el poder, apostando a quedarse con el control delCongreso y la provincia de Buenos Aires -en 2015 no pudo con Aníbal Fernández-en 2019 con Kicillof, para desde allí controlar al presidente que sea, AlbertoFernández o Mauricio Macri. Comparación injusta porque Aníbal Fernández siguedando demostraciones de una incontinencia agresiva, mientras que Axel Kicillofpodrá tener ideas con las que se pueda no estar de acuerdo pero se trata de unapersona que dio muestras de respeto a las formas y a los adversarios, y alrevés, Alberto Fernández no tiene la docilidad de Scioli. Rápidamente si ganaraMacri, o paulatinamente con Alberto Fernández, comenzaría el achique delkirchnerismo.
¿Quién tiene razón? De la misma forma en que es posible tanto eltriunfo de Macri como el de Alberto Fernández, es igualmente probable que elkirchnerismo se termine diluyendo en el peronismo, como el peronismo en elkirchnerismo. Quienes creen en una y en otra posibilidad son quienes desean queeso suceda, por lo que son pensamientos guiados por las emociones más que porlas evidencias, que podrían permitir argumentar con similar fundamento cualquierade las dos alternativas.
Como escribió también Hegel en Líneas fundamentales dela filosofía del derecho: “El ave de Minerva no emprende el vuelo hasta eloscurecer”, en referencia al búho (mochuelo) que acompañaba a Atenea (Minerva),la diosa de la sabiduría que levanta vuelo al terminar la noche, como metáforasobre que la historia no se comprende hasta su final porque la filosofía comosímbolo del razonamiento no tiene capacidad predictiva o performativa y solo sellega al entendimiento de los acontecimientos una vez que hayan producido susconsecuencias.
(*) Por Jorge Fontevecchia




