
“Cuando el mundo es inestable y amenazante, es natural buscar un refugio que nos brinde seguridad. Para Brasil, ese refugio es el Mercosur”. Con estas palabras, inaugurando su discurso, Lula da Silva destacó la estrategia brasileña para el segundo semestre de 2025. El mandatario brasileño, que asumió el liderazgo del bloque sudamericano este miércoles, indicó: “Debemos darnos la oportunidad de reflexionar sobre el lugar que aspiramos a ocupar en el nuevo tablero mundial“.
Esa perspectiva contrasta de manera drástica con la que expresó Javier Milei durante su discurso inaugural: “En definitiva, debemos dejar de pensar en el Mercosur como un escudo que nos proteja del mundo”, afirmó el presidente argentino. Luego, subrayó que es necesario “concebir (la región) como una lanza que nos permita penetrar de manera efectiva en los mercados globales”. En ese contexto, concluyó que será necesario revisar las “barreras comerciales” que el mercado común impone a países terceros y que, según su visión, representan una suerte de “autoexclusión” de los mercados globales.

Además, Milei insinuó su antigua amenaza de abandonar el bloque de cinco países si “los socios prefieren resistir” sus propuestas de menos restricciones entre los Estados miembros. Este fragmento de su alocución reflejó esa idea: “Si los otros miembros optan por persistir en un camino que no nos ha dado resultados, tendremos que insistir en flexibilizar las condiciones que nos unen y eso lo haremos acompañados o por nuestra cuenta, porque la Argentina no puede esperar”. Para los argentinos, esto se traduciría en emprender el camino del Brexit, que separó costosamente a Gran Bretaña de la Unión Europea.
Lula, por su parte, destacó la importancia estratégica del bloque “ante las incertidumbres del escenario internacional”; abogó por el diálogo y el fortalecimiento de los acuerdos comerciales entre los cinco países miembros. Enfatizó la necesidad de ampliar la articulación que permita llevar a los sudamericanos hacia una zona de libre comercio “basada en reglas claras”, lo que ofrecerá seguridad y estabilidad. Reiteró: “Estar en el Mercosur nos protege”. También instó a “mirar hacia Asia, el centro dinámico de la economía mundial”, afirmando que “la participación en las cadenas globales de valor se beneficiará de lazos más estrechos con Japón, China, Corea, India, Vietnam e Indonesia”.
A diferencia de su contraparte argentina, afirmó que su enfoque se centrará en el fortalecimiento del Arancel Externo Común (AEC), el sistema que protege a la región de importaciones potencialmente lesivas procedentes de terceros países. En ese sentido, aclaró que hasta fin de año “pretendemos sumar a los sectores de la industria automotriz y a la producción azucarera”. Ambos sectores, históricamente, quedaron fuera del sistema arancelario del mercado común. “Queremos implementar medidas que consoliden la unión aduanera, de modo que nuestro arancel externo nos resguarde de guerras comerciales externas”.
Otro eje prioritario para Brasil será la promoción del desarrollo tecnológico. El presidente mencionó la alianza con Chile para el desarrollo de modelos de Inteligencia Artificial adaptados a la realidad latinoamericana y defendió la instalación de centros de datos y la soberanía digital en la región. “Las nuevas tecnologías se concentran en manos de un pequeño número de personas y empresas, ubicadas en un número aún menor de países. Iniciativas como esta pueden extenderse a toda América Latina”, enfatizó. También abordó la necesidad de poner énfasis en el fortalecimiento de los mecanismos de protección social, ya que sin inclusión social y con los actuales niveles de desigualdad “no habrá avances duraderos”. Anunció que durante su gestión se reanudará la Cumbre Social e incluirá una Cumbre Sindical, destinada a promover los derechos sociales, laborales y humanos. “La fortaleza de nuestras democracias depende del diálogo y del respeto a la pluralidad”, advirtió.