
De acuerdo con un modelo de estimación de la producción agraria argentina basado en ciertos parámetros, la casi total eliminación de la brecha cambiaria a partir de abril, junto con la reciente reducción de las retenciones a la exportación anunciada por el presidente Javier Milei en la Exposición Rural de Palermo el pasado sábado, permitirá que la producción del campo argentino aumente en alrededor de 13 millones de toneladas. Este incremento se traduce en un valor acumulado de USD 28.800 millones en la contribución a la economía durante los próximos diez años.
Estas cifras provienen de un estudio de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) que utiliza el llamado “Modelo Agmemod” (por AGricultural MEmber State MODelling), una herramienta econométrica de análisis y proyección de mercados agroalimentarios de la Unión Europea, adaptada a las “características productivas, económicas e institucionales” de la economía argentina. Para implementar y aplicar este modelo de simulación y proyección, la BCR firmó en abril pasado un convenio con la Universidad de Wageningen y el Instituto Thünen de Alemania.
Cuánto bajaron
Como se recordará, la semana pasada Milei informó que las alícuotas para maíz, sorgo, trigo y cebada se fijan en 9,5% (los primeros estaban previamente en 12%), mientras que para los cultivos de invierno la reducción ya se había anunciado, pero ahora se establece de forma permanente. En el caso de las oleaginosas, la retención al girasol pasó de 7% y 5% a 5,5% y 4%, respectivamente. Por su parte, las alícuotas para el complejo soja se reducen de 33% y 31% para poroto y sus subproductos, a 26% y 24,5%, respectivamente.
Según el documento de la Bolsa rosarina, “este cambio de escenario para la producción primaria de granos se suma a un cambio en el contexto macroeconómico del país, que ocurrió en abril de este año con la liberalización parcial del acceso al Mercado Libre de Cambios, lo que operó prácticamente como una unificación cambiaria, reduciendo la brecha entre el ‘dólar oficial’ y los ‘dólares financieros’ a prácticamente cero”.
Bajo este contexto, la aplicación del modelo técnico proyecta un nuevo horizonte productivo hacia 2035, con un aumento del 8% en la producción en comparación con el escenario anterior, donde tanto la brecha cambiaria como las alícuotas de retenciones se mantenían en los niveles vigentes en 2024.
Uno de los gráficos del informe ilustra qué proporción del precio FOB en dólares “cash”, descontados los derechos de exportación, recibe el productor. Es decir, de cada USD 100 del precio FOB, cuánto recibe el productor según la cotización del dólar financiero del momento, después de descontar retenciones. A medida que aumenta la brecha cambiaria o se elevan las retenciones, la proporción que recibe el productor disminuye. En contraste, al reducirse la brecha y las retenciones, la porción que llega al productor aumenta, potenciando así el incentivo a producir.
“La baja de alícuotas y la casi total eliminación de la brecha cambiaria han llevado a que la proporción del ‘dólar cash’ que recibe el productor sobre el precio FOB sin retenciones de soja se sitúe hoy en niveles cercanos a los máximos desde 2012, comparables al periodo 2016-2018. En otros productos, aunque todavía se encuentra por debajo del periodo en el que las alícuotas eran del 0%, está próximo al 100%”, señala un pasaje del trabajo.
Un aspecto a considerar respecto a la brecha cambiaria, apunta el informe, es que los precios de los insumos también están valorizados al tipo de cambio oficial, lo que hace que el efecto de la brecha sea más significativo en el margen neto. “Cuando existe brecha, aunque el productor recibe menos ‘dólares billete’ por su venta, también paga menos ‘dólares billete’ por sus costos, por lo que el impacto de la brecha se refleja en la cotización del dólar a la que el productor puede ‘dolarizar’ su rentabilidad una vez deducidos todos los costos de producción.
Tanto la eliminación de la brecha como la reducción de las alícuotas de retenciones afectan directamente las decisiones de los productores, incentivándolos a contratar más mano de obra, asignar más superficie y/o utilizar tecnología superior.
De acuerdo con el modelo, bajo las nuevas condiciones se proyecta que la producción alcanzará las 172,3 millones de toneladas de granos hacia 2035, con un valor de producción de USD 50.100 millones, basado en los precios proyectados por el propio modelo.
Además, al considerar el valor incremental acumulado de la producción durante los próximos diez años, el sector agropecuario aumentará en USD 28.800 millones el valor de su producción entre las campañas 2025/26 y 2034/35.
“Esta inyección de valor agregado se traduce en un incremento del nivel de actividad que excede la producción primaria en sí misma, e involucra, entre otros, mayor demanda de fletes, ventas de insumos, servicios financieros y de intermediación, así como servicios relacionados con el almacenaje y acondicionamiento, y una actividad más intensa para los contratistas rurales, el complejo agroindustrial y los prestadores de servicios asociados a la exportación”, advierte el estudio.