La inflación de junio se situó levemente por encima de la de mayo, aunque resultó significativamente inferior a lo anticipado por el mercado. Alcanzó un 1,6%, y esta vez no fue provocada por el rubro de alimentos, que, de hecho, mostró uno de los incrementos más bajos, con un 0,6%. Algunos productos, en particular, registraron ajustes que superaron el promedio y escalaron hasta los dos dígitos, mientras que varios alimentos experimentaron reducciones de precios.
En términos interanuales, la categoría avanzó un 32,3%, situándose por debajo del índice general, que fue del 39,4%, según datos del Indec. En el acumulado de los primeros seis meses del año, la variación se estableció en un 15,9%.
El relevamiento realizado en el Gran Buenos Aires (GBA) puso de manifiesto movimientos de precios que revelan dinámicas dispares en los alimentos y los productos de consumo masivo.
De acuerdo con la información proporcionada por el Indec, la lechuga lideró las subas de precios al consumidor en el GBA, con un incremento del 31,7%, alcanzando un precio de $3.977,26 por kilo. El aceite de girasol aumentó un 4,5%, situándose en $4.367,87 por una botella de 1,5 litros.
La harina de trigo común 000 se incrementó un 3,9%, llegando a $892,12 por kilo. El pan de mesa vio un alza del 3,5%, a un precio de $2.962,32 por 390 gramos, al igual que el jabón en polvo para ropa, que se comercializó a $2.427,56 por 800 gramos.
El yogur firme tuvo un aumento del 3,1%, alcanzando un precio de $2.128,39 por 195 cc, seguido del jabón en pan, que se incrementó un 3% y alcanzó los $1.138,43 por 200 gramos. El jamón cocido llegó a $16.146,82 por kilo, tras un aumento del 2,8%.
El salchichón subió un 2,7%, con un precio de $9.102,02 por kilo, mientras que la manteca se comercializó a $3.754,15 por 200 gramos, con un aumento del 2,6%.
Los productos con bajas de precios
En contraste, el tomate redondo fue el producto que más cayó en precio en el GBA, con una disminución del 21,2%, ubicándose en $2.174,02 por kilo. A continuación, se encontró el limón, que retrocedió un 18,6% hasta los $1.108,37 por kilo, y la naranja, que bajó un 13,4% a $974,67.
El zapallo anco disminuyó un 6,3%, alcanzando un precio de $852,48 por kilo, mientras que los pañales descartables bajaron un 4,8% y se situaron en $4.066,34 por 10 unidades.
La cebolla tuvo un descenso del 2,9%, con un valor de $719,03 por kilo, y el arroz blanco simple se redujo un 0,8%, costando $1.844,34 por kilo.
También se registraron leves caídas en el filet de merluza fresco (–0,1%, $9.826,00 por kilo) y la sal fina (–0,1%, $1.270,70 por 500 gramos). El precio del asado se mantuvo sin cambios, fijándose en $10.973,35 por kilo.
En comparación con junio de 2024, los productos que más se incrementaron fueron:
- Café molido: 73,7%
- Asado: 68,3%
- Cuadril: 62,1%
- Nalga: 60,5%
- Huevos: 56,6%
- Salame: 56%
- Yogur: 55%
Por su parte, los que presentaron descensos fueron:
- Cebolla: -37,3%
- Tomate redondo: -37,2%
En términos generales, aunque se observó una leve aceleración mensual, los resultados estuvieron por debajo de lo que esperaban los analistas privados; la consultora Outlier destacó el impacto del tipo de cambio y el escaso traslado a precios.
“El dato de inflación de junio, al ser un promedio mensual que se compara con otro promedio mensual, se construye con parte de la inercia que dejó mayo y otra parte con lo sucedido durante el mes. Lo que ocurrió al final del mes pesa menos, ya que el promedio se define más por las primeras semanas y la inercia previa, siendo relevante para el inicio del próximo mes”, señala la consultora.
“En este sentido, es importante destacar que el tipo de cambio oficial de la segunda quincena de mayo fue solo un 1% superior al tipo de cambio exportador antes de la unificación. El promedio de junio fue apenas un 4% más alto que ese nivel, con buena parte de esa subida ocurriendo hacia el final del mes”, agrega.
“Por lo tanto, el dato de inflación de junio aún no contaba con un ajuste significativo del tipo de cambio exportador, el cual es relevante, por ejemplo, para los alimentos. Eso puede ayudar a explicar, al menos en parte, lo que observamos”, concluye.
