
En un contexto de estancamiento prolongado del empleo registrado en el sector privado, en los últimos años se ha observado un notable aumento en el número de trabajadores monotributistas. No obstante, esta situación no ha conllevado a una disminución significativa de la informalidad laboral, que afecta a cerca del 40% de la población ocupada.
Según datos de la Secretaría de Trabajo, entre 2012 y 2024, el total de trabajadores inscriptos en el régimen de monotributo creció un 56%, mientras que la cantidad de asalariados formales solo aumentó un 3%. Esto indica que esta modalidad no ha sido la principal vía de inserción laboral, incluso entre quienes cuentan con un nivel educativo más alto.
Este notable avance en la registración dentro del sistema de seguridad social no se ha traducido en una reducción relevante del número de trabajadores informales, que ascienden a 9 millones. De acuerdo con la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), la proporción de la población ocupada en esta situación apenas disminuyó un 1,5% en los últimos 13 años, al pasar del 41,8% al 40,3%.
En este marco, un informe oficial arrojó luz sobre este fenómeno. En primer lugar, se señaló que el 37% del crecimiento del trabajo monotributista corresponde a personas que han ingresado a relaciones laborales de dependencia. Al no contribuir a la seguridad social como asalariados, sino en calidad de independientes, estas personas son catalogadas como informales en las encuestas, ya que incumplen la normativa vigente en lo relativo a aportes bajo esa categoría ocupacional.
Otro factor a tener en cuenta es que, aunque ha aumentado la cantidad de personas que aportan a dicho régimen, en el mismo período también se ha incrementado, en proporciones similares, el trabajo independiente informal, o sea, aquellos que trabajan por cuenta propia y no están registrados ni como monotributistas ni como autónomos.
En resumen, “el notable crecimiento de los trabajadores registrados en el monotributo no se tradujo en una reducción de la informalidad laboral, lo que se debe a que parte de esos trabajadores accedieron a empleos en relación de dependencia sin los aportes correspondientes a esa modalidad de inserción, realizando sus propios aportes al régimen de seguridad social como independientes, y también a que el trabajo independiente informal se incrementó, compensando de esta manera el mayor registro de trabajadores independientes monotributistas”, explicó la cartera a cargo de Julio Cordero.
Por otra parte, se concluyó que la expansión del trabajo monotributista en la última década “se encuentra fuertemente asociada a la inserción laboral de personas con educación terciaria y universitaria en un contexto caracterizado por la escasez de oportunidades de inserción laboral en puestos asalariados formales en el sector privado”.
Simultáneamente, un estudio del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) reveló que el 14% de los empleados no registrados facturan como monotributistas para una empresa.
“En la percepción del trabajador, existe una relación de dependencia laboral con la empresa, pero legalmente el vínculo se formaliza como una relación no laboral”, puntualizan.
Esto varía según el tamaño de las compañías. En aquellas con menos de 10 empleados, el 77% del personal se encuentra sin registrar, y de ese total, solo el 7% emite factura. En empresas con entre 10 y 40 trabajadores, la informalidad afecta al 14% de los asalariados, y dentro de este grupo, un 24% factura a través del monotributo.
En el caso de las firmas que cuentan con más de 40 empleados, la informalidad se reduce al 8%, pero dentro de este grupo, el 45% emite factura.
El informe destaca que “en las microempresas, más del 90% de los asalariados informales no emiten factura y, por lo tanto, no realizan aportes como monotributistas”.
“El 77% del empleo no registrado se encuentra en empresas con menos de 10 trabajadores, cuyas remuneraciones son un tercio del salario registrado. El 90% ni siquiera paga el monotributo”, añadieron.