Jueves, 4 de septiembre de 2025   |   Campo

Argentina y Estados Unidos: un análisis de la distancia en producción agrícola y su impacto en el futuro cultivable.

Argentina y Estados Unidos: un análisis de la distancia en producción agrícola y su impacto en el futuro cultivable.

Es común comparar los sistemas de producción agrícola y sus resultados en los Estados Unidos con la situación en Argentina. ¿Estamos cerca, mejor o lejos de la producción norteamericana?

Una de las diferencias más significativas es que, en los últimos cinco años, Estados Unidos sembró entre trigo, maíz y soja un promedio de 82 a 84 millones de hectáreas, con una producción media de 6,5 toneladas por hectárea y cerca de 540 millones de toneladas en total.

En cambio, Argentina alcanzó solo 28 a 29 millones de hectáreas sembradas en el mismo período, con un rendimiento medio entre los tres cultivos de 3,7 a 4 toneladas por hectárea y una producción total promedio de 100 a 107 millones de toneladas. Sin lugar a dudas, las diferencias son abismales.

Es evidente que la disparidad en la superficie cultivable es notable; además, los suelos que presentaban problemas de excesos de agua en el cinturón maicero estadounidense fueron drenados entre 1960 y 1990, incorporándose a la agricultura con un excelente potencial de producción que hoy se traduce en diferencias significativas en los estados de Indiana, Illinois, Iowa y Ohio.

En términos generales, una excelente aptitud de suelos, un clima más regular en cuanto a lluvias en los períodos críticos y una adecuada nutrición de los cultivos, gracias a la utilización de fertilizantes y enmiendas, marcan diferencias significativas, especialmente en los rendimientos de maíz, donde Argentina logró 7,3 toneladas por hectárea y Estados Unidos 11 toneladas por hectárea en promedio en los últimos cinco años. En el caso del trigo, los rendimientos fueron de 3,23 toneladas por hectárea en Estados Unidos y 2,85 toneladas en Argentina. Para la soja, los promedios fueron de 3,41 toneladas en EE. UU. y 2,61 toneladas en Argentina, siempre en el marco de los últimos cinco años.

Rendimientos del cereal en la Argentina y los Estados UnidosGza

La interrogante que siempre persiste es si en Argentina contamos con la tecnología necesaria para maximizar los rendimientos, al igual que lo hace el agricultor estadounidense. La respuesta es negativa.

Las tecnologías son las mismas y están disponibles en ambos países; sin embargo, el contexto macro y microeconómico, la infraestructura y el famoso “costo argentino” condicionan y limitan tanto las inversiones como la aplicación de estas tecnologías en nuestro país, lo que explica las enormes diferencias productivas al analizar los promedios nacionales.

En el último viaje de la Fundación Producir Conservando, realizado hace un par de semanas a Estados Unidos, tuvimos la oportunidad de visitar agricultores y universidades en Kentucky, Tennessee y Arkansas. Allí corroboramos que la caída de los precios internacionales también afecta negativamente los márgenes brutos para el agricultor estadounidense, quienes lo perciben como una consecuencia de la abundante oferta mundial de commodities y de las limitaciones arancelarias impuestas por el gobierno de Donald Trump, al que, además, mayoritariamente apoyaron en los estados agrícolas.

A pesar de las diferencias en la macroeconomía, la estabilidad de las reglas de juego, la infraestructura y el entorno general de negocios, la “política agrícola” estadounidense, que se renueva cada cinco años en el Congreso, establece las reglas de juego, los programas de apoyo activos, los incentivos y los subsidios, tanto directos como indirectos, que permiten al agricultor planificar a largo plazo.

Independientemente de las diferencias en la macroeconomía, estabilidad de reglas de juego, infraestructura y el marco general de negocios, la “política agrícola” americana, que se renueva cada cinco años en el Congreso, define reglas de juegoGza

La necesidad de escalar en la producción lleva a que entre el 70 y el 75% de la superficie sembrada opere bajo contratos de arrendamiento a largo plazo, lo que garantiza la aplicación de tecnologías que requieren un mediano y largo plazo para mostrar resultados (siembra directa, cultivos de cobertura, reposición de macro y micronutrientes, obras de infraestructura, sistematización y riego, etc.).

Indudablemente, independientemente de las condiciones de suelo y clima de cada país, Argentina tiene el potencial para alcanzar rendimientos mucho más altos de los obtenidos en los últimos años. Esta es la base de la proyección de la Fundación Producir Conservando para 2030 de 170 millones de toneladas. Sin embargo, el marco de condiciones institucionales, macroeconómicas, financieras, fiscales y de infraestructura limita las decisiones de inversión que impactan en la productividad futura. Hay mucho por hacer, cambiar y mejorar.

El autor pertenece a la Fundación Producir Conservando

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