
En 2019, Javier Milei se había convertido en el economista estrella de la televisión argentina. Participaba casi a diario en “Intratables”, “Animales Sueltos”, “A Dos Voces”, “La Cornisa” y “Polémica en el Bar”. En este último ciclo protagonizó una postal que hoy toma otro significado: llegó al estudio con una caja de chocolates para Virginia Gallardo, una de las “barwomen” de Mariano Iúdica.
“Muchísimas gracias, señor Milei, por los chocolates que me trajo”, dijo ella al aire. “Es un caballero y también nos trajo de regalo a nuestra maquilladora y peinadora”, añadió, mientras el economista sonreía y los panelistas celebraban la escena entre risas. “¡Eso háblenlo detrás de cámara!”, lanzó uno, entre bromas. Gallardo tomaba clases privadas de economía con él y ese mismo año sorprendió al cruzar en vivo a Axel Kicillof citando conceptos aprendidos con Milei.
Fue el auge del fenómeno Milei en los medios. Entre 2015 y 2020 dominó el debate televisivo con gráficos, virales, peleas en vivo y un discurso antiestablishment que lo convirtió en figura mucho antes de su salto a la arena electoral. Su presencia garantizaba rating y, al mismo tiempo, comenzó a tejer relaciones con periodistas, panelistas, productores y figuras del espectáculo. Esa simpatía al aire con Gallardo no fue un gesto aislado, sino el anticipo de un armado político silencioso.
En 2025, ese vínculo informal terminó de consolidarse. Gallardo fue candidata a diputada por La Libertad Avanza en Corrientes y obtuvo el 32,58% de los votos (178.292 sufragios), quedando segunda y asegurándose una banca. En la capital provincial, incluso, ganó con el 40,83%. Hoy, el video del chocolate —reciclado en TikTok y X— funciona como un flashback de una estrategia que parecía casual y terminó siendo efectiva: Milei reclutaba aliados en sets de televisión antes de pisar escenarios partidarios.
Lo que empezó como una cortesía televisiva terminó en el Congreso. La panelista que agradeció los chocolates frente a cámara es ahora diputada nacional electa. Aquella escena ligera, que en su momento fue anécdota y humor, hoy se relee como el origen discreto de una alianza política que trascendió la pantalla para convertirse en poder real.

