
En diálogo con Canal E, el analista político Aníbal Urios evaluó las reacciones sociales ante el escándalo de las escuchas y la estrategia del Gobierno, señalando que “la gente ya está cansada de viejos esquemas y saca sus propias conclusiones”.
Una ciudadanía que ya no cree ni espera
Para Urios, el impacto real del escándalo aún no se refleja en la ciudadanía porque “la opinión pública argentina está cansada de que la sometan a pensar lo que no quiere pensar”.
“De diez personas a las que les preguntaron sobre el caso, nueve no sabían de qué se trataba”, relató, evidenciando el desinterés o desconexión con la política tradicional.
Este fenómeno, según el analista, explica el aumento del ausentismo electoral. Afirmó que “la tolerancia de la sociedad hacia la clase dirigente es cada vez menor”, lo que lleva a cambios entre diferentes espacios políticos en cada elección, en busca de una representación auténtica.
“La política argentina no logra romper con viejos billetes y viejos esquemas”, sentenció Urios, quien aseguró que “la gente está diez pasos adelante que los dirigentes” y no necesita ser convencida: “Ya está convencida y toma decisiones por sí sola”.
El presidente y sus atributos: ¿bastan para sostener al Gobierno?
Frente al silencio oficial y la falta de una estrategia comunicacional clara, Urios analizó la figura presidencial: “El Presidente rompió el sillón de Rivadavia y construyó uno nuevo”, aludiendo a su estilo disruptivo. Destacó dos valores fundamentales que sostienen su vínculo con la ciudadanía: “Tiene credibilidad, porque lo que dice lo hace, y tiene honestidad, que es lo que aún está en evaluación en medio de este escándalo”.
No obstante, advirtió que esa conexión es personal e intransferible, incluso dentro de su propio entorno: “Preservar la figura del Presidente no es simple, porque su hermana es el Presidente. No hay salida confusiva posible”, sostuvo, refiriéndose a las implicancias directas del caso en el círculo más cercano al mandatario.
Urios planteó una pregunta clave: “¿Esto genera desilusión o continuidad?”, aludiendo al impacto electoral que podría tener el escándalo. Según sus encuestas, “más del 60% de la sociedad manifiesta estar desilusionada con quienes gobiernan”, una cifra que, de profundizarse, podría alterar el rumbo político.
Finalmente, lanzó una reflexión sobre el futuro de la fuerza oficialista: “En la Ciudad preguntamos qué era el PRO, y la respuesta fue ‘más de lo mismo’. Si preguntamos lo mismo sobre La Libertad Avanza y la respuesta se repite, ya están buscando quién viene después”, concluyó.