
“Petiso, necesito tu ayuda, tengo que vender la moto”, fue así como Diego Giacomini comenzó la anécdota sobre Javier Milei y su deseo de desprenderse del vehículo. En una entrevista en el ciclo de Tomás Rebord por Blender, que se volvió viral gracias al internauta “el prenseró”, el economista recordó la amistad que unió a ambos expertos en economía.
Durante su relato, Giacomini mencionó que Javier Milei le había dicho haber “hablado con Dios”. “La moto es una tentación que me pone el maligno para matarme y frustrar la misión de Dios de salvar a Argentina del socialismo y llevarla hacia el liberalismo redentor”, describió Giacomini sobre las palabras de quien sería el futuro presidente, y continuó: “Consígueme a alguien que me compre la moto”.
A lo largo de varios años, Javier Milei y Diego Giacomini no solo compartieron una visión económica liberal, sino que también recorrieron juntos el mundo académico, mediático y editorial. Su relación comenzó en el plano profesional: Giacomini, economista formado en la Universidad de Buenos Aires, y Milei, ya reconocido por su estilo explosivo, coincidieron en debates y conferencias donde defendían posturas comunes en contra de la intervención estatal y el gasto público.
El vínculo se fortaleció con la publicación de “Política Económica Contrarreloj” (2014), donde ambos presentaron un programa de reformas de choque para la economía argentina. También coescribieron “Una solución real para la Argentina” (2016), en el que proponían un drástico recorte del Estado, apertura comercial y dolarización. Sus presentaciones en universidades y canales de televisión evidenciaban una dupla bien coordinada: Milei aportaba la retórica apasionada, mientras que Giacomini ofrecía un enfoque más técnico.
Sin embargo, la sociedad comenzó a desgastarse hacia 2018. Las diferencias se hicieron evidentes no solo en el ámbito académico, sino también en lo personal y político. Giacomini cuestionó lo que consideraba un “endiosamiento” de Milei, quien empezaba a ganar notoriedad con un estilo cada vez más personalista. Según Giacomini, Milei había evolucionado de ser un economista crítico del poder a una figura con aspiraciones políticas que, a su juicio, contradecían su inicial prédica liberal.
La disputa se hizo pública cuando Giacomini lo acusó de “traicionar principios” y de rodearse de personas más interesadas en el espectáculo que en el rigor económico. Milei, por su parte, respondió con dureza, calificando a su exsocio intelectual como un “resentido” incapaz de aceptar su crecimiento en la esfera pública. La ruptura fue definitiva, y desde entonces, ambos han seguido caminos por separado.