
Alberto Fernández cosechó, apenas trascendió su inesperadacandidatura, lo que sembró en los últimos meses: un scrum de gobernadoreselogió en público su irrupción en el olimpo de los presidenciables. Elcandidato K habló con más de una decena de mandatarios y 9 de ellos salieron aelogiar su postulación y el corrimiento de Cristina Kirchner.
Entre las manifestaciones públicas de apoyo hay seis quefueron hechas por jefes provinciales que animaron la cita más potente deAlternativa Federal (AF), en diciembre pasado.
Los llamados a los gobernadores de Fernández apuntaron aensanchar el universo del PJ, arrimar actores que estaban distantes -yrecelosos- y expandirse a territorios que se movían con lógica propia.”Hablar con todo el peronismo”, repite.
El sábado agotó el teléfono con charlas y mensajes. Horasantes, junto a Santiago Cafiero, su mano derecha, planificó un operativo parahablar con todos los jefes provinciales y algunos jerarcas sindicales, comoHéctor Daer y Hugo Moyano.
No se comunicó, según reconstruyó Clarín, con dos: elcordobés Juan Schiaretti y el salteño Juan Manuel Urtubey. Otro que no está ensu agenda es Luis Barrionuevo.
Este lunes, encarará el primer episodio de campaña: viajó aSanta Cruz para, entre otras actividades, visitar el local de “LosMuchachos Peronistas”, la Unidad Básica de Néstor Kirchner. Nestorismopuro.
Se verá, también, con Alicia Kirchner y quizá se encuentrecon Rosana Bertone, la gobernadora de Tierra del Fuego, que busca su reeleccióny una de las que se nutrió de las gestiones de Alberto F. en el cierreprovincial.
Luego se abocará al diseño de la “campaña federal”donde pondrá a prueba el capital simbólico que colectó en estas primeras horascomo candidato.
Hay dos previas. El cordobés Juan Schiaretti convocó para elmiércoles a una reunión de AF con los postulantes Sergio Massa, Juan ManuelUrtubey, Miguel Ángel Pichetto y Roberto Lavagna.
La otra es germinal. Hay sondeos para convocar un encuentrode gobernadores, se habla del sábado, que podría ser la contraofensiva de losque están a favor de la unidad. Ese movimiento puede cristalizar lo que se vioel fin de semana cuando Fernández logró el respaldo publico de nuevegobernadores.
El bloque ligado al PJ Federal que saludo a Alberto Fincluyó a Gustavo Bordet (Entre Ríos), Domingo Peppo (Chaco), Juan Manzur(Tucumán) Rosana Bertone (Tierra del Fuego), Gerardo Zamora (Santiago delEstero) y Sergio Casas (La Rioja).
Uñac y Lucía Corpacci, que nunca se sentaron en la mesa deAlberto Fernández, completaron el pelotón que habló de la bajada -a vice- deCristina Kirchner. El domingo, desde La Pampa, se sumó Carlos Verna: dijo quela ex presidenta “busca cerrar la grieta porque Alberto Fernández es muchomás propenso al diálogo que la propia Cristina”.
Desde que dejó el poder, la ex presidenta no logró, nunca,ese tipo de gestos de los jefes provinciales. A desgano, varios la aceptaronpor urgencia electoral local: el voto K es una realidad que pesa en todos losdominios y en algunos es decididamente clave.
Fernández fue cirujano en esos acuerdos: maniobró parapactar con Bordet en Entre Ríos, fue clave para “neutralizar” a JoséAlperovich en Tucumán contra Juan Manzur, tejió para la unidad entre RosanaBertone y La Cámpora en Tierra del Fuego.
Peppo, que pulsea con Jorge Capitanich en Chaco, apuesta aque medie en su favor. Casas, que no logró otra reelección y desespera pordefinir un sucesor.
?Elefecto hipotético es doble: Fernández sumó músculo político al dispositivo delPJ que, a priori, le restó a Alternativa Federal. De los diez gobernadores deese club, solo dos fueron críticos: Schiaretti y Urtubey.
Otros dos, Mariano Arcioni (Chubut) y Hugo Passalacqua(Misiones), quedaron en zona neutral. Hay gobernadores en otra sintonía. Uñacmilitó a Lavagna pero no se sumo a AF. Corpacci pide unidad y estuvo conCristina en el PJ.
Al margen, Alicia K., Gildo Insfrán y Alberto Rodríguez Saá,más cercanos al PJ de Cristina.
								
                        
  



