“Es la figurita que nos faltaba.” María Inés Di Nápoli, fundadora de la plataforma Puma, comenta así la decisión de la compañía de adquirir ILabs, una startup argentina especializada en inteligencia artificial aplicada a imágenes satelitales. Hasta ahora, la plataforma se enfocaba en medir y certificar indicadores como la huella de carbono en el campo, la salud del suelo, la biodiversidad, la huella hídrica y la eficiencia en el uso de nitrógeno. Con esta compra, suman una nueva capacidad: verificar si una producción proviene de áreas libres de deforestación, un factor que cobra importancia a medida que se acerca la entrada en vigencia, el próximo año, de la regulación de la Unión Europea que exigirá que productos como la carne y la soja que ingresen a ese mercado demuestren con precisión su trazabilidad ambiental y su origen.
Di Nápoli relata que, al comenzar en 2021, el trabajo se centraba únicamente en la huella de carbono. No obstante, con el tiempo, las demandas del mercado y la evolución de las prácticas sostenibles llevaron a ampliar el alcance de la plataforma. Sin embargo, la trazabilidad ambiental relacionada con la deforestación seguía siendo un aspecto pendiente. “Entonces surgió la posibilidad de adquirir ILabs, una empresa creada con el fin de identificar el cambio de uso de suelo y detectar eventos de deforestación mediante inteligencia artificial. Vimos la oportunidad y, tras varios meses de negociaciones, la adquirimos,” explica. El monto de la operación no fue revelado.
Desde el próximo año, Europa no comprará soja que provenga de zonas deforestadas.
Para la fundadora, este paso tiene un doble valor: suma una herramienta técnica crucial y refuerza la posición de su empresa ante un panorama internacional donde la sostenibilidad ya no es un diferenciador, sino una condición esencial. “Sabemos que a partir de enero de 2026 todos los productos que ingresen a la Unión Europea tendrán que demostrar esta trazabilidad y este origen: carne, soja, en un principio, y posteriormente otros productos. Nosotros no contábamos con una herramienta capaz de validar esa trazabilidad en origen, por lo que esto se convierte en un complemento perfecto para todo lo que veníamos trabajando en carbono, con el objetivo de cumplir no solo con la regulación europea, sino también con las demandas de nuestros clientes. Es un hito sumamente importante para nosotros y para el mercado,” comenta.
ILabs es una empresa argentina que ya estaba homologada por la plataforma Visec, un detalle que, según Di Nápoli, tiene gran relevancia. “Por propiedad transitiva, ahora nuestra plataforma también está homologada para Visec. Cuando se abra la posibilidad de ingresar a los mercados europeos cumpliendo con el estándar, podremos hacerlo desde el primer día,” explica.
La nueva incorporación se suma a una oferta que, destaca, tiene como producto emblemático la huella de carbono en el campo. “Esto es muy importante porque sabemos que lo que ocurre en el campo es responsable del 60 al 70% de las emisiones del producto final en la agroindustria. Por eso, ahí es donde podemos contribuir a la mejora. Así que ese fue el producto emblemático de Puma, pero luego comenzamos a integrar otros derivados del carbono,” señaló.
“Hoy, las empresas que desean demostrar trazabilidad en origen y su impacto ambiental pueden hacerlo en una única plataforma con certificaciones reconocidas internacionalmente,” indica. Entre ellas, la firma cuenta con ISO, GHG y la directiva europea de biocombustibles.
“Cuando se abra la posibilidad de ingresar a los mercados europeos cumpliendo con el estándar, podremos hacerlo desde el primer día,” explica.
Su cartera de clientes está conformada principalmente por empresas B2B: grandes compañías de alimentos y bebidas como Ambev, Bimbo y Heineken, así como empresas de insumos agropecuarios y bancos que requieren medir las emisiones de sus carteras. Di Nápoli enfatiza que el origen de la firma siempre estuvo vinculado al trabajo directo con productores, un lazo que es valorado por los clientes, ya que a la industria le suele costar llegar al productor. “Nacimos hablando con productores y eso nos otorga una llegada que las empresas valoran muchísimo,” dice.
La metodología que utilizan, detalló, combina tecnología satelital con datos reales de campo. Para verificar la libre deforestación, la empresa emplea imágenes que permiten retroceder hasta 20 años y comprobar si un lote cumple con los estándares requeridos.
Sin embargo, en relación a los otros indicadores que miden, subraya que el verdadero valor radica en trabajar con datos concretos del productor, y no con estimaciones. “El mundo se está dando cuenta de que elaborar con valores por defecto ya no es posible si realmente queremos mitigar el cambio climático. Tenemos que entender qué hace el productor, y ahí es donde somos fuertes,” sostiene. La plataforma se integra a los sistemas de gestión que ya utilizan las empresas y productores, de modo que la información se obtiene directamente de allí, evitando duplicar cargas.
