Lunes, 27 de octubre de 2025   |   Internacionales

ADN revela la verdadera causa de muerte de los soldados de Napoleón en la campaña rusa de 1812

El hallazgo en restos exhumados en Vilna destierra el mito de que el frío, el hambre y el tifus devastaron a la “Grande Armée” durante su retirada
ADN revela la verdadera causa de muerte de los soldados de Napoleón en la campaña rusa de 1812

El análisis de ADN antiguo efectuado en restos de soldados de la Grande Armée de Napoleón Bonaparte permitió identificar dos enfermedades que hasta ahora no se habían documentado durante la devastadora retirada de Rusia en 1812.

Según un estudio internacional reciente publicado el último 24 de octubre en Current Biology, los investigadores hallaron rastros genéticos de estas: fiebre paratifoidea y fiebre recurrente transmitida por piojos, en restos exhumados de una fosa común en Vilna, Lituania. Este hallazgo ofrece una nueva perspectiva sobre las causas de la elevada mortalidad que sufrió el ejército napoleónico, tradicionalmente atribuida al frío, al hambre y al tifus.

El equipo de investigación, liderado por Rémi Barbieri y Nicolás Rascovan, del Institut Pasteur y la Universidad de Tartu, analizó el ADN extraído de los dientes de trece soldados encontrados en la fosa común descubierta en 2001. Mediante técnicas de secuenciación masiva, los científicos detectaron la presencia de Salmonella enterica Paratyphi C, agente de la fiebre paratifoidea, y de Borrelia recurrentis, responsable de la fiebre recurrente.

De acuerdo con el estudio de Current Biology, estos patógenos, hasta ahora no identificados en este contexto histórico, podrían haber contribuido de forma significativa a la catástrofe sanitaria que diezmó a la Grande Armée durante su retirada.

Rémi Barbieri, autor principal del estudio, explicó a CNN que hasta ahora se consideraba al tifus como la única enfermedad infecciosa responsable de la mortandad masiva en el ejército de Napoleón. No obstante, los resultados del análisis genético abren la posibilidad de que otras infecciones, como la fiebre paratifoidea y la fiebre recurrente, también jugaran un papel relevante. “Antes pensábamos que solo había una enfermedad infecciosa que diezmó al ejército de Napoleón: el tifus”, señaló Barbieri. El hallazgo de estos patógenos sugiere que la situación sanitaria era más compleja de lo que se creía.

La retirada de Rusia en 1812 es uno de los episodios más letales de la historia militar europea. Napoleón Bonaparte movilizó entre 500.000 y 600.000 soldados para invadir Rusia, pero tras seis meses de campaña solo decenas de miles lograron regresar a Francia.

Las bajas, estimadas en alrededor de 300.000 hombres, se han atribuido tradicionalmente a las duras condiciones invernales, la falta de alimentos y la propagación del tifus. Sin embargo, el nuevo estudio sugiere que la combinación de varias enfermedades infecciosas, junto con el agotamiento y la desnutrición, pudo haber sido determinante en el colapso del ejército.

El contexto arqueológico de la investigación es relevante: la fosa común de Vilna, excavada en 2001, contenía más de 3.000 cuerpos, en su mayoría hombres jóvenes, muchos aún con uniformes militares. Análisis previos, realizados en 2006, habían detectado el agente del tifus en algunos restos, pero la tecnología de entonces solo permitía identificar fragmentos cortos de ADN. En contraste, la secuenciación masiva empleada en el estudio actual permitió analizar millones de fragmentos de ADN altamente degradado, lo que facilitó la identificación precisa de los patógenos presentes.

Current Biology explica que un médico de la época, J.R.L. de Kirckhoff, describió la prevalencia de fiebre, diarrea y disentería entre los soldados, síntomas compatibles con infecciones transmitidas por agua y alimentos contaminados, como la fiebre paratifoidea. Además, la fiebre recurrente, transmitida por piojos, pudo haber debilitado a los soldados hasta hacerlos más vulnerables a otras enfermedades y al rigor del invierno ruso.

El proceso metodológico incluyó la extracción y secuenciación de ADN de trece dientes, cada uno correspondiente a un individuo distinto. Los investigadores aplicaron filtros rigurosos para identificar únicamente los fragmentos genéticos auténticos de los patógenos de interés. En cuatro de los individuos se detectó Salmonella enterica Paratyphi C, mientras que en dos se halló Borrelia recurrentis.

La autenticidad de estos hallazgos se confirmó mediante análisis filogenéticos que situaron las cepas antiguas dentro de linajes conocidos, aunque en algunos casos se observó una diversidad genética superior a la de las cepas actuales.

A pesar de la ausencia de evidencia directa de tifus en las muestras analizadas, los autores de Current Biology subrayan que ello no descarta su presencia en otros individuos de la fosa común. El número de muestras estudiadas es reducido frente al total de cuerpos exhumados, lo que limita la posibilidad de extrapolar los resultados a toda la población afectada. No obstante, el hallazgo de fiebre paratifoidea y fiebre recurrente aporta pruebas directas de que múltiples infecciones coexistieron durante la retirada, debilitando aún más a los soldados exhaustos y desnutridos.

Nicolás Rascovan, supervisor del estudio y responsable de la Unidad de Paleogenómica Microbiana del Institut Pasteur, destacó en CNN la importancia de estas nuevas tecnologías: “Este tipo de análisis, estos proyectos, pueden ofrecer una imagen mucho más clara del panorama de las enfermedades infecciosas en el pasado y de cómo los eventos históricos han moldeado el paisaje de las enfermedades infecciosas actuales”. El equipo empleó un enfoque de autenticación filogenética para validar la presencia de los patógenos, descartando posibles contaminaciones ambientales y confirmando la autenticidad del ADN antiguo.

Cecil Lewis, investigador de ADN antiguo y vicepresidente académico de la Oklahoma School of Science and Mathematics, valoró en CNN la relevancia del estudio: “Ahora estamos en una época en la que los estudios de ADN antiguo pueden aportar más matices a la comprensión de eventos históricos, lo cual es emocionante”.

Lewis añadió que el análisis de patógenos históricos permite vislumbrar las trayectorias evolutivas de los organismos, algunos ya extintos y otros que forman la base de los patógenos actuales. Según el experto, estos datos ayudan a entender mejor cómo los patógenos pueden afectar a las poblaciones, evolucionar y persistir, lo que resulta fundamental para anticipar y gestionar futuras amenazas.

La investigación publicada en Current Biology demuestra el potencial de la paleogenómica para esclarecer episodios históricos y comprender la evolución de las enfermedades infecciosas. El uso de secuenciación masiva de ADN antiguo permitió identificar patógenos en restos humanos de más de dos siglos de antigüedad, abriendo nuevas vías para el estudio de epidemias pasadas y su impacto en la historia.

El avance tecnológico en el campo de la paleogenómica ha sido notable en los últimos años. La rapidez con la que se han desarrollado estas herramientas permite hoy abordar preguntas que hasta hace poco resultaban inimaginables.

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