Domingo, 24 de agosto de 2025   |   Policiales

Accidente en Ruta Provincial 11: un conductor en estado grave y la incógnita persiste

Accidente en Ruta Provincial 11: un conductor en estado grave y la incógnita persiste

Un nuevo despiste y posterior vuelco de un vehículo ha reactivado las alarmas en las rutas entrerrianas. El deterioro de las carreteras es un problema conocido, que a veces se agrava por la imprudencia o la distracción al volante, situaciones que podrían prevenirse.

En el kilómetro 19 de la Ruta Provincial 11, un Renault Megane se despistó y volcó, dejando a su único ocupante, un hombre de 28 años residente de Aldea Brasilera, con lesiones graves.

El primer equipo en llegar al lugar fue el personal de la Comisaría local, que realizaba patrullaje preventivo. La escena era elocuente: el vehículo destrozado al borde del camino, huellas desordenadas en el asfalto y un conductor herido que necesitó asistencia de los Bomberos Voluntarios y fue trasladado de urgencia al Hospital San Martín de Paraná, donde permanece internado.

El Ministerio Público Fiscal ha ordenado pericias de accidentología para esclarecer las circunstancias del hecho. Los primeros indicios sugieren que no hubo participación de otro vehículo, pero la incógnita sigue vigente: ¿fue un exceso de velocidad, una falla mecánica o una distracción fatal? La investigación deberá resolver estas preguntas que hoy pesan sobre el expediente.

Sin embargo, más allá de las pericias y los informes judiciales, cada siniestro vial en Entre Ríos evoca una realidad dolorosa: las rutas se han convertido en escenarios de riesgo cotidiano. No basta con contabilizar muertos y heridos en las estadísticas, ni con repetir fórmulas de prudencia en los comunicados oficiales. Se requiere una conciencia social más robusta, un cambio cultural en la forma de conducir y un compromiso colectivo para que la velocidad, la imprudencia o la distracción no continúen alimentando crónicas de tragedia.

Cada vuelco, cada despiste, cada vida en riesgo es un reflejo de lo que como sociedad aún no hemos comprendido: la seguridad vial no depende únicamente de la ley, sino de la responsabilidad individual de cada conductor al tomar el volante. Mientras esta lección no se interiorice, la ruta seguirá exiguiendo su costo más alto, y las familias quedarán atrapadas en el sufrimiento.

En las estadísticas de siniestralidad vial, este nuevo episodio se suma como un recordatorio más de la fragilidad de la vida al volante. La policía, una vez más y de forma oportuna, ha reiterado la necesidad de conducir con responsabilidad y adherirse a las normas de tránsito. Sin embargo, más allá del mensaje institucional, cada accidente encierra una amarga enseñanza: la ruta no perdona descuidos, y detrás de cada despiste hay una historia que puede culminar en tragedia.

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